Diario de León

Intrahistoria desolada del fútbol humilde

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NICOLÁS MIÑAMBRES
León

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Autor prolífico en campos diversos, Antonio Hernández se ha acercado, con admirable acierto a tres pasiones nacionales: los toros, en Sangrefría, el flamenco, en Vestida de novia y al fútbol, espectáculo este último que le sirve de trasfondo a sus dos últimos libros, El Betis: la Marcha verde y otros cuentos de fútbol y Gol Sur. Relatos del Cádiz. Los tres mundos son tratados lejos de oropeles y brillos; con una visión desgarrada, dolorosa.

Esta visión se hace cruel y desmitificadora en Gol Sur. La obra es la narración de El Noni, jugador retirado del fútbol y del amor, que ahora escribe «esta historia sin acritud y como convaleciente de un sueño que ha sido pesadilla y gozo» (p.354). Apoyado en la silla, recreando ilusiones y sinsabores, al Noni le cuesta trabajo entender las palabras de Pemán, el portero suplente del equipo, aficionado a la poesía: «La luna está a salvo de los lobos».

Gol Sur, a pesar de su estructura en forma de cuentos, puede considerarse una novela. Aunque no exista un riguroso desarrollo cronológico, la unidad temática es absoluta. En el fondo se reduce a la experiencia futbolística del Noni, un adolescente de pueblo que llega a Cádiz con la idea de ser futbolista. Aunque en la obra aparecen jugadores muy populares, el Noni representa la versión humilde, testimonio de ese equipo que enciende entusiasmos y dolores intensos en el Cádiz de los humildes.

Los tres escenarios esenciales (el estadio Carranza, la pensión de doña Pureza, donde se aloja el Noni, y la ciudad milenaria) son, como los personajes, metáforas del espacio y de la vida. Pero son, sobre todo, símbolo de los sueños rotos. Hay mucho de visión esperpéntica en la obra, especialmente en la casa de huéspedes, cuyos clientes formarán una chirigota de grotesca popularidad. Es el pretexto que el autor utiliza para describir la enigmática peculiaridad de este fenómeno irrepetible que son los carnavales gaditanos. En la novela apenas aparecen seres relevantes y los pocos que por ella pululan no son precisamente un ejemplo de dignidad. La mayoría de los personajes son seres humildes, agobiados por la vida, que encuentran en el fútbol y en los carnavales un pretexto para huir de la dureza diaria. La suma de sus sueños y de sus ilusiones las cataliza el estadio Carranza, pero sobre todo la ciudad de Cádiz, misteriosa en sus encantos. El Noni, redactor de la historia, es el mejor ejemplo de la visión humilde y apasionada. Sueña con su «Cai», aprecia a sus amigos y comprueba, con el paso del tiempo, que sigue enamorado de Reglita, su primer amor. Pero sus sueños son los mismos sueños imposibles que él hizo siempre nacer en la afición. Sólo le queda la terapia personal de la escritura, mientras recuerda desolado-¦ cómo supo el segundo nombre de Enriquito, compañero de equipo, al que el Cádiz rechazó como portero. Gol Sur se convierte así en una prodigiosa alegoría de ciertos sectores sociales, cuyos alicientes son siempre frutos efímeros, a los que acechan la amargura y el fracaso.

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