Una herencia que viene de muy lejos

Nueve huellas de marzo (devoción marroquí)

José Luis Puerto. Fez, Salvador López Becerra Ediciones (Cuadernos de Fez), 2009. 16 pp.

JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ

Son sólo nueve poemas los de esta plaquette de José Luis Puerto, pero tan hermosos que merece la pena dedicarles estas líneas. Son como una síntesis preciosa de lo que es su poesía. En marzo pasado, el poeta fue invitado a leer su poesía en los Institutos Cervantes de Fez y Rabat: tal es el origen del título y de los nueve poemas marroquíes. Observación y entrañamiento de lo que se percibe, sorpresa de encontrar en gestos, voces y labores el signo de una herencia de carácter ancestral. El lector penetrará en la mezcolanza de la medina de Fez o ascenderá a las ruinas de Volúbilis, o contemplará atónito con el poeta las cabras sacrificadas. Y desde ahí se elevará hacia otros posibles significados que universalizan lo concreto. Sin duda estos poemas se incorporarán algún día a un nuevo poemario y habrá ocasión de añadir más consideraciones. Pero entre tanto, leemos unos textos que responden al carácter meditativo de la poesía de Puerto, a la reflexión poética sosegada, replegada hacia el interior (aunque parta de la percepción de lo externo) e indagadora de las entretelas de lo real para intuir otros posibles significados. Leamos, como muestra, el primero de los poemas, en torno a la medina de Fez: laberinto, mixtura de oficios, «de anhelos invisibles», de dolor y júbilo, convivencia de lo dispar; perplejidad del yo que se pregunta por su lugar en esos espacios; respuesta: «Acaso sea la errancia tu destino, / El no tener lugar / Donde permanecer, / De bazar en bazar, / De calleja en calleja, / En este laberinto sin sosiego»