Reportaje
La vida más o menos secreta de los escritores
Escritores como Arrabal, Julio Llamazares o Luis Mateo Díez han dejado imágenes curiosas. Un álbum imaginario que desvela la vida más o menos secreta en León de autores como Paul Auster o Sáenz de la Calzada
Un ‘lunático’ llamado Houellebecq puso como condición para recoger el Premio Leteo en León poder asistir con su perro. El autor de Las partículas elementales, su mascota y Fernando Arrabal —que insistió en participar en la ceremonia— formaron una improvisada y surrealista performance que dejó atónito al público en el Auditorio. Houellebecq, a pesar de hablar correctamente castellano, se negó a pronunciar una sola palabra en español. De aquella estrambótica edición del Leteo han quedado imágenes insólitas.
En un imaginario álbum de curiosidades, sin duda no faltaría la foto del escritor de Vegamián Julio Llamazares enfrentándose al mítico Boris Spassky. Ni el autor de Luna de lobos ni ninguno de los otros 24 rivales —en unas partidas simultáneas celebradas en el vestíbulo de la Facultad de Filosofía y Letras— pudo derrotar al viejo oso ruso.
El escritor neoyorquino Paul Auster vino a León acompañado por su mujer, la escritora Siri Hustvedt, autora de El verano sin hombres y Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019. Aceptó cruzar el charco y recoger el Leteo porque le hizo gracia que un grupo de futuras promesas de la literatura le otorgara el premio. Tras recibir el galardón, quedó prendado del licor de café que le sirvieron al final de la cena en el Hotel Quindós, mientras su esposa se pasó la velada hablando de Kierkegaard. A Paul Auster lo que realmente le fascinó de la ciudad fue el lapidario del Museo de León, en la planta baja de Pallarés.
A principios de los 80 el poeta Rafael Alberti y la actriz Nuria Espert visitaron León. Quedaron encandilados con el Panteón Real de San Isidoro. Por las mismas fechas el genial dramaturgo italiano Darío Fo llenó el Teatro Emperador en una velada memorable. Vestido íntegramente de ‘luto’, siendo él mismo el único decorado, presentó al público leonés Misterio bufo y acabó embarcando a los espectadores en un viaje imparable del pasado arcaico al presente, de las hambrunas medievales al papa Juan Pablo.
Pedro G. Trapiello, escritor y columnista de Diario de León, fue nombrado en el año 2000 Pastor Mayor de los Montes de Luna. Posó para la foto con un descomunal ‘perrazo’. Su hermano Andrés eligió su casa natal en Manzaneda de Torío para grabar un episodio de la serie de TVE Esta es mi tierra. Recorrió los rincones de su infancia y rememoró momentos alegres y otros no tanto en el valle del Torío.
Paulo Coelho rodó en 2001 para la televisión japonesa el documental El peregrino de Compostela. Diario de un mago, basado en el libro que escribió tras recorrer la ruta y que cambió su vida y le convirtió en un novelista de éxito. Durante los descansos el célebre escritor aprovechaba para leer Diario de León.
En 1933 Lorca hizo su segundo viaje a León con su grupo teatral La Barraca para representar Fuenteovejuna, de Lope de Vega, y La tierra de Alvargonzález, de Antonio Machado. Le acompañaba un joven leonés estudiante de Medicina, Luis Sáenz de la Calzada, que cultivó también la poesía y el arte. Afortunadamente, ha quedado una imagen de ambos.
Los escritores leoneses Luis Mateo Díez, José María Merino y Antonio Colinas se han codeado con los reyes al recibir premios como el Cervantes, el Nacional de Narrativa o el Reina Sofía de Poesía, respectivamente.
De Antonio Gamoneda, el poeta favorito de la reina Letizia, hay cientos de imágenes con escritores como Juan Gelman, Vargas Llosa o el premio Nobel Wole Soyinka, con el presidente Zapatero y también en el cementerio de León en un homenaje a los fusilados durante el franquismo. De Antonio Pereira hay muchas fotos simpáticas. Contaba con humor que la culpa de hacerse escritor la tuvieron unas gafas que le pusieron de pequeño.
Las imágenes en blanco y negro de tres niños en su bello jardín de Astorga no hacen presagiar la maldición que se cerniría sobre la saga de los Panero. Los tres, Juan Luis, Leopoldo María y Michi, murieron prematuramente y arrastraron durante toda su vida el trauma de un padre ‘castrador’, tal y como relataron en la impactante película de Jaime Chavarri El desencanto.