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Río de Janeiro: dos emigrantes gallegos entrecruzan sus destinos

Publicado por
ALFONSO GARCÍA
León

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La novela de la emigración es, sin duda, uno de los temas más apasionantes para acercarse a no pocos de los aspectos más descarnados de la condición humana y su peculiarísima circunstancia. Ésta es un magnífico ejemplo. Situada cronológicamente la historia en el Brasil de los años cincuenta, centra la mirada fundamentalmente en Bernardo y Albino -“y sus relaciones y graves desavenencias-, dos gallegos que llegaron sin querer al país americano. El primero, que tenía una enorme «facilidad para complicarse la vida», vivió bajo identidad falsa parte de la misma, en una permanente huida. Río de Janeiro y Petrópolis fueron sus escenarios vitales, diversos totalmente. «De mi tierra lo único que sé -“afirma- es que había que dar de comer a los cerdos».

Inmersos ambos en el mundo del juego -“el título es elocuente en este sentido-, de la vida nocturna, la droga y la prostitución, asistimos permanentemente a las presiones de las mafias y sus extorsiones, a las muertes de personas que amenazan intereses, a permanentes desestabilizaciones personales y familiares (amor y sexo son habituales monedas de cambio, con situaciones tan problemáticas como dos matrimonios simultáneos-¦), a esa guerra sin cuartel que los intereses de las bandas imponen, a los posicionamientos personales según el desarrollo de los acontecimientos, al descenso, en fin, al mundo de los bajos fondos y las pasiones-¦ Pero al tiempo que el autor narra el verdadero meollo de la trama, apasionante en todo momento, lo envuelve en la atmósfera de la evolución política, con epicentro en la fundación de la nueva capital del país, Brasilia. Frente al común de los emigrantes -“ «Seguían pensando en sus pueblos, en sus familias, en ganar dinero y volver. El país en el que estaban les daba igual, tenían la cabeza en el que dejaban atrás»-, nuestros personajes, Bernardo sobre todo, se implica en la vida brasileña, con presencia de elementos religiosos y sociales, mitos, la vida en las favelas, los planteamientos electorales, la corrupción política-¦ De hecho, las partes del libro están tituladas con los nombres de los presidentes que conoció, hasta Lula, último capítulo.

La obra -“un muestrario de una vida con todas sus implicaciones y detalles- crea y recrea muy bien los ambientes y ofrece una verdadera galería de personajes de muy distinto signo, en una magnífica construcción narrativa lineal que equilibra la dinámica de la acción a través de momentos interesantes de sosiego descriptivo. La frase breve pero densa, la prosa limpia y natural permiten una lectura atractiva, que recomiendo. La agilidad da a la narración un verdadero sentido cinematográfico. No en vano su autor es uno de los guionistas más reputados de nuestros país que con ésta, su primera novela, entra ahora en el mundo de la literatura. Con muy buen pie.