Tengo algunas preguntas para usted. Rebecca Makkai Sexto Piso. 500 páginas. 22,70 euros.
Rebecca Makkai: «Tengo una obsesión por la memoria»
«El ‘true crime’ ha contribuido a resolver casos, pero tiene parte negativa»
«La literatura no debe tener el objetivo de emitir veredictos, sino de formular las mejores preguntas»
Efe
A ficionada a las historias basadas en los crímenes reales, la escritora estadounidense Rebecca Makkai aborda en su nueva novela, Tengo algunas preguntas para usted la obsesión que hay por parte de lectores y espectadores por el género, aunque en la obra también explora la ambivalencia de la culpa o la complejidad de la verdad.
En una entrevista con Efe, en su segunda visita a Barcelona, ha rememorado que cuando acabó Los optimistas , finalista del premio Pulitzer y cuyos derechos se han adquirido para filmar una película, se planteó crear un relato que fuera «trepidante de leer» y que llegara a un público más amplio, tras detenerse en esta obra en los estragos que provocó el sida en los años ochenta en su Chicago natal. Sentada ante el ordenador empezó a armar una nueva historia, publicada por Sexto Piso, en la que Bodie Kane, artífice de un pódcast de éxito, es invitada a impartir clases en el internado Granby, donde pasó su adolescencia y donde vivió el episodio más terrible de su vida: el asesinato de su compañera de habitación, Thalia.
El caso vuelve a ocupar toda su vida desde que pone los pies en ese lugar y no rehuye que cuando ocurrió el caso en 1995 podría haber habido equivocaciones en la investigación, mentiras o suposiciones erróneas. «En toda mi obra —ha afirmado— el tema de la memoria está muy presente. Tengo como una obsesión por la memoria y el recuerdo, aunque creo que es algo natural en todos, porque es lo que nos ha hecho lo que somos y lo que nos ha llevado hasta el presente. Pero te puedes plantear que igual hay una parte que es falsa, o que quizá hay datos erróneos, que hay cosas que se pierden por el camino. En esta novela es un tema clave». Piensa que tal vez contribuya a que ya ha superado los cuarenta años, tiene hijas adolescentes y que se ha dado cuenta de que ha pasado mucho tiempo de todo y de que es momento de mirar hacia atrás, algo que el Me too cree: «También nos invitó a hacer, a llevarnos a plantear si hechos que sucedieron en el pasado los interpretamos bien o si el paso del tiempo puede cambiar mi percepción sobre ellos».
En la novela, precisamente, se pone de manifiesto cómo el Me too ha llevado a muchas personas a mirar hacia atrás y a revisitar el pasado porque, según Makkai, «hechos que ocurrían como el asedio sexual o discursos sobre el odio o la crueldad, ahora no se tolerarían. A la vez, cosas que hace veinte años nos molestaban pero de las que incluso reíamos, ahora no nos hacen ninguna gracia».
La escritora ha defendido que el interés humano por las historias basadas en crímenes reales no es algo nuevo, sino que en el mundo moderno viene ya de los años veinte del siglo pasado aunque: «Incluso podemos ir a la Edad Media, cuando a partir de rumores sobre asesinatos, vete a saber dónde, se creaban leyendas o se hacían canciones».
«En la actualidad la proliferación es muy importante a través de los medios, muchos de ellos, amateurs, lo que lleva a que cualquier persona si quiere se puede encerrar todo un fin de semana para absorber mucha información y pensar que es un experto».
A su juicio, el true crime ha contribuido a que se hayan «resuelto casos o a que víctimas más marginales, que no son tan atractivas para la televisión, hayan sido objeto de interés. La aportación de los oyentes o de gente que tiene datos y los da a conocer es positivo para lo que decíamos, la resolución».
Sin embargo, no obvia que hay una parte negativa puesto que ha habido gente que ha llegado a «asediar a sospechosos, a volver a traumatizar a víctimas o a hacerlo aflorar todo ante las familias, incluso yendo a las escenas del crimen, removiendo allí».
Para documentarse para la novela ha llevado a cabo mucho «trabajo de campo», leyendo mucho sobre casos diversos y escuchando pódcasts o viendo series de televisión, aunque sin querer llegar a ninguna conclusión porque, afirma: «Al final, la literatura no debe tener el objetivo de emitir veredictos, sino de formular las mejores preguntas, las mejor articuladas». Preguntada por nuevos proyectos, ha avanzado que está trabajando en una ficción histórica, ambientada en los Estados Unidos, en el año 1938, basada en hechos reales, con un protagonista que existió, lo que para ella supone un reto porque le comportará mucha investigación.