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POESÍA

Brillantes expectativas póstumas Francisco López Serrano FPremio Emilio Alarcos, Visor

Crónica de una mudanza

Publicado por
León

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josé enrique martínez

E n la composición titulada Poética »traza López Serrano (Zaragoza, 1960), autor de una decena de poemarios, su entendimiento de la poesía, al menos en ese poema que eleva el tono y la facundia para rebajarlo en los versos finales; en su ascenso, el poeta maquina «la aniquilación del universo, como si un poema fuera «capaz / de hacer estallar las mentes / y de corroer la materia», «un poema cuya rima tuviera la consonancia / del estallido de una supernova…/ un poema capaz de recorrer el espacio infinito / como un escalofrío cabalgando un relámpago»; pero el poeta desciende tras la inmersión cósmica, el verbo elocuente y la poética utópica a la realidad de la insuficiencia, pues «hacer poesía es algo tan inofensivo / como ineficaz». La composición ofrece señas del quehacer poético de López Serrano, experto en epatar al lector con la fuerza del verbo o del impulso anímico. El poemario expresa, en esencia, la necesidad de un cambio, de la Mudanza , como se titula el poema que cierra el libro; el hecho de mudarse de casa actúa como metáfora de un cambio vital o de un estado provisional que resumen los versos finales, los cuales condensan el sentido último del poemario: «Esta es la crónica de una mudanza… / la crónica de la transición de un sentido a otro, / de un sinsentido a otro. Una breve escala / en un camino nuevo que no/sí sé adónde lleva». La mudanza proviene de la «desavenencia con el propio cuerpo», de la «disidencia con lo que nos es dado», con el mundo. De ahí el deseo de una metamorfosis, de una transformación. Original e incisivo, sorprenden las deslumbrantes imágenes: «En los barrios míseros del mundo / la noche cae igual que una mortaja provisional»; es verdad que en ocasiones nos deja perplejos, como cuando sus requiebros metafóricos con la luz se comparan con «el que mantendrían una mujer y un hombre / en la barra del bar de un hotel de Chicago / durante una convención de dentistas»; es un feísmo por el que apuesta en un título como Mierda y eternidad , en el verso final de un poema («mola que te cagas») o en el comienzo de otro: «Durante la lenta y meditada cagada mañanera / rezo, amado mío, una breve oración por ti». Por mucho humor que se le ponga, parece cuando menos repelente que la poesía, elevación y belleza, descienda groseramente hasta el retrete. Prefiero poemas como A Walk whith Death en el que brota la vena poético-emotiva ante la agonía de una paloma.