Diario de León

Silva se pasa de los picoletos a los maderos

l Inaugura la serie de Manuela Mauri, inspectora de homicidios. derechos humanos «Si importamos y explotamos a seres humanos como mercancía y los despreciamos, estamos a un paso de Auschwitz», denuncian los autores de ‘si esto es un mujer’.

Fotografía de los escritores Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, autores conjuntos de la obra

Fotografía de los escritores Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, autores conjuntos de la obra

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miguel lorenci
León

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L orenzo Silva (Madrid, 1967) se pasa de los picoletos a los maderos. Y lo hace en compañía. Noemí Trujillo (Barcelona, 1976) firma al alimón con Silva Si esto es una mujer (Destino), la novela con la que ambos inauguran la serie de Manuela Mauri, impetuosa, desabrida y terrenal inspectora de homicidios de la Policía Nacional que poco tiene que ver con Ruben Bevilacqua, el subteniente de la Guardia Civil que, junto a la ya sargento Virginia Chamorro, encumbró a Silva como uno de los grandes del ‘noir’ ibérico. Y eso que Vila aparece fugazmente en esta novela en torno a un truculento crimen real, con la trata de mujeres, el racismo más atroz y un desprecio al diferente que puede conducirnos al abismo como telón de fondo.

Mauri quedará con Bevilacqua en Chicote, la legendaria coctelería de la Gran Vía de Madrid en la que Silva y Trujillo —narradora, poeta ensayista y editora— quisieron presentar su nueva ficción policíaca a cuatro manos, que marca un antes y un después en sus carreras. La inspectora que protagoniza la historia es una madrileña de Carabanchel, como Silva, pero que a diferencia del viajero Bevilacqua, trabaja sólo en el área metropolitana de la capital y su entorno. «Es un homenaje al ciudad y a la comunidad que ha sido muy generosa conmigo», dijo el escritor, que parte casi de cero con esta nueva aventura narrativa y el cambio de coordenadas. «Regresar al principio con un nuevo personaje es algo ilusionante», dice Silva pensando en Raymond Chandler. El creado de Philip Marlowe dijo que «volver a empezar es ser de nuevo un adolescente en una empresa en la que sólo te ayudarán la pasión y la humildad». Y así se siente el escritor y abogado.

Manuela, que llega para quedarse, nació en ‘Carabanchel Blues’ un cuento de quince páginas publicado por Silva hace tiempo y en que la madero investigaba un asesinato en su antigua calle. «Tiró de nosotros y se impuso su perfil múltiple como policía dura y astuta, pero también como madre, divorciada y amante, con problemas familiares, emocionales e hipotecarios», explican los autores. En la novela investiga un caso con base real, el brutal asesinato de una prostituta negra de 22 años a la que nadie reclamó. Un «estremecedor» crimen cometido en 2003 y que tuvo una dificultosa resolución bajo el nombre clave de ‘operación vertedero’. «Ya nos gustaría que fuera totalmente inventada: pero se inspira en un crimen real, el de Edith Napoleón, una mujer de origen nigeriano que fue asesinada en Boadilla del Monte por quien parecía ser un ciudadano ejemplar, pero que no tuvo remilgos en descuartizar su cadáver y arrojar sus despojos en varios contenedores», explican los autores.

Despersonalización

«Las sociedades que importan seres humanos como mercancía y les explotan como tal dan una medida muy gráfica de quiénes somos, de cómo podemos despersonalizar a alguien hasta llegar a trocearlo, meter sus pedazos en bolsas y tirarlos a la basura tras consumir esa mercancía», se duele Silva. Pero al tiempo se felicita de que la Policía Nacional fuera capaz de resolver el caso. «Vivimos, por fortuna, en un país donde no hay muertos de primera y de segunda, y eso es una suerte», dice orgulloso de la labor policial que dilucidó el crimen de la nigeriana a quien dedican la novela junto al picoleto que resolvió el caso real, Joaquín Palacios.

«Sí desprecias a un ser humano hasta ese punto, de ese desprecio a Auschwitz hay sólo un paso, como decía Primo Levi», advierten los autores, que también citan al escritor italiano parafraseando en el título uno de sus libros: Si esto es un hombre. Sabe Silva que la literatura «no cambia el mundo» pero está seguro de que historias como esta «si logran transformar conciencias». «Y esa modificación es la que acaba transformando la realidad», se ufana. «Habrá serie, porque el personaje tiene recorrido y de hecho ya estamos trabajando en una segunda novela», reconoce Silva. «Escribir al alimón no es fácil, exige esfuerzo de transacción que es complejo pero gratificante», admiten Trujillo y Silva, más que satisfechos de esta aventura narrativa paralela a la personal.

Trujillo agradece el gesto «de confianza y generosidad» que supuso invitarla a participar en la novela y el modelaje del personaje en pie de igualdad. «A Lorenzo le ofrecieron publicarla él solo en un gran grupo multinacional, y él lo rechazó, incluyendo un suculenta oferta económica», agradece Trujillo. La colaboración entre Guardia Civil y Policía «no es una quimera, ni mucho menos» para Silva y Trujillo. «Ha mejorado sustancialmente», dice Silva. También ha mejorado, y cómo, el aprecio de ambos cuerpos por parte de la ciudadanía. Y no cree el escritor que hay sido únicamente por sus novelas. «Hace veinticinco años se veía a la Guardia Civil como el diablo y hoy ses una de las mejor valoradas junto a la Policía Nacional. Por algo será», señala.

Si esto es una mujer llega después de nueve novelas y dos libros de cuentos de Bevilacqua y Chamorro, serie convertida en un clásico contemporáneo que ha dado a Silva cientos de miles de lectores y algunos de los grandes premios, entre ellos el Planeta por La marca del meridiano, el Nadal por El alquimista impaciente .

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