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REPORTAJE

Teresa Monge: La concordia en una saca de Valverde

Piélago del Moro publica la biografía de Víctor del Reguero sobre Teresa Monge en la colección ‘La memoria del Norte’

Imagen de Teresa Monge por Pepe Gracia. DL

León

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Tocaba el violín, estudió en Sierra Pambley y fue becada por la JAE defendía los derechos de la infancia y de la mujer trabajadora y formó parte de las Juventudes Socialistas de León. Presa en el campo de concentración de San Marcos, murió de un tiro en una saca de falangistas de San Marcos. Teresa Monje tuvo una corta pero intensa vida y hoy es el exponente de la represión ejercida en León tras el golpe de Estado que desató la Guerra Civil

A seguraba en una entrevista publicada recientemente el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, que la ley de Concordia aprobada por el PP y Vox busca reparar a las víctimas de la Guerra Civil de uno y otro bando. No haría mal el militante de Vox en leer la biografía sobre Teresa Monge publicada por Piélago del Moro en su colección La memoria del Norte. Obra de Víctor del Reguero, el libro es la foto fija de la represión que los sublevados llevaron a cabo en León a través de la vida de una de sus familias que con más saña sufrió la abominación de las torturas falangistas.

Teresa Monge. Una revelación femenina en León es el título del libro, que recupera documentos perdidos hasta hoy y que dan luz acerca de la personalidad de una mujer que en su corta vida —su paso por el mundo duró 23 años— tuvo tiempo de poner en marcha una lucha por la dignidad que la guerra sepultó.

Víctor del Reguero destaca que no fue fácil trazar su biografía y asume que «el testigo de su memoria ha sufrido no ya solo la simplificación o la magnificencia de su conversión en mito, con lo que ello supone de pervivencia pero también de invención, sino el desvanecimiento de lo poco que sabemos de ella». Lo ejemplifica en el equívoco, repetido por quienes escriben de oídas, sobre el año y lugar de su nacimiento. Y es que a pesar de que se repite que llegó al mundo en Monforte de Lemos en 1914, lo cierto es que lo hizo en León un año antes.

Imagen de Víctor del Reguero, autor de la biografía, en el claustro de San Marcos.MARIA FUENTES

La vida de Teresa Monge estaba escrita casi desde antes de su nacimiento. Su familia vivía en el Barrio de Santa Ana, lugar en el que vivían los artesanos y jornaleros de la ciudad y que era «paso obligado para todas las clases populares que vendían y compraban en el mercado que se instalaba en los soportales de su plaza». El autor destaca que en aquel momento la ciudad contaba con 17.000 habitantes, de los que alrededor de 2.000 pertenecían a la clase obrera: «Una gran parte trabajaba en el campo por lo que más de la mitad del año se veía privada de ingresos y los que podían se empleaban en obras como braceros y albañiles, si bien el jornal que recibían no les permitía cubrir el sustento diario». En 1910 surge en la capital la Juventud Socialista con 62 afiliados y Juan Monge, padre de Teresa, será uno de ellos. En 1923 adquiere por 15.000 pesetas una casa en la calle Misericordia, cuesta de los Castañones y Santa Cruz, donde instaló su taller de carpintería. Esta vivienda le sería confiscada en la guerra y, a pesar de sus intentos por recuperarla en los tribunales, fue improductivo y murió sin haber recuperado sus propiedades. Un caso más del expolio que sufrieron los republicanos en la guerra.

Grupo femenino de las Juventudes Socialistas de León, con Teresa Monge en el centro, el 1 de mayo de 1936PIÉLAGO DEL MORO

Teresa Monje ingresó como alumna en septiembre de 1924 en la Escuela Industrial de Obreros creada por Sierra Pambley. Superó para ello un examen consistente en un ejercicio de lectura, uno de escritura y otro de aritmética. Ese examen, destaca Víctor del Reguero, se conserva en el archivo de la Fundación Sierra Pambley junto a otro de aritmética del año siguiente, así como su libreta de mutualista de la Mutualidad Escolar de Niñas. «Este sistema, pensado para fomentar el ahorro desde la infancia, permitía, con pequeñas aportaciones mensuales, que los escolares tuvieran un pequeño capital en su cartilla al terminar sus estudios», explica el autor.

Su activismo político le llegó en edad temprana. De hecho, hay noticias de su participación en las JSU y el 7 de mayo de 1937 colaboró junto a su prima Felisa en un mitin en el Teatro Principal organizado por la sección leonesa de la FETE —Federación de Trabajadores de la Enseñanza— y otra en Puente Castro

Su actividad más importante fue sin duda la edición del semanario Iskra —hijo del creado en 1900 por los emigrantes socialistas rusos—. Teresa Monje firmó artículos en este semanario desde el primer día. En junio de 1936, un mes antes de comenzar la guerra, publicaba sus impresiones de un viaje a Asturias en el que hablaba de las mujeres asturianas — «Obra irreprochable de la mujer asturiana, brava y decidida, que con una conciencia clara del deber, educa a su hijo orientándole por el verdadero camino de la vida, que es lucha»— a las que conocía bien. No en balde con el fracaso del movimiento revolucionario de 1934 Teresa formó parte de la Asociación Proinfancia con el objetivo de cuidar de los menores que habían quedado desamparados. Se llegó a acoger a niños asturianos en algunos hogares leoneses. «Su sede era el Ateneo Obrero y organizaron una Semana del Niño para recaudar fondos y obtener productos y regalos para los pequeños junto con tómbolas, conferencias y otros actos. Se quejaban de que las autoridades no solo no colaboraban sino que torpedeaban su labor, no facilitando los permisos para las reuniones ni condonando algunas tasas, lo que hacía recaer toda la solidaridad en los particulares».

En San Marcos

Con la sublevación militar, las detenciones abundaron no solo en la ciudad sino también en toda la provincia. El edificio de San Marcos fue habilitado como campo de concentración a la vez que se habilitaba en él el cuartel de Falange. «Son muchos los interrogantes y muy pocas las respuestas. A falta de cualquier rastro documental, cabe suponer que fue detenida el mismo día de la sublevación y terminó en el campo de concentración de San Marcos, donde las menciones de algunas presas la sitúan». Añade Del Reguero que la única certeza la aporta una inscripción del Registro civil de Valverde de la Virgen en la que consta que la noche del 12 de octubre de 1936 el juez municipal Manuel Gutiérrez González y el secretario Heliodoro Pastrana inscribieron su defunción en el «campo de Frenos» a consecuencia de heridas de arma de fuego. El cuerpo fue hallado en el kilómetro ocho de la carretera León-Astorga, «a la izquierda donde llaman Canal» consignándose que fue reconocida por varias personas de León por las ropas y por un papel que había junto a su cadáver. «La certificación anotó que sus restos fueron enterrados en ese lugar». El escritor recuerda además que ese mismo día fueron hallados allí otros 29 cadáveres, por lo que todo lleva a pensar que se trató de una saca hecha en San Marcos. «Aunque trece de ellos no fueron identificados, entre los asesinados estaban Pío Álvarez, bibliotecario de Sierra Pambley, el contable Ángel Arroyo Lescún, el maestro Julio Marcos Candanedo, los ferroviarios Patricio Mera Alonso, Saturnino García Canal y Felipe Fernández Gutiérrez, el montador de máquinas Victorino Jerez Rodríguez, el chófer Luis Pérez Luengos y dos mujeres: Visitacion Herrero y Josefa Tascón.

El silencio fue el telón de una vida breve y atribulada que representa a la mayoría de las víctimas de la represión en León. Y es que la historia de Teresa Monge es la de la desolación. Toda su familia sufrió la represión, la muerte y el exilio. Uno de sus hermanos, Eliseo Monge, fue paseado, mientras otros primos fueron encarcelados y dos de ellos también ejecutados. Su padre, Juan Monge Zapico, permaneció durante doce años escondido en una casa de Vilecha, mientras el bando golpista se incautaba de todos sus bienes en su ausencia y el único hermano que sobrevivió lo hizo entrando y saliendo del psiquiátrico el resto de su vida por la terrible experiencia vital.

El libro Teresa Monge: Una revelación femenina en León es el número 2 de la serie Memoria Mínima del Norte iniciada por La Memoria del Norte el pasado año con el primero, dedicado al maestro Nicolás Diez Valbuena, leonés que desarrolló su carrera profesional en Asturias hasta su exilio y fallecimiento en la URSS. La serie continuará con un nuevo libro dedicado a otra mujer leonesa.