Diario de León

Predicciones de futuro en una hermosa novela

Publicado por
ALFONSO GARCÍA
León

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Espérame en La Habana

Juan Antonio March. Ed. MR, Madrid, 2008. 320 pp.

Quienes sigan la abundancia novelística actual sobre Cuba -“y más si sienten pasión por la isla caribeña-, seguramente en estas páginas encontrarán, noveladas, no pocas respuestas a las muchas preguntas que todos nos hacemos sobre su futuro. A través de una saga familiar, esta novela apasionante nos ofrece la imagen -“en parte real, en parte posible- de un siglo de la historia del país caribeño.

Matías Márquez, arrastrando el dolor de la muerte de su madre, viuda, por la banda mafiosa de Alfredo Pérez, encuentra la felicidad al lado de Alina, que, sin embargo, le abandonará por una nueva relación amorosa con un americano, con el que, acompañada por sus dos hijos menores, viajará a Florida para vivir allí una nueva vida ante la amenaza en la Isla del triunfo de la Revolución, que «marcaría un antes y un después en la vida de los cubanos, en sus costumbres, sus relaciones y expectativas». Matías asume entonces funciones en el nuevo régimen -“desea su desaparición de todo corazón-, al que, en más de una ocasión hace ver las dificultades y contradicciones en que se encuentra.

Con casi un siglo de vida, y con la esperanza aún de ver resurgir la ilusión y la actividad en La Habana, muere Matías Márquez precisamente el mismo día en que se anunció oficialmente el fallecimiento del Comandante. Aquí, y en el ámbito lógico de la ficción, se empiezan a mover los hilos de una nueva Cuba. Rubén, el hermano del Comandante, anuncia elecciones. «Fue también el inicio de un proceso que llevaría al reencuentro de los dos hijos vivos de Matías [el tercero murió en accidente en EE. UU.]: Héctor [había vivido siempre en Cuba, muchos años encarcelado por el régimen de la Revolución] y Julio [educado y fortalecido económicamente en Miami]. Inseparables de pequeños en los días en que vivían en La Habana y abruptamente distanciados con la huida de su madre y la entrada de las tropas populares en la capital, se habían hecho adultos en entornos muy distintos, desarrollando personalidades poco afines. La historia, ahora, de forma paradójica, los volvía a reunir, pero no para reparar lo que destruyó en su día, sino para abundar en su división al llevarles a ambos a defender causas distintas y figurar al frente de partidos rivales».

Celebradas las elecciones, llenas de esperanzas, manipulaciones, intereses, mentiras, atentados-¦, Julio Márquez se convertirá en Presidente de la II República de Isla Grande. Nuevas elecciones darán la Presidencia al hermano mayor, Héctor: en su gobierno será pieza capital un abogado español, Jorge Basauri, vasco residente en Barcelona que un día había decidido vivir una nueva vida en La Habana. Durante todos estos años, una serie de elementos paralelos enriquecen la historia novelada, las historias más bien.

Es difícil sintetizar la novela de Juan Antonio March, diplomático que conoce muy bien la realidad latinoamericana. Por eso en la lectura hay que estar atentos a ciertas claves que, aun tratándose de ficción, pueden ofrecer al menos alternativas de entendimiento, acaso convertidas en deseos. Sea como fuere, lo cierto es que la obra está bien tramada, tiene soltura narrativa y acción de ritmo creciente, trepidante en algunos momentos, motivos más que suficientes para que el lector quede atrapado en esta historia de Cuba, en cómo la ficción dibuja su futuro lleno de incógnitas, en las hermosas historias de amor que tienen cabida en la mágica calidez de la ciudad, en el posicionamiento crítico hacia una Revolución que intensifica la miseria, en el profundo amor por La Habana, siempre una ciudad única para esperar porque nunca duerme. Y es que «no hay en el mundo lugar más bonito que éste, donde la luz, el mar y las gentes sean más humanos y envidiables y hagan innecesario buscar el paraíso».

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