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León

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Versos bipolares y otras criaturas luminiscentes

Estefanía Muñiz Villa. Ediciones Atlantis, Aranjuez, 2009. 72 pp.

JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ

Cada poema de Estefanía Muñiz en estos Versos bipolares brota como un borbollón emocional. De ahí la impresión inicial de encontrarnos ante una poeta que verbaliza los aconteceres de su vivir, el vaivén bipolar de sus sentimientos. Es un buen libro de poemas. Es, de primeras, el libro de una madre que se ve con un milagro entre las manos. Los poemas cantan, de este modo, preocupaciones de cada día con una palabra atrevida y calurosa: los sabores y sinsabores de un sujeto que habla de sí mismo, de su relación con el mundo, con sus sueños y con sus fantasmas. De ahí las diversas tonalidades, del amor al desamor, del cariño a la rabia y al desplante, de la alegría al pensamiento existencial de «Náufragos» o a la rebelión elegíaca de «El adiós», quizá el poema de más fuerte sacudida emocional. Acaso por ello son Versos bipolares , porque el sujeto oscila entre el amor y el desamor, entre la realidad y el sueño. Las criaturas luminiscentes pueden ser irrealidades, deseos, pero es, sobre todo, ese niño que da vida a una buena parte de poemas.

Una de las composiciones se titula «Mateo», un poema-borbollón de amor, de alegría, de felicidad ante el milagro de ese ser pequeño, de ese regalo que hace vivir en permanente resurrección. Mateo es quien inspira los poemas cuyo asunto es el niño, al que se observa con mirada sorprendida, para comprender o admirar sus juegos, sus gestos, sus reacciones, sus pequeñas locuras capaces de cambiar el mundo, de hacerlo contemplar de otro modo, porque «Fuera de ti, todo es silencio. / Fuera de ti, todo es caduco». Los asuntos del niño introducen en la poesía el tema doméstico: la casa, la bañera, la cocina, las labores nuevas que aquel exige («Caos doméstico» es una pieza muy significativa en este sentido).

El amor es otro de los temas. «Ahora quemaría diez años / por saber cuándo mi amor / enterró vivo tu deseo»; estos y otros versos expresan decepciones, acabamiento, el dolor interior de la separación, de la despedida definitiva. Muchos otros motivos están presentes en relación con el tema amoroso: lo que pudo ser y no fue, los vacíos sucesivos, la soledad asumida... Pero a la vez el sueño impregna el poemario, el sueño en su admirable polivalencia semántica, sobre todo el sueño de amor, un amor íntimo, inconcreto, misterioso y salvador. Otro sueño lo representa un Tú con mayúsculas, Dios, «invisible en la permanencia», búsqueda esperanzada en la vida y con la palabra.

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