Diario de León

Efectos incontrolables de un loco amor

Publicado por
NICOLÁS MIÑMBRES
León

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No es esta obra la primera con la que se presenta Javier Gutiérrez en el mundo editorial. Experto en el campo de la cinematografía, como atestigua su denso curriculum, la literatura, en diversos campos, ha sido también para él motivo de atención. Sociedad limitada resume de alguna forma ambas actividades. Pero cine y literatura están supeditados en la novela a los estragos de un amor loco, irracional, verdadero sustrato de la obra. El sentimiento que, de forma incontrolable, ata a Renato a Mary, es un sentimiento destructivo, que lo conducirá a una situación personal irreversible.

Ambos personajes se presentan en las primeras páginas de forma independiente, paralela. Renato, nombre de hondas significaciones, titulado en estudios de cinematografía, es un personaje soñador, convencido de los ideales que el mundo del cine le ofrece. Mary, por el contrario, es una mujer mejicana que aterriza en Madrid sin horizonte vital ni profesional alguno. Sin situación personal se agrava con la presencia de Felicidad, su hija de pocos años, fruto de un matrimonio fracasado. Con este planteamiento, el discurrir de ambas vidas parece condicionado por el destino: Renato puede soñar; María tiene que subsistir.

Determinados factores y circunstancias hacen coincidir la vida de ambos. El resultado es la creación de una sociedad profesional en común y un sentimiento amoroso que Renato vive de forma casi irracional, incontrolable. Y, desgraciadamente, ciega. La delicada situación le lleva a Mary a una actuación premeditada y artera, adoptando actitudes constantes de engaño, falsedad y manipulación. Pero la ceguera amorosa de Renato nunca será capaz de admitirlas ni de tomar conciencia de que está destruyendo su futuro profesional y, especialmente, su condición humana. Madrid será el escenario más frecuente en la obra, pero Salamanca se erigirá en el espacio en el que se consuma el fracaso de Renato. La ciudad del Tormes (sutilmente evocada en el clasicismo de su belleza) fue la ciudad de los sueños juveniles. Desgraciadamente, la irracionalidad de un sentimiento y, sobre todo, la manipulación despiadada a la que ha sido sometido, desembocarán en un triste final. Todo real, como la vida misma, a fin de cuentas. Como lo es la novela, en la que, tal vez, resulte excesivo el apasionamiento retórico, causa de cierta premiosidad expresiva.

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