Vicente Muñoz, escritor
«‘Las setas’ cierra el círculo del underground»
Vicente Muñoz acaba de publicar ‘las setas y otros relatos de la era pulp’, una obra en la que rescata una era de los fanzines y la literatura alternativa
Vicente Muñoz Álvarez lleva más de 30 años dejando un rastro de tinta underground a su paso, con una versatilidad absoluta que le hace diferente a todo lo demás que se publica en este país, a la vez que le convierte en creador de un camino donde muchos otros le siguen. Poeta, escritor de novelas, cuentos y ensayos, con una vocación a echar la vista atrás, en la literatura, en el cine y en la música, aunque siempre con un ojo puesto en el horizonte de lo que ha de venir.
—Cada uno de tus libros es distinto a los anteriores, a pesar de que todos ellos tienen en común la huella de estar escritos al margen, en esa zona en penumbra que se forma entre la luz y la sombra. Eso es algo que encontramos en estos relatos, sobre todo en el tipo de personajes que “merodean” entre sus páginas, en esa ‘Era Pulp’ que avanzas en el título. ¿A qué se debe el título ‘Las setas y otros relatos de la Era Pulp’?
—Con ‘Era Pulp’ me refiero a la época dorada de la prensa contracultural y la literatura subterránea en este país, la década de los 90 del pasado siglo, en la que proliferaron las revistas y fanzines de tendencia underground, especializados en cultura alternativa, que propiciaron un tipo de literatura transgresora y crítica, desprejuiciada y ajena por completo al canon oficial imperante. Como editor de Vinalia Trippers, viví esa etapa muy intensamente, conociendo a cientos de escritores afines y colaborando en docenas de revistas, antologías y proyectos paralelos, y este libro es un homenaje a aquellos años y aquella manera de entender la literatura y el mundo. Las Setas, por otro lado, es el título del relato que abre el libro, publicado originalmente en el primer número de Vinalia Trippers en 1996, cerrando simbólicamente, veinticinco años después, el círculo.
— En este libro recopilas 30 relatos, escritos a lo largo del tiempo y en distintas etapas literarias, desde los años 90 hasta ahora. ¿Cómo se consigue la coherencia del conjunto?
— Independientemente del estilo y la temática de cada relato, que varía con el paso de los años, he elegido para esta antología en concreto los más viscerales y truculentos, fiel al espíritu de la literatura pulp norteamericana, básica en mi formación. Ese es, digamos, el hilo conductor del libro, al margen de las peculiaridades de cada relato.
— Hofmann, Carver, Baudelaire, Bukowski, Céline Kerouac, Burroughs, Bernhard, Pavese, Fante, Blackwood, Poe, Hammet, Dick… son algunos de los autores que citas en estas páginas y que, de una manera u otra, también te acompañan en otras obras. ¿Qué debes a ellos en tu literatura?
— Básicamente, una manera de escribir transgresora, sin filtros ni ataduras, subversiva y no complaciente, al margen de los tejemanejes del mundo. La valentía de contar la realidad tal cual es, o al menos como tú la ves, guste a quien guste y pase lo que pase luego. Ese es el tipo de escritor con el que más me identifico.
— No obstante, se dice que las principales influencias que se tienen a la hora de escribir son de aquello que tenemos alrededor y de uno mismo. En los relatos de este libro nos encontramos con alguno que parece tener algún tinte autobiográfico (Sesiones de espiritismo, Deseo de ser Bruce Lee, Historias para no dormir, El Paseo, Calor…). ¿Te inspiras en alguno de ellos en vivencias propias, algún recuerdo, o son simple ficción de realismo cotidiano?
— Aunque este libro incluye algunos relatos de pura ficción, la mayoría son autobiográficos, algunos de los que citas, incluso, al pie de la letra. De hecho, me considero por encima de cualquier otra etiqueta un escritor autobiográfico, y casi todos mis libros, sobre todo los de poesía, lo son.
— ¿En qué crees tú que consiste el realismo literario en tus libros?
—Me gusta retratar y cuestionar el mundo que me rodea, y hacer literatura de mi propia vida y experiencias. Esa es mi mayor fuente de inspiración.
—En tu literatura, y también en estos relatos, se percibe en ocasiones el fracaso de lo cotidiano, la frustración social. ¿Es esto un signo de que la sociedad nos lleva al desencanto?
—Esa sensación gravita, me temo, sobre toda mi obra, y es uno de sus motores básicos: cómo la sociedad, el Estado de Bienestar, el capitalismo, la política, la manipulación, nos llevan finalmente al nihilismo y el desencanto.
—Algo que es evidente es tu amor y afición por el cine, principalmente por las series B y Z, las viejas películas de terror, el giallo y el cine de culto. De hecho, has escrito la maravillosa trilogía Cult Movies, donde nos acercas a ese tipo de películas marginales que, al menos, se deberían visionar una vez en la vida.
—Es, de hecho, una fuente de inspiración fundamental para mí, y más aún ese tipo de cine que mencionas: desde niño me he criado con él, soy un cinéfilo empedernido, y mis libros están llenos de referencias y guiños al cine de culto.
—En ‘Las setas y otros relatos de la Era Pulp’ reúnes algunos de tus relatos más significativos en tu trayectoria literaria, incluyendo también algún cuento inédito. Algunos fueron publicados en fanzines o en libros anteriores. ¿Has buscado con esta edición hacer una retrospectiva de tus relatos? ¿Cómo ha sido la elección de los mismos?
—Como explico en la nota preliminar del libro, la mayoría de los relatos que incluye este volumen fueron publicados inicialmente en fanzines y revistas literarias de los años 90, y posteriormente en varios de mis libros de cuentos, Marginales, Perro de la lluvia, Los que vienen detrás, El merodeador, Regresiones, etc. También hay algunos inéditos, olvidados en el baúl de mis recuerdos y rescatados aquí como rarezas, Saudade, por ejemplo, y otros diseminados en antologías colectivas a lo largo del tiempo. Efectivamente, he querido rescatar para este volumen mis relatos más representativos de aquel período, dispersos en un montón de sellos editoriales y ahora por fin reunidos en esta edición de Versátiles.
— En tu obra encontramos poesía, relato, novela, ensayo... ¿Cómo decides utilizar un género u otro al enfrentarte a un nuevo proyecto?
—En mi caso, cada libro tiene su propia voz y formato, que se manifiesta ya en la primera línea, sin tener que forzarlo ni elegirlo, fluidamente y sin premeditación. Cómo lo decido, la verdad, no lo sé, me pongo a escribir y encuentro la forma, misterios de la creación...
—¿Construyes tus libros con planes previos o van saliendo de manera instintiva?
—Casi siempre, como te comentaba, de modo instintivo, sobre la marcha e improvisando, según hacia dónde me lleve el texto. Aunque otras veces, también, con una cierta estructura, sobre todo en mis libros de ensayo. La trilogía Cult Movies, por ejemplo, sí responde a un plan previo: reseñar una serie de películas que a mi juicio nadie debería perderse y a mí me impactaron. O El tiempo de los asesinos: semblanzas de algunos escritores malditos, que igualmente planifiqué. Pero normalmente, sobre todo cuando escribo poesía, no.
—¿Cómo definirías tu estilo literario?
—Realismo existencial, tal vez.
—Sabemos por alguno de tus libros y de tus posts en redes sociales que, a pesar de tu dedicación a la literatura, lo que te da para vivir es tu trabajo comercial como representante de calzado. Nos hablas de tus rutas, de las dificultades de la venta, del tiempo de desconexión con la escritura. ¿Cómo te enfrentas a estos espacios de tiempo sin escribir? ¿Son tiempo de creación sin llevarla al papel, o tomas notas?
—Efectivamente, ese es mi otro oficio, el que realmente me da de comer, y una de las fuentes básicas de mi inspiración a la hora de escribir: el mundo del calzado y el comercio, del capitalismo salvaje en mis temporadas laborales (otoño y primavera), frente a la introspección y reflexión de la literatura (verano e invierno), y la dialéctica que ambos oficios provocan. De ahí, tomando notas, salió Días de ruta, un libro clave en mi trayectoria, y sus dos secuelas, Travesía y Haga lo que haga en la Tierra, que integran la trilogía La llama encendida, además de muchos otros poemas y relatos dispersos en mis libros.
—Y una vez de regreso de la ruta, ¿cuánto tiempo dedicas a escribir?
— Todo el que me siento inspirado para hacerlo, a veces mucho, otras poco y otras nada, según las circunstancias. Tiempo, también, para leer y ver películas, pasear por el bosque, ensoñar y amar, entre otras cosas de mucho poder.
—A pesar del importante número de libros publicados (más de veinticinco), no has tenido la oportunidad de acceder a una de las grandes editoriales que generan una buena proyección comercial. ¿Es esto ser un escritor underground? ¿O ser un escritor underground es lo que te lleva a sellos editoriales más pequeños?
—Yo creo que ambas cosas a la vez. Publicar en pequeñas editoriales tiene sus ventajas e inconvenientes, y según tus aspiraciones y metas, optas por ellas o no. Personalmente, yo siempre me he encontrado a gusto en editoriales independientes, en parte porque vivo de otra cosa y no tengo la presión de tener que depender de las ventas de mis libros, y en parte también porque soy consciente de que mi literatura no es para todos los públicos, la poesía no es para todos los públicos, la prosa confesional tampoco, y menos aún cuando ambas llevan el sello de la crítica social por bandera. Acceder a grandes editoriales tiene sus servidumbres, no poder escribir cómo y de lo que realmente quieres, en primer lugar, y tener que llevar un tipo de vida pública que a mí personalmente no me interesa. Prefiero, ya de puestos, vender zapatos, pero escribir lo que realmente siento y quiero, tenga o no proyección comercial.
—¿Cómo ves el mundo editorial en España?
—El que yo conozco, en el que publico y me muevo, que es precisamente el de las pequeñas editoriales, en un momento muy prometedor y activo ahora mismo, con muchos sellos haciendo y publicando cosas muy interesantes: Versátiles, Canalla, Chamán, Eolas, Boria, Aloha, Zoográfico, LcLibros, etc, etc.
—Vivimos tiempos difíciles donde la pandemia ha modificado muchas de nuestras costumbres y rutinas, nuestra manera de trabajar y enfocar nuestro día a día. ¿Cómo piensas que ha afectado la pandemia a la literatura y a la cultura en general?
—Supongo que nos ha hecho aún más conscientes de la fragilidad del mundo en que vivimos, de lo efímero y pasajero de todo, y de lo aleatorio de nuestro paso por la Tierra. Todo ello malo para nuestra psique y cordura, sin duda, pero seguramente bueno para la creación. El tiempo lo dirá.