BREVÍSIMO
Pensar y decir
ALFONSO GARCÍA
El tiempo va quitando muchas cosas. Pero va dando otras. Entre éstas, una mayor capacidad de perdón, a no ser, quizá, que anden por el medio la crueldad, la deslealtad o el fanatismo. El perdón se hace más exigente en estos casos.
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Lo peor de buscar la verdad es encontrarla. ¿Qué hacer entonces con ella? Aunque lo cierto es que la verdad siempre tranquiliza.
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La metáfora del amor no pueden ser ni la pasión ni la compasión.
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Medio mundo anda aún en la lucha por libertades mínimas.
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La adulación es el alimento de los vanidosos y de los que entienden la vanidad como norma de vida.
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La memoria pesa, aunque no se vea. Por eso es tan fácil perderla, tergiversarla, acomodarla o reinterpretarla. Pocas veces es lo que en realidad fue. Y muchas veces interesa que no sea.
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Uno no es necesariamente de donde nace, sino de donde es tratado con amor.
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Las críticas de vagos, inútiles y de quienes todo lo hacen por interés propio, incluso cuando deben ser vigilantes de los intereses comunes, se convierten, a la larga, en los halagos más satisfactorios.
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Con frecuencia el silencio es la manera más inteligente de decir las cosas.
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Ser coherente es buena razón de vida. Cuando quieres agradar a todos, incluidos los instalados injustos y contrarios al común, que los paga sin siempre saberlo, has dado el primer paso para no ser respetado ni siquiera por aquellos a quienes consientes. La bondad no debe estar reñida ni con el rigor ni con la justicia. Siempre hay alguien que pretende equivocarnos.
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¿Será cierto eso que algunos dicen que sólo entre los perdedores puede echar raíces la belleza?