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Divergente

La pasión más hispana de Freud

La casa del psicoanalista en Londres acoge una muestra que desvela su admiración por Cervantes y la expansión de sus teorías por Latinoamérica.

El característico diván del fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, recibe en el Museo Freud de Londres.CRISTINA ALONSO

Publicado por
Íñigo Gurruchaga
Madrid

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La casa en la que vivieron Sigmund Freud y su hija Anna, en el barrio londinense de Hampstead, acoge una exposición que cuenta la historia de la extraordinaria divulgación que han tenido en Latinoamérica las ideas del padre del psicoanálisis. Argentina es el tercer país de origen de los visitantes de la bella casa, convertida en museo tras el fallecimiento de Anna.

Uno de los objetos de la muestra son los cuatro tomos de Don Quijote que Freud rescató de su librería de Viena en 1938, cuando huyó con su mujer y su hija tras la fuga escalonada de otros miembros de la familia. Era en su juventud su libro preferido y le incitó a aprender español para saborearlo. Hablaba ya alemán, hebreo, inglés, francés, italiano, griego y latín.

Con su amigo Eduard Silberstein practicó el español con otra obra de Cervantes, El coloquio de los perros , adoptando el joven Sigmund el rol de Cipión, contrapunto a la narración de las andanzas de su colega Berganza. El diálogo de los dos perros, habladores y por tanto racionales, según su propio criterio, compone, en el juicio del futuro neurólogo, una perspectiva cínica y escéptica de la vida. La primera conexión con la América de habla hispana en la exposición, comisariada por la historiadora Jamie Ruers, se da en 1896. Freud coincide con el médico chileno, Germán Greve Schlegel, en el Congreso de la Sociedad de Ciencias Médicas y de la Naturaleza, celebrado en Berlín en 1896. El Gobierno chileno había encomendado a Greve en un viaje por Europa para conocer nuevas ideas. El enviado abogó por el psicoanálisis en su tierra natal y también en Argentina, y lo incluyó en su práctica médica.

Con cocaína

Freud experimentó con la cocaína para entender su uso en Bolivia y Perú, y entabló una intensa relación con el psiquiatra peruano, Honorio Delgado. Era su «primer amigo extranjero». Delgado se alejó más tarde de su amigo porque desarrolló un sentimiento antisemita, según el profesor Mariano Ben Plotkin. El argentino Plotkin y el chileno Mariano Ruperthuz Honorato publicaron en 2017 Estimado Dr. Freud , una historia de la penetración del psicoanálisis en Sudamérica. Los dos autores han contribuido a desplegar una galería de informaciones extraordinarias. Se expone una radio de baquelita como las que emitían los programas del médico brasileño Gastão Pereira da Silva. Su programa, ‘El mundo de los sueños’, era un consultorio de interpretación psicoanalítica de las fantasías nocturnas de los oyentes. En Idilio, una revista femenina, los sueños eran narrados e interpretados por la fotógrafa Grete Stern, cuyos fotomontajes ilustradores de los sueños de las lectoras tienen el aroma del arte surrealista.

La visita a la exposición en la casa en la que vivió brevemente Sigmund Freud —ya enfermo de cáncer cuando llegó a Londres como refugiado— requiere un recorrido tranquilo por sus bellos espacios, con bibliotecas, obras de arte y divanes. La presencia del psicoanálisis en Argentina es a menudo «sincrética», dice Ben Plotkin. Solo un pequeño porcentaje quiere ir a un analista, pero llevan a su hijo si tiene algún problema. El papa Francisco ganó popularidad como persona normal cuando confirmó que había acudido a una psicoanalista. En el origen está Freud, pero la extensión del psicoanálisis académico se debe en buena parte al bilbaíno Ángel Garma que se marchó a Buenos Aires huyendo de las guerras europeas.

El museo londinense expone los cuatro tomos de ‘Don Quijote’ que Freud rescató de su librería de Viene en 1938

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