Diario de León

POESÍA

'Ningún sitio adonde ir'. Mark Strand Visor, Madrid, 2024. 450 pp.

La historia que cuento sobre ti

Publicado por
José Enrique Martínez
León

Creado:

Actualizado:

En el libro titulado La escuela de Wallace Stevens (2011), el eximio humanista Harold Bloom trazó el perfil de la poesía norteamericana del pasado siglo; entre los quince grandes poetas allí presentes se sitúa Mark Strand (1934-2014); pero en mi caso, la admiración por este escritor nació de sus apreciaciones en torno a la relación entre la poesía y la fotografía, que pueden leerse en el libro del poeta titulado Sobre nada y otros escritos (2015). Toca ahora, sin embargo, referirnos al poeta con motivo de la publicación de una amplia antología bilingüe de su poesía con el título Ningún sitio adonde ir. La edición y la traducción corren a cargo de Nicole Brezin y Martín López-Vega que subrayan la confluencia en la poesía del norteamericano (aunque canadiense de nacimiento) de lo realista y lo visionario, de las situaciones habituales y el misterio, apuntando que «cada poema suyo nos pone ante una escena cotidiana que es a la vez un enigma», algo que ocurre desde el primer libro del poeta, Durmiendo con un ojo abierto (1964), al último, Casi invisible (2012). El título del primer libro es ya indicativo de esa mixtura de realidad y sueño, al igual que el poema inicial, en el que el poeta se muestra expectante ante lo inesperado que puede suceder, si bien es Sueños el poema que infunde mayor interés por su análisis poético de la inseguridad de las cosas y los hechos y de la confusión de tiempos y lugares que en el sueño ocurre. Aunque si a lo largo de la antología tuviera que elegir un poema, me quedaría con la Elegía a mi padre siguiendo las fases de su muerte, con el duelo posterior y la indiferencia que sigue a la desaparición: «Es invierno y año nuevo. Nadie sabe de ti». Como simple lector, aprecio que los poemas suelen partir de una situación corriente (lluvia, viaje, lectura…) y que aportan un halo de claridad expresiva para hablar, trate de lo que trate, como si hablara de la vida o, según el título de un poema, de La historia de nuestras vidas, acaso porque sentimos que sus palabras se dirigen hacia nosotros, hacia cualquier lector, pues «La historia» a la que se refiere otro poema «es la de los minutos que mueren, / y las horas y los años; es la historia que cuento / sobre mí, sobre ti, sobre cada uno de nosotros»; pero quien habla de la vida, lo hace también de todo lo que la rodea, de las circunstancias, del tiempo y de la muerte, entre otros asuntos. De ahí el interés que esta poesía suscita.

tracking