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la voz del maestro Alejandro Jodorowsky Siruela. 312 páginas. 26 euros.

Las píldoras de un psicomago de 95 años

Jodorowsky reúne en ‘La voz del maestro’ aforismos para mostrar su «verdad interior»

El director chileno Alejandro Jodorowsky.EFE / SUSANA SÁEZ

Publicado por
Miguel Lorenci
León

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A niquila tus creencias». «Destruye tu ego». «Conócete». «El arte sólo es verdadero cuando cura». «Hollywood es puro veneno». Son algunas de las píldoras que el nonagenario piscomago Alejandro Jodorowsky (Tocopilla, Chile, 1929), reúne en su libro La voz del maestro (Siruela). A caballo entre la mística, el zen, la psicomagia, la autoayuda y la más pomposa charlatanería, Jodorowsky sigue seduciendo a decenas de miles de lectores y llenando auditorios. Lo hizo en Hollywood y en Madrid, donde desplegó su volcánica fraseología ante el encandilado auditorio que abarrotó el Teatro Príncipe Pío donde proyectó su documental Psicomagia: un arte para sanar. «Son píldoras de sabiduría que resumen 70 años de trayectoria», dice Ofelia Grande, editora de Siruela, sello que reedita Psicomagia , La danza de la realidad y El ballet místico , y que trae a Jodorowsky a la feria del libro de Madrid, que no visitaba desde hace una década.

Asegura el franco-chileno que con estos aforismos ha buscado «su verdad interior». «Es difícil hablar de la verdad; es imposible conocerla y nadie la tiene. La única realidad es la Tierra, y cuando se habla de verdades se habla de creencias», asegura. Pero la contradicción flagrante que es Jodorowsky sí cree «en la sincronicidad y el inconsciente colectivo que nos une a todos». «Somos un único individuo con el mismo árbol genealógico», asegura a sus noventa y cinco años y medio, empeñado en llegar a los 120 y convencido de que «solo se puede vivir en el presente».

El libro encadena aforismos y reflexiones pero no cree Jodorowsky a estas alturas de su vida «que menos sea más». Afirma que los países «son inventos, como la creencias». Tampoco cree en la ciencia «que «no da soluciones», ni en Dios, «que es otra construcción». Sostiene «que la felicidad está en el sacrificio del ego» y que «el inconsciente es el mejor consejero». «Hollywood es puro veneno, procura solo entretenimiento y el arte está para sanar y desarrollar la raza humana», dice cuando se le pregunta por Dune , la saga Denis Villeneuve. Él fracasó en su proyecto de rodarla hace medio siglo inspirado en los libros de Frank Herbert, con figuras como Dalí y Orson Welles en los papeles principales.

Está más que satisfecho de haberse conocido y dice que no se encontró «ni a los 20 ni a los 40 ni a los 80 ni a los 95 años». «Jodorowsky acaba de encontrar a Jodorowski esta mañana, mientras tomaba café al sol en el hotel», dice en otra de sus piruetas dialécticas y besando a su última esposa, Pascale, varias décadas más joven que él.

«El espíritu repercute en la guerra porque las guerras las creamos nosotros», dice sobre la crudelísima guerra en Palestina para apuntar ‘su’ solución. «Sería facilísimo evitar la guerra: simplemente ponerse de acuerdo», apunta risueño apelando a la sincronicidad. «La guerra de Israel no cambia nuestro espíritu, somos nosotros los que estamos cambiando la relación de Israel con los árabes», agrega.

Inventor del teatro pánico con Topor y Arrabal, amigo de Dalí, Bretch y Fromm, tarótologo, novelista, actor, director de teatro, cineasta de culto psicoartista, psicosanador, psicocharlatán —no rechaza ninguna etiqueta— aconseja «elegir siempre la intuición antes que la razón, porque la intuición siempre sabe más que la razón». «Entre hacer y no hacer, optar siempre por hacer», aconseja. «Sin la belleza del amor como meta, una civilización se derrumba», sostiene. Afincado en París, asegura no tener nacionalidad y sentirse «planetario y galáctico». La muerte le parece inútil: «Nadie sabe qué es», concluye su surrealista rueda de prensa.