LAS FIERAS Clara Usón Seix Barral. 376 pp.
Frivolidad del mal con la etarra Idoia
l ‘Las fieras’ (Seix Barral) es el título de la última novela de Clara Usón (Barcelona, 1961)
La autora ha querido reflejar cómo la «violencia irrespirable» de la época afectaba a la población
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I doia López Riaño, la Tigresa, fue una de las terroristas más sanguinarias de ETA, pero su belleza la convirtió en un «personaje de fascinación», en «una ‘celebrity’», asegura la escritora Clara Usón, que vuelve a hablar en su última novela de la «frivolidad del mal».
Las fieras (Seix Barral) es el título de la última novela de Clara Usón (Barcelona, 1961) en la que habla de cómo se asocia «la belleza al bueno, de cómo la guapa que mata se convierte en un personaje de fascinación, en una ‘femme fatal’. Se convirtió en una ‘celebrity’»: los periodistas iban a la cárcel a preguntar a los funcionarios qué comía y con quién andaba.
Junto a la Tigresa, la novela de Usón está protagonizada por Miren, una adolescente desarraigada que busca su lugar en el Euskadi de los 80, los años de plomo, con un padre violento, un chapucero policía de la vieja escuela metido en los GAL.
«Cuando estás en un ambiente tan crispado, tan polarizado, con tanta violencia, acabas teniendo un comportamiento feroz», ha indicado la autora.
Idoia López Riaño, nacida en San Sebastián en 1964, hija de inmigrantes salmantinos, estuvo implicada en 23 asesinatos cometidos por la banda terrorista desde principios de los ochenta hasta su detención en 1994. Salió de prisión en 2016 tras cometer 23 años de condena.
«Ni hablaré, ni he querido hablar ni la hubiera podido encontrar», ha indicado Usón sobre La Tigresa, respecto a la que ha realizado un intenso trabajo de documentación.
De ella, a la autora le interesa cómo al amparo de un dogma, como es el nacionalismo extremo: «Tiene una visión de sí misma como una buena persona, se ve como generosa, altruista, empática. Dice que quería ser bombera para salvar vidas, pero le dijeron que iba a salvar muchas más metiéndose a ETA para salvar a la patria».
Ante ella, otro personaje de la novela es Amadeo, en los GAL, convencido también de que para la salvación de la patria española el fin justifica los medios. «Y cuando dices eso, los medios se acaban convirtiendo en el fin».
Clara Usón considera que en términos cuantitativos, evidentemente ETA fue mucho más que los GAL porque mató a 800 personas frente a 27 «y los números cuentan cuando hablamos de muertos», pero la gravedad que reviste para ella es que fuera un terrorismo impulsado por un Gobierno que es el que debe velar por las leyes.
Por eso cree que sería bueno que se dijera que no está bien matar ni por la patria, dice la autora, que considera positivo para la convivencia que se reconocieran como víctimas del terrorismo a las de los GAL.
«Y, además, en el momento en que Bildu se atreva a decir que ETA fue un disparate de principio a fin y que no tenía justificación ninguna, dejaría de servir como argumento a algunos partidos políticos».
Clara Usón ha alertado de cómo en la actualidad «se está caldeando el ambiente, cómo se está polarizando. Y primero empiezan las palabras y luego vienen las pistolas» y ha asegurado que ella con palabras intenta «luchar contra las pistolas».
En su novela, la autora ha querido reflejar cómo la «violencia irrespirable» de la época afectaba a la población, a la gente como Miren o su hermano, un niño que ahorra dinero en una hucha para irse de Euskadi porque lo vive como un infierno.