REPORTAJE
No hay candidatos oficiales, pero las casas de apuestas lanzan cada año una lista de favoritos. El Nobel de Literatura tiene detrás historias rocambolescas dignas de una novela de suspense.
Historias rocambolescas del Premio Nobel
La Academia Sueca anunciará el jueves el nombre del escritor que tomará el relevo al noruego Jon Fosse
L a escritora china Can Xue, el australiano Gerald Murnane, el rumano Mircea Cartarescu —vinculado a León por el Premio Leteo— y el eterno aspirante Haruki Murakami son el quinteto favorito en todas las quinielas del Nobel de Literatura. El jueves se despejará si el ganador es uno de ellos.
Solo cinco españoles lo han conseguido: José Echegaray, en 1904; Jacinto Benavente, en 1922; Juan Ramón Jiménez, en 1956; Vicente Aleixandre, en 1977; y Camilo José Cela, en 1989. Hay quien añade un sexto, el peruano Mario Vargas Llosa, que tiene doble nacionalidad desde 1993.
Pero en la lista de nominados al Nobel de Literatura hay decenas de españoles que finalmente no lograron el galardón. Es el caso de la leonesa Concha Espina. También se le escapó a Benito Pérez Galdós, nominado en 1912. Otra candidata fallida fue Sofía Casanova, que optó al Nobel en 1926, al ser una de las primeras corresponsales de guerra de la historia en el periodismo español. Fue famosa por cubrir la I Guerra Mundial y la revolución rusa. Al escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez fue la dictadura de Primo de Rivera la que le boicoteó por sus atroces críticas. Su novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis —adaptada al cine por Vincente Minnelli— se había convertido en el libro más vendido en Estados Unidos tras La cabaña del Tío Tom.
El gobierno francés, que le ofreció la nacionalidad, quiso avalar a Blasco Ibáñez para el Nobel un año después, pero el escritor lo rechazó. Dos escritores prácticamente olvidados como el vallisoletano Gaspar Núñez de Arce o el sacerdote cántabro Ventura López —que sostenía que Colón había nacido en Toledo— también fueron aspirantes al Nobel.
Curioso es el caso de Echegaray, que escribió 40 obras, fue académico de la RAE, destacado político y miembro fundador de la Institución Libre de Enseñanza, pero fue más sobresaliente como científico y profesor y está considerado el mayor matemático español del siglo XIX. Ha sucedido en contadas ocasiones, pero Echegaray tuvo que compartir el Nobel con otro escritor, el francés Frédéric Mistral. Juan Ramón Jiménez no pudo apenas disfrutar del Nobel, porque a los tres días fallecía su esposa Zenobia Camprubí en San Juan de Puerto Rico, a la que sobrevivió dos años.
Aleixandre fue profesor de Derecho Mercantil y su infancia estuvo marcada por la muerte prematura de tres de sus hermanos. Menos mal que un encuentro con Dámaso Alonso le cambió la vida y le animó a escribir poesía.
Para Camilo José Cela León fue la salvación. El frío de La Vecilla le permitió sobrevivir a la tuberculosis, en plena Guerra Civil. Nunca olvidó la suculenta cocina de la fonda Ricardo. El autor de La colmena vendría muchas veces a León, incluso a rodar un anuncio para Campsa..
A la Academia Sueca le va el misterio. Nunca revela hasta 50 años después los nombres de nominados a los Nobel. Averiguar los posibles aspirantes se convierte cada año en un caso tan apasionante como descubrir al asesino en las primeras páginas del mejor relato policíaco. Sin duda, es uno de los secretos mejor guardados y, precisamente, este ocultismo suscita todo tipo de quinielas.
La casa de apuestas británica Ladbrokes tiene su propia nómina de candidatos, en la que aparecen un centenar de aspirantes al mayor premio de la literatura mundial. El poeta leonés Antonio Gamoneda ha figurado en ella en más de una ocasión, después de ganar el Premio Cervantes. El autor del Libro de los venenos no es el único español en las quinielas de las últimas ediciones del Nobel. También han ‘sonado’ Enrique Vila-Matas, Javier Marías o Eduardo Mendoza.
Pero pocos escritores pueden presumir de haber sido finalistas en tantas ocasiones como Concha Espina, propuesta 25 veces. La autora de La esfinge maragata, vicepresidenta de la Hispanic Society y miembro de honor de la Academia de las Letras y las Artes de Nueva York —aunque no logró entrar en la RAE—, fue candidata al Nobel por primera vez en 1926. Las nominaciones se sucedieron año tras año hasta 1932. Nuevamente, volvería a ser propuesta en 1952, 1953 y 1954. Partía como favorita, pero finalmente lo ganaron François Mauriac (1952), Winston Churchill (1953) y Ernest Hemingway (1954).
El Nobel de Literatura no se entregó en 1914, 1918, 1935 ni entre 1940 y 1943 —por la Segunda Guerra Mundial— ni en 2018, cuando un sonado escándalo sacudió a la Academia Sueca, por denuncias de abuso sexual y filtración de nombres. El fotógrafo Jean-Claude Arnault, de 72 años, estaba acusado de haber violado dos veces a una misma joven en un apartamento de la capital sueca. Arnault, casado con una integrante de la Academia Sueca, se vanagloriaba de ser el «19 miembro» de la institución y según testigos, anunciaba el nombre de los futuros laureados a sus amigos. Al año siguiente, tras una ‘limpieza’ que cesó a media docena de miembros de la Academia, el galardón se entregó por partida doble.
El premio siempre ha sido criticado por «político» y la prueba es que autores de la talla de Kafka, Joyce o Proust nunca lo ganaron, mientras sí lo lograron otros que hoy son unos perfectos desconocidos. Pese a todo, sigue siendo el galardón más codiciado por los escritores.
Jean Paul Sartre y Boris Pasternak —coaccionado por las autoridades de la extinta Unión Soviética— fueron los únicos en la historia del Nobel en rechazarlo.
Barrer para casa
Resulta llamativo que Suecia, país anfitrión de los Nobel, ha ganado el de Literatura en siete ocasiones. De hecho, la primera mujer que ganó el premio de literatura más importante del mundo fue la sueca Selma Langerlof, en 1909. Solo en una ocasión el Nobel se ha entregado de manera póstuma. Fue en 1931 al poeta sueco Erik Axel Karlfeldt, que impidió la concesión del premio a Galdós en 1912. Pedro Ortiz-Armengol, historiador, diplomático y presidente de la Asociación Internacional de Galdosistas, se desplazó a Estocolmo para esclarecer el boicot a Galdós. La Academia Sueca no le facilitó el acceso a los supuestos miles de telegramas que el secretario permanente del la institución sueca, el citado Karlfeldt, argumentó como inconveniente decisivo otorgar el Nobel al autor de Fortunata y Jacinta.
Francia lidera el ranking de ‘estatuillas’. Quince autores galos han sido premiados con el Nobel, por encima de Estados Unidos (12 escritores), Alemania (10), Reino Unido (8), Suecia (7) y España e Italia (5).
María Kodama, esposa y albacea de Jorge Luis Borges, siempre alegó razones políticas para que el aclamado escritor argentino no recibiera el Nobel, tras ser un eterno aspirante durante tres décadas. A Neruda le dieron el Nobel y Borges pensaba del chileno que era «cursi sin dar asco». Según documentos desclasificados de la Academia Sueca, en 1967 se descartó al autor de Historia universal de la infamia por ser «demasiado exclusivo o artificial». En su obra Borges: esplendor y derrota la escritora María Esther Vázquez afirma que al creador de La Biblioteca de Babel no se le dio el premio por haberse burlado de algunos miembros de la Academia en una cena.
El jueves, al filo de la una de la tarde, se desvelará el ganador del Nobel, dotado con once millones de coronas suecas (un millón de euros),
La concesión del premio en 2016 al cantautor norteamericano Bob Dylan —que no acudió a recogerlo— causó un enorme revuelo, porque el mundillo literario consideraba que había una infinita lista de autores con mayores méritos que el cantante, cuyas letras alumbraron el camino del rock hacia destinos literarios mucho más ambiciosos.