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Publicado por
NURIA SÁNCHEZ VILLADANGOS
León

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El Bierzo de Pereira

María Rodríguez y otros, Instituto de Estudios Bercianos, Ponferrada, 2009, 140 pp.

Tal vez tengan razón los que adviertan que lo que convierte la vida en una verdadera delicia no es hacer aquello que nos gusta, sino que nos guste, en mayor o menor medida, lo que hacemos. Pero, además, quizás estén en lo cierto quienes señalan que resulta increíble el bienestar que una persona siente cuando cree en lo que está haciendo y lo disfruta. Y, finalmente, acaso estén en posesión de la verdad aquéllos que afirman que el éxito consiste en conseguir lo que cada uno desea y la felicidad, en disfrutar de lo que se consigue.

Aunque todo lo referente a los sentimientos es subjetivo, insondable e intransferible, el libro El Bierzo de Pereira -”ahora más que nunca, una obra homenaje-” nos guía por la personalidad del escritor Antonio Pereira: sus debilidades, su forma de entender la escritura -”caracterizada por el pálpito intenso del amor por su tierra natal: el Bierzo que se conforma como su lugar literario preferido para «contar y cantar una tierra viva, dura»-”; y su maestría para transmitir y calar en el lector. En realidad, esta fijación por sus orígenes hay que remontarla a «su labor como cronista oficial de Villafranca del Bierzo, título que ostenta desde 1996» y que impulsó dos de sus libros: Reseñas y confidencias -”que recoge sus textos publicados en prensa hasta 1985-” y Crónicas de Villafranca -”con artículos desde 1946 hasta 1997-” en el que promete «dar una visión testimonial de la vida cotidiana y no el producto de la indagación en archivos y bibliotecas». Ahora bien, tanto sus tres novelas -” Un sitio para Soledad (1969), La costa de los fuegos tardíos (1973), y País de los Losadas (1979)-”, como los varios libros de poesía 1397058884 El regreso (1964), Situaciones de ánimo (1972), Una tarde a las ocho (1995), Meteoros o Viva voz (2006)-”, y de cuentos -”desde los primeros: Una ventana a la carretera (1967), El ingeniero Balboa y otras historias civiles (1976) o Los brazos de la i griega (1982), hasta las antologías finales: Cuentos del medio siglo (1999), Cuentos de la Cábila (2000), Picassos en el desván (2002) o Cuentos del noroeste mágico (2006)-” están condicionados por el origen del autor, pero «entendiendo por origen no sólo el lugar de nacimiento, sino un contexto más amplio que abarca los años en que una persona toma contacto con el mundo, lo va conociendo poco a poco y lo va integrando como parte esencial de sí misma». Por lo tanto, sin perder el horizonte de Villafranca -”«su primera referencia y un espacio físico y humano del que se siente orgulloso»-”, Pereira hace transitar sus narraciones y versos por Ponferrada, Astorga, León, Lugo, Oviedo, Burgos, Madrid, Andalucía, Canarias, Portugal, Francia, Finlandia-¦, dejando notar «el arraigo berciano y el referente español».

El Bierzo de Pereira se divide en tres grandes capítulos: el primero de ellos, El mundo visto por un berciano , supone un rico repaso a toda una vida viajera y su reflejo en su producción literaria; el segundo, Otras voces, otros aires , intenta, de forma somera, una reflexión acerca de la labor cuentística del escritor; y, finalmente, el último capítulo, Dos poemas para un poeta , tal vez se convierta en el más sutil homenaje para Pereira por nacer del sincero e inalienable interior de los poetas. Pero, además, el libro adjunta un DVD donde contemplamos a un Pereira reflexivo y sincero que se propone el repaso a toda una vida y que hoy esa voz delicada nos resulta nostálgica y hasta dolorosa.

En suma, en Pereira «el Bierzo está sobre todo en el ojo que mira y luego cuenta» y, así, a través de personajes forasteros y locales, «pintorescos de la vida cercana, común y corriente y el conjunto de sus historias individuales entretejidas, va formando un entramado social, pero sobre todo, un país literario».

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