Vicente Vallés, periodista y escritor
«Los servicios secretos han evitado muchos atentados»
Tras dos ensayos sobre la guerra fría y la influencia de Putin en Occidente, Vicente Vallés presenta la novela 'Operación Kazán', en la que la ficción se sustenta en el rigor histórico y periodístico
En 1922, el nacimiento de un niño en Nueva York cambiará la historia del mundo. Los servicios de inteligencia soviéticos diseñan para ese bebé un audaz plan de espionaje jamás imaginado. Y con este inicio es difícil lograr que no quede ningún cabo suelto... Con este tráiler narrativo se presenta Operación Kazán, la novela de Vicente Vallés con la que cierra una trilogía que comenzó con
—En 2019 le entrevisté con motivo de la publicación de ‘El rastro de los rusos muertos’. Poco después del comienzo de la guerra en Ucrania, apareció muerta una familia rusa en Lloret de Mar. Aparentemente, el hombre mató a su mujer y a su hija y luego se suicidó. ¿Qué vínculos puede tener con Moscú?
—Podría estar en la lista de los que aparecen en la lista de El rastro de los rusos muertos, pero sería especular y no hay muchos datos que nos permitan sacar conclusiones, pero desde luego es un suceso muy sospechoso que coincide además con otro caso que se produjo en otro lugar muy parecido a ese y en esos mismos días. Desde luego, las sospechas están justificadas, pero ir más allá de eso sería especular.
—¿Qué tipo de seducción te plantea el imperio ruso? ¿Qué consecuencias puede tener para Europa este intento de Vladimir Putin de reeditar el gigante soviético?
—Mi interés por Rusia en realidad se desencadena como consecuencia por mi interés por Estados Unidos, que conozco bastante bien. En El rastro de los rusos muertos es simplemente la continuación de mis investigaciones sobre las elecciones norteamericanas que ganó Donald Trump. Uno de los elementos, no el único, de aquellas elecciones fue la injerencia rusa en la campaña y siguiendo ese hilo acabé escribiendo el libro sobre la Rusia de Putin. En estos momentos, Putin está haciendo precisamente lo que ya contaba en este ensayo. Él siempre ha querido reconstruir el imperio soviético y al ritmo que él puede hacerlo pues lo está intentando.
—Explique cuál es la tesis principal de Operación Kazán
—Es prácticamente la continuación lógica de los dos libros anteriores pero en formato de ficción. Hay un hilo conductor entre los libros anteriores y éste. Es el fruto de la investigación previa de El rastro de los rusos muertos. Y es que la injerencia rusa en las elecciones americanas ya habría dado para escribir una novela y lo que he hecho ha sido elevar el listón de la injerencia por encima de lo que ocurría en la realidad y convertirlo en una novela de espías con mucho de novela histórica.
—Operación Kazán abarca casi un siglo de historia. ¿Cómo encajan todas las piezas?
—Es un trabajo laborioso, ciertamente, pero tiene la lógica cronológica de seguir los acontecimientos que se van produciendo. Uno de los protagonistas principales de la novela nace en 1922 y es natural seguir el transcurrir los acontecimientos. Hablamos de la Unión Soviética, del periodo de entreguerras, de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la Caída del Muro de Berlín, y los procesos electorales que se han ido produciendo en Estados Unidos.
—¿Cómo se ve el siglo XXI desde la perspectiva del XX?
—En la historia se producen acontecimientos cíclicos. En la primera mitad del siglo XX se produjo un crecimiento exponencial de la extrema derecha y de la extrema izquierda, entre la revolución soviética y el nacimiento de los fascismos en Italia, Alemania y España. En estos tiempos hemos asistido a un resurgimiento importante de fuerzas extremistas a izquierda y derecha. Este es un proceso que debe preocupar y que en algunos países ha tenido acontecimiento muy importantes. Es el caso de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, efecto del crecimiento del populismo que aún no ha dejado de producirse. A pesar de la victoria de Biden. Trump tuvo un resultado electoral magnífico. No logró ganar, pero tuvo un crecimiento en votos importante. No olvidemos el Brexit, otro fruto del populismo imperante. Hemos asistido a la victoria de partidos de extrema izquierda en Grecia, en España, de partidos de extrema derecha en Italia, en Hungría, en Austria... Estamos en un proceso en el que tendremos que replantearnos algunas cosas y analizarlo. También es cierto que los procesos electorales que estamos viendo, como en Andalucía el pasado domingo, han sido un freno tanto para la extrema izquierda como para la extrema derecha. Por suerte, los extremos no han logrado que dejen de celebrarse elecciones libres en todos los países de Europa y sus crecimientos siempre van sucedidos de momentos en los que decrecen.
—¿Considera que la extrema derecha está tutelada por Putin?
—Tutelados es una palabra que habría que definir. Putin ha intentado alimentar los extremismos desde hace décadas. Se ha producido de una manera especial en los últimos diez años. Putin ha sabido, a través de la utilización masiva de la desinformación, alimentar los extremismos para generar problemas serios en los países occidentales.
—¿Qué salto narrativo ha tenido que dar para pasar del ensayo a la novela?
—Hay elementos en los que la ficción es más compleja y otros, en los que puede ser casi un desahogo en relación al ensayo. Lógicamente en un ensayo tienes que certificar que todo lo que cuentas es cierto y confirmarlo. Lleva una tarea periodística ardua. En un libro de ficción hay muchos datos reales, todo lo que tiene que ver con los elementos de novela histórica que hay en Operación Kazán tienen que estar confirmados, para lo que es necesaria una labor de investigación. Pero, por otro lado, la ficción te permite un cierto desahogo literario y puedes introducir tramas ficticias que en un ensayo tienes vetado.
—¿Qué es lo que el lector que se asome a ‘Operación Kazán’ va a encontrar?
—Operación Kazán es, por un lado, una novela de espías, de intriga, de suspense. Pero, además, es una obra histórica. El objetivo principal que yo he tenido al escribirla es que el lector se entretenga, que pase un buen rato, que le apetezca pasar las páginas porque no quiera perderse el resultado final de la historia. Mi único objetivo es ese y si, además de eso, el lector recuerda algún episodio histórico que había olvidado, estupendo, si descubre alguno que no conocía, todavía mejor.
—¿El hecho de estar tan cerca del poder le ayuda, le da más herramientas para afrontar una novela como esta?
—Te da herramientas de conocimiento que en algunas partes de la novela hacerla más creíble y tener conocimientos que otros escritores no tienen. Soy periodista y periodista de televisión, con lo que mi estilo es muy visual, algo que a algunos les gustará y a otros, no tanto, pero es inevitable.
—¿Qué características tiene la sociedad española que la hacen más o menos inmune a los extremismos?
—Que tengamos una cierta tendencia a que episódicamente por la historia hayamos tenido momentos en los que triunfan los radicalismos no quiere decir que seamos diferentes a los demás. No hay más que ver lo que acaba de suceder en Francia con los resultados de Melenchon y Le Pen en las legislativas. En Colombia, votaron el domingo pasado entre un antiguo guerrillero y un trumpista y no tenían más opciones que esas dos. En Italia no hay más que ver la lista de extremismos que hay a izquierda y derecha y en Grecia, hasta hace no mucho, gobernó un partido asimilable a Podemos. No somos una excepción. En realidad, todo son ciclos históricos. En 2015 se produjo un crecimiento muy grande de las posiciones más radicales de izquierdas con la llegada de Podemos. De repente, en 2019, Vox consiguió más de 50 escaños y parecía que estaba en condiciones de comerse al PP. Pues no, y ayer —por el domingo pasado— cuando pensaban que iban a ser determinantes en una gran comunidad autónoma como Andalucía, no lo han conseguido. Una de las grandes virtudes de la democracia es que se vota de manera periódica y la gente puede cambiar su voto cuando lo considera oportuno, hacia una dirección o hacia la otra. En alguna circunstancias nos polarizamos mucho y, en otras, nos despolarizamos, pero no es una circunstancia española. No hay más que mirar a nuestro alrededor para ver lo que está pasando.
—En la novela, una de las protagonistas pertenece al CNI. ¿Qué dimensión tienen los espías en la democracia española ahora que ha habido tanta polémica?
—Los servicios secretos son imprescindibles. Hay ocasiones en las que no consiguen sus objetivos y se producen atentados terribles pero, de la misma manera hay que saber que han evitado muchos y nunca nos hemos enterado ni nos enteraremos, precisamente porque la característica propia de estos servicios es trabajar en secreto. Y, gracias a eso consiguen éxitos que nunca sabremos.
—El acceso de determinados grupos políticos a secretos oficiales ¿qué le parece?
—En realidad, la comisión de fondos reservados ha funcionado poco en España. El partido el poder y el que está en la oposición suelen tener el suficiente poder juntos para decidir quién está y quién no está. Luego está la responsabilidad de los altos cargos de estos servicios para transmitir la información que deben para que no discurra libremente, porque cada vez que se reúne esa comisión termina circulando todo lo que allí se cuenta.