Diario de León

FILANDÓN

letras con música

El músico y escritor desvela en el libro ‘Historia de un piano 31887’ el asombroso periplo de su piano, un Grotrian-Steinweg de 1915 construido en Alemania que alberga en su interior una misteriosa lista de nombres.

El asombroso periplo de un piano alemán

Ramón Gener: «En las cosas que importan nunca es tarde para nada»

La primera melodía que recuerda el músico y divulgador cultural Ramon Gener haber tocado al piano, con apenas seis años, fue la 'Sonatina fácil para principiantes' de Clementi. Más de cincuenta años más tarde vuelve a interpretar un fragmento en una entrevista con EFE para hablar de su debut en la narrativa, 'Història d'un piano'.

El escritor y músico Ramón Gener.Enric Fontcuberta

Publicado por
Rosa Palo
Madrid

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Generoso, Ramón Gener intenta facilitar la entrevista dando respuestas cortas, pero la entrevistadora le ruega que desarrolle cuanto quiera sus contestaciones porque, como ya saben los muchos seguidores de sus programas televisivos como This is Opera o This is Art, es un placer escucharle por sus amplísimos conocimientos, transmitidos con un entusiasmo contagioso, y por su habilidad para despertar la curiosidad en el interlocutor, probablemente porque Gener es «muy fan de que la curiosidad nunca muera, de que siempre sigamos preguntando el porqué de todas las cosas, hasta de las más pequeñas». Ahora, en Historia de un piano 31887 (Destino), nos desvela el asombroso periplo de su piano, un Grotrian-Steinweg de 1915 construido en Alemania que alberga en su interior una misteriosa lista de nombres cuyo hallazgo será el punto de partida para reconstruir el recorrido del instrumento y viajar por la historia de Europa del siglo XX.

—¿Qué música le pondría al vermú del domingo?

—No lo sé, tendría que pensarlo. Depende de cómo sea el domingo, hay muchos domingos distintos y cada uno debería tener su propia música. En mi caso, yo tomaría el vermú sin música.

—Prefiere concentrarse en la música cuando la escucha.

—Sí, porque la música yo no puedo oírla, necesito escucharla. Cuando la música suena hay que escucharla, no se puede oír. Música de fondo igual a ir al infierno, música de fondo prohibido, es ‘vade retro’, Satanás.

—Afirma que usted no escogió a su piano, sino que su piano le escogió a usted.

—Sí. Cuando intentas encontrar un instrumento especial, no cualquier instrumento, vas a buscarlo a los lugares donde crees que lo encontrarás, pero normalmente nunca está ahí, sino que aparece en el lugar más insospechado. Es lo que me sucedió a mí y es lo que sucede normalmente.

—Su novela está llena de términos musicales. ¿La vida se puede describir a través de la música?

—Todo es música, todo lo que sucede en la vida es música, no hay nada más que música. La música es la cosa más importante después de las cosas importantes, porque no hay nadie que pueda vivir sin ella. En mi caso, la novela está llena de esos términos porque yo lo pienso todo en ‘allegro’, ‘andante’, ‘presto’, en todas esas cosas. Es el marco mental en el que vivo.

—También hay algunos pasajes escritos a la manera bíblica. ¿La música es una forma de llegar a Dios?

—La música es trascendencia. Cada uno puede tener la relación que quiera con la música y, tal vez, puede tener una relación simplemente de distracción, pero me gusta pensar que la música sirve para algo más, para intentar encontrar algún tipo de trascendencia, de que las cosas no sean porque sí, y todo ese lenguaje bíblico y las comparaciones bíblicas que hay en algunos capítulos son un intento de encontrarle a todo un tono sacro, un tono de estamos hablando de una cosa que no es solo una cosa y ya está, sino que es la cosa, y la cosa es la música.

—En su novela ensalza la figura del profesor de música.

—Los dos profesores que aparecen en la novela son un homenaje a los profesores. Yo tuve grandes maestros, empezando por mi primera maestra que fue Victoria de los Ángeles, pero a partir de ahí he tenido la suerte de tener estupendísimos profesores que lo que hicieron fue plantearme preguntas para que yo me siguiera planteando otras preguntas, así que esos profesores tan vehementes, que se entregan tanto, son mi homenaje personal a mis profesores. Uno de ellos es real y exactamente tal y como yo lo cuento en el libro; el otro, no ,porque no podía averiguarlo, es una invención novelesca, pero al final los hice a los dos iguales pensando en ese tipo de profesor en el que a mí me gusta mirarme en el espejo pensando en los que yo tuve y pensando en cuando yo también soy profesor. ¿Y qué es eso? Simplemente, intentar despertar la curiosidad de los que tienes enfrente.

—¿Hay algún género musical que no le guste?

—No. Toda la música me gusta, toda la música es música y toda la música es buena o mala dependiendo de lo bien o lo mal que esté hecha, no creo que tenga que ver con que sea de antes o de ahora. Yo me dedico más a la música de antes, aunque tengo un programa en TV3 en el que enseño música de ahora, pero no, toda la música es música y el do que ponían Brahms, Bach o Beethoven en una partitura es el mismo do que pone Rosalía, está exactamente en el mismo sitio. Cada autor hace la música que le corresponde a su tiempo, y a mí me encanta toda.

—Le confieso que he ido a la ópera por primera vez a los 54 años. ¿Tengo salvación todavía?

—¡Claro! Nunca es tarde para nada. A mí me vino el otro día una señora de 80 años, y me dijo: «Quiero comprarme un piano. ¿Tú crees que puedo empezar a tocar el piano?». Pues naturalmente que sí, claro que no lo vas a tocar como un chaval que empieza a los 6 o a los 7, pero da igual. Si es para algo que merezca la pena nunca es tarde, si es para ir a la ópera o al primer concierto de Bruce Springsteen a los 60, a los 70 o a los 80, perfecto. En la música, en el arte, en la literatura, en las cosas que de verdad importan nunca es tarde para nada.

«La música es la cosa más importante después de las cosas importantes, porque no hay nadie que pueda vivir sin ella»

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