Diario de León

Reportaje

Benet volverá a Región

En 2027 se cumple el centenario del escritor que construyó el pantano de Vegamián y ambientó su mejor novela en la provincia leonesa

La familia de Juan Benet prepara el centenario del nacimiento del escritor.

La familia de Juan Benet prepara el centenario del nacimiento del escritor.DL

León

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Vegamián, Campillo, Utrero, Lodares, Ferreras, Quintanilla, Armada y Camposolillo descansan bajo el pantano del Porma desde hace más de medio siglo. Es el legado doloroso de Juan Benet. El ingeniero que construyó la presa se convirtió en un ‘maldito’ desde entonces para muchos leoneses, incluido el escritor de Vegamián Julio Llamazares. Pese a que Benet situó su particular Macondo en este territorio leonés, al que dedicó la magistral novela Volverás a Región , nadie celebró en 2018 los 25 años de su muerte. En 2027, cuando se cumple el centenario del escritor madrileño, León tiene la oportunidad de reconciliarse con uno de los mejores escritores del siglo XX.

Antes de publicar Distintas formas de mirar el agua, Llamazares tituló precisamente así una conferencia que impartió en San Sebastián, donde reconoció que un pantano le convirtió en ciudadano de ninguna parte y, al mismo tiempo, despertó su vocación poética. Contó entonces que conoció al responsable de que las aguas sepultasen su pueblo y cómo este ingeniero escribió a pie de presa Volverás a Región, «que es para mí más que una profecía. Es la poética de mi propia obra», dijo el autor de La lluvia amarilla.

Benet pasó ocho años en León. Desembarcó, primeramente, en Ponferrada en 1956. Tras efímeros empleos en Finlandia y Suecia, aquí trabaja en los canales de Quereño y Cornatel. Entre 1961 y 1965, durante la construcción del pantano del Porma, vivirá en León. Tres de sus cuatro hijos nacieron en esta provincia.

En 2019 la Biblioteca Nacional de España adquirió el archivo personal de Benet, por el que el Ministerio de Cultura pagó 320.000 euros. Un legado que incluye 28 manuscritos enviados por el autor a las editoriales para su publicación, alrededor de 2.000 fotografías familiares, de obras públicas y de viajes con amigos como Félix de Azúa o Domingo Dominguín —padre del torero Luis Dominguín y abuelo de Miguel Bosé—, 2.500 cartas personales y profesionales y una biblioteca con libros anotados y subrayados por él

Entre la ingente correspondencia hay cartas de Benet a la escritora leonesa Josefina Aldecoa, a la que conoce, así como al también leonés Jesús Fernández Santos, en las tertulias del café Gijón. Pero entre las 2.500 cartas, destacan las 700 escritas a lo largo de 27 años por Benet a su primera mujer y prima carnal Nuria Jordana. Ella se tuvo que ir al exilio porque sus padres eran republicanos. Ahí comenzó la correspondencia entre ambos, hasta que finalmente ella se suicidó en 1974. «Me pides una novela, nada menos. Yo no sé si te das cuenta de que hacer una novela es bastante más gordo que una carrera. Pero te la voy a hacer y buena…», le escribe Benet a su novia en 1951, cuatro años antes de casarse.

También la Biblioteca Nacional atesora las agendas personales, entre 1957 y 1991, que constituyen una suerte de diario del escritor al que el periódico The Times comparó con Marcel Proust en Francia, James Joyce en Irlanda y su admirado William Faulkner en Estados Unidos.

El gran álbum fotográfico de Benet que ahora posee la Biblioteca Nacional permite poner imágenes a la biografía del autor de Herrumbrosas lanzas —que toma el título de un poema de Miguel Hernández—. Una vida que se torna trágica con el fusilamiento de su padre durante la Guerra Civil. Una vida en la que es crucial su hermano Paco, exiliado en Francia por ser el cerebro de la aparatosa y surrealista fuga se Nicolás Sánchez Albornoz y Manuel Lamana que inspiró la película de Fernando Colomo Los años bárbaros. Una vida en la que Benet, que tenía fama de ser un espléndido anfitrión por su agudísimo sentido del humor, se cortó la coleta en su primera corrida, donde ejerció como banderillero del diestro Rafael Ortega.

Llamazares y Benet mantuvieran una extraña relación entre la admiración y el recelo —pues Benet pensaba que Llamazares le odiaba por haber anegado su pueblo— y tenían también dos visiones diferentes del mismo pantano. «Es cierto, el viajero que saliendo de Región pretende llegar a su sierra siguiendo el antiguo camino real —porque el moderno dejó de serlo— se ve obligado a atravesar un pequeño y elevado desierto que parece interminable». Así comienza Volverás a Región.

Benet no solo compaginó la escritura con la ingeniería, sino que tenía muy buena mano para el dibujo y, aparate de hacer planos, utilizó esta destreza para realizar caricaturas. La pasión por el arte quizá se deba a que en su juventud era vecino del Museo del Prado y que su madre fue amiga y ocasional marchante de pintores como Solana, Palencia o Vázquez Díaz. Benet tuvo un nutrido grupo de amigos pintores, como Olasagasti, Amat, Cristino de Vera y Caneja. Únicamente exhibió su obra en una exposición en 1981, en la Galería Italia-2 de Alicante, bajo el título Operaciones navales y collages . Tras su fallecimiento, se mostraron sus Collages en 1994 en Salamanca y en Madrid cuatro años después se organizó Benetiana , una muestra con dibujos, pinturas y collages. La familia de Benet lleva tiempo preparando el centenario del escritor. Entre sus planes figura celebrar una exposición para mostrar todas las facetas de Benet. Una exposición que tienen el propósito de traer a León. También quieren hacer reeditar sus obras que se represente en el teatro alguna y proyectar El aire de un crimen y las dos producciones de TVE sobre cuentos.

Solo la Diputación organizó en 1994 un acto de ‘desagravio’ a Benet, que fue magistralmente relatado en este periódico por Victoriano Crémer: «La cita contenía un claro propósito: rehabilitar, por si fuera necesario, el nombre de Juan Benet como novelista y, por añadidura, como ser humano, como hombre en un tiempo determinado, ante una sociedad de muy precisos perfiles y, quizá, sobre todo, ante una comunidad culturalmente sometida al imperio de la mediocridad, de la pereza mental y de la vulgaridad».

León tiene ahora tres años por delante para preparar el centenario de Benet.

La Diputación es la única institución que en 1994 organizó un acto de ‘desagravio’ a Benet

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