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NICOLÁS MIÑAMBRES
León

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El maestro de la luz

José Mª Fernández Chimeno. Ediciones Madú, Granda (Asturias), 2009. 166 pp.

Los conflictos sociales que supuso el cambio del románico al gótico han sido motivo frecuente de estudios y versiones novelescas, siendo esta segunda interpretación la que ofrece José Mª Fernández Chimeno en El maestro de la luz. Burgos, el Camino de Santiago y León son los escenarios esenciales en los que el rey Alfonso X el Sabio pretende llevar a cabo su proyecto: construir, a mediados del siglo XIII, la catedral gótica de León. La pretensión real tiene como objetivo ensalzar su gloria personal y la del reino. Planteada la empresa desde el sustrato de una teórica partida de ajedrez (en la que el rey Sabio era un experto, como se comprueba en su obra) su consumación provocará todo un terremoto social, político y artístico.

Narrada en primera persona por el maestro vidriero Diego de Chartres, nieto del maestro Mateo compostelano y de origen cátaro. la acción discurre esencialmente en tierras burgalesas, en el Camino de Santiago y en la ciudad de León, emplazamiento del nuevo templo gótico. De esta forma, aunque el proyecto catedralicio resulta esencial, lo es también el itinerario jacobeo, cuyos hitos arquitectónicos son descritos con una minuciosidad tal vez excesiva. Diego de Chartres y su discípulo Anselmo se convierten en portavoces y personajes activos de todo el entramado de luchas entre el viejo y el nuevo régimen, especialmente arquitectónico. Su condición profesional no es bien aceptada en muchos ámbitos y lo es menos la actitud del monarca, asediado por «el rey negro» y por la Iglesia de San Isidoro. A ello hay que sumar la condición del origen cátaro de Diego de Chartres, lo que le lleva a vivir en León situaciones harto comprometidas hasta recuperar el tesoro de sus antepasados, un manuscrito y un broche esmaltado de Limoges.

La novela finaliza con una escena de hondo estilo manriqueño. El rey Alfonso X el Sabio dialoga con la muerte esperando el final, soñando con los vitrales catedralicios y lamentando su viaje a Alemania con vanas pretensiones políticas. Se cierra así una novela de planteamiento sugestivo que, sin embargo, tal vez resulte excesiva por el tratamiento literario recibido, afeado por algunas deficiencias ortográficas.

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