Diario de León

Hernández: cumbre del catolicismo español

El El catedrático José María Balcells publica ‘Asuntos del cielo’

El catedrático de Literatura de la Universidad leonesa, José María Balcells

El catedrático de Literatura de la Universidad leonesa, José María Balcellsdl

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Cristina Fanjul
León

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José María Balcells, Catedrático de Literatura española de la Universidad de León, y desde hace algunos años jubilado como docente en la universidad leonesa, ha publicado en fechas recientes una nueva aportación sobre la obra de Miguel Hernández, uno de los escritores de los que más se ha ocupado a lo largo de su muy dilatada trayectoria filológica como investigador.

A este nuevo aporte en forma de libro le ha puesto el tan elocuente título de Asuntos del cielo, y en estas páginas ha seleccionado y prologado 31 poemas de tema religioso del autor de El rayo que no cesa, Viento del pueblo , y Cancionero y romancero de ausencias . La obra fue presentada por partida doble en el pasado mes de mayo: el día 7 en el Ateneo barcelonés de la Ciudad Condal, y el 22 en la Biblioteca Pública María Moliner de la alicantina localidad de Orihuela, donde nació Miguel Hernández en 1910. Preguntado sobre la razón de haber ofrecido a los lectores esta faceta temática del poeta, José María Balcells responde que precisamente lo ha hecho porque nunca antes se había acometido una antología de este carácter, y a su juicio era conveniente hacerla para poner de relieve la importancia literaria que revisten muchos de los textos poéticos de Miguel Hernández inspirados en asuntos religiosos y más concretamente católicos.

Al respecto recuerda como aval para su trabajo que ya Pablo Neruda había subrayado la valía de tales poemas de Miguel Hernández al señalar que el oriolano no solo fue el más grande de los nuevos constructores de la poesía política a partir del año 1936, sino que con anterioridad había sido también el más grande de los poetas nuevos que ha dado el catolicismo español en el siglo XX.

Abundando en esa cuestión, añade Balcells que un experto en el hernandismo de la talla del salmantino Agustín Sánchez Vidal, catedrático de la Universidad de Zaragoza, subrayaba de entre estos poemas aquellos que habían aparecido en 1934 en la revista oriolana El Gallo Crisis, dirigida por Ramón Sijé. Sobre esos textos aseguró que constituyen uno de los corpus de poesía religiosa más sobresalientes de la poesía moderna española.

Empero, las composiciones recogidas por el catedrático de la Universidad de León en Asuntos del cielo demuestran que en la producción del autor inspirada en dicha materia hay muchos más poemas de gran relevancia, tanto desde una estricta valoración literaria, como desde el punto de vista de su contenido teológico.

Como ejemplos de esta vertiente de la poesía de Miguel Hernández, José María Balcells pone el acento en un par de poemas suficientemente ilustrativos de la pericia del poeta, bien en la construcción de sonetos, bien en la de formas de raigambre y ritmo popular. Uno fue publicado en la segunda salida de la revista El Gallo Crisis, y su asunto es mariano. El otro es uno de los varios poemas a los que su autor calificaba como «silbos», y que quiso agrupar en una publicación específica, proyecto que no llegaría a materializarse. Ambos fueron elaborados en 1934, y los trasladamos a continuación:

A María Santísima en el misterio de la Encarnación:

Hecho de palma, soledad de huerta

Afirmada por tapia y cerradura

amaneció la Flor de la criatura

¡qué mucho! virginal, ¡qué nada tuerta!

Ventana para el Sol ¡qué solo! abierta:

sin alterar la vidriera pura,

la Luz pasó el umbral de la clausura

y no forzó ni el sello ni la puerta.

Justo anillo su vientre de Lo Justo,

quedó, como antes, virgen retraimiento,

abultándole Dios seno y ombligo.

No se abrió para abrirse: dio en un susto,

(nueve meses sustento del Sustento),

Honor al barro y a la paja Trigo.

EL SILBO DEL DALE

Dale al aspa, molino,

hasta nevar el trigo.

Dale a la piedra, agua,

hasta ponerla mansa.

Dale al molino, aire,

hasta lo inacabable.

Dale al aire, cabrero,

hasta que silbe tierno.

Dale al cabrero, monte,

hasta dejarle inmóvil.

Dale al monte, lucero,

hasta que se haga cielo.

Dale, Dios, a mi alma,

hasta perfeccionarla.

Dale que dale, dale,

molino, piedra, aire,

cabrero, monte, astro;

dale que dale largo.

Dale que dale, Dios,

¡ay!,

hasta la perfección.

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