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Publicado por
JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ
León

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Testigo de uno mismo

Mario Benedetti. Visor, Madrid, 2009. 194 pp.

Inventario cuatro

Visor, Madrid, 2009. 492 pp.

Poesía con los jóvenes

Visor (col. -˜De viva voz-™), Madrid, 2009. 110 pp.

El 18 de mayo de este mismo año moría en Montevideo Mario Benedetti, acaso el poeta más popular de nuestro tiempo. Alguna polémica surgió a su muerte respecto al hecho de si su popularidad se correspondía con una pareja calidad. No entraré en ese juego. No soy lector fervoroso de Benedetti, pero acaso se deba a mis carencias. Conozco bien su obra, una a una, y su reunión de Inventarios ; el último preparado por su autor, es el cuarto, aparecido pocos días después de su muerte. Y poco antes podíamos leer y oír un libro con CD, Poesía con los jóvenes , con poemas de diferentes libros del autor. Pero del que quiero hablar es de su último poemario original, Testigo de uno mismo , que Benedetti alcanzaría a ver ante sus ojos antes de cerrarlos para siempre.

Al abrir un libro de Benedetti el lector adivina aquello con lo que se va a encontrar: un lenguaje claro, sin falacias retóricas o «poetizantes», un mundo de puertas abiertas para todos, cerradas para nadie, la intención de llegar al común, la atención a los latidos del corazón y a los latidos del mundo, un verso canónico regularizado sobre patrones normativos que, sin embargo, no actúan como una camisa de fuerza, pues su verso fluye por el cauce dispuesto y pudiera caminar hasta el infinito, pues Benedetti es uno de esos poetas a los que por vidas que viviera nunca se les acabaría el qué decir. Un cauce propicio es el soneto: veinte seguidos componen una de las partes del poemario, compuestos con esa difícil facilidad con que lo hace Benedetti.

Cada poema del uruguayo es el desarrollo de una idea, con reiteraciones anafóricas que suponen acosos cada vez más finos a la idea primera hasta agotar sus significados o hasta reducirla a límites precisos. ¿Y cuáles son esas ideas? «Averiguar quién soy de dónde vengo», «penetrar en mí», «mirarse adentro»: todo un programa de autoanálisis: recuerdos «a ver si nos rescatan del vacío», vaivenes, impulsos, reflexiones sobre la marcha, reconvenciones y consejos de andar y ver: el ocio y los ociosos, la soledad, el llanto, la duda, la inspiración, el futuro-¦ Léanse títulos de poemas y verá el lector cuál es el procedimiento poético habitual: elección de una palabra e indagar en sus significados vitales (Destino, Vivir, Sueños, Imágenes, Vacío, etc.)

Los poemas de Benedetti, los de Testigo de uno mismo , exhalan cierto cansancio de vivir, como si después de tanta vida (nació el poeta en 1920) nada quedara por hacer, como el que llega a la cumbre y con cansancio en el cuerpo y llanto en el corazón mira el camino de la ascensión con los ojos neblinosos de tanto ver, fatigados de tanto haber observado el mundo para poder decirlo.

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