Diario de León

el rey de lo invisible

Efecto mariposa.MIGUEL ÁNGEL TURRADODirector de Estrategia y TecnologíaHewlett-Packard Española

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Terminamos un mes de octubre marcado en nuestro sector por la desaparición de algunos personajes ilustres, pero precisamente estos luctuosos hechos han generado alguna reflexión que me gustaría compartir en mi artículo mensual. No, no se preocupe el lector que no voy a torturarle con otro artículo de exaltación desmedida a la figura de Steve Jobs como los que se han publicado sin tregua este mes, ni voy a hablar de su discurso en la Universidad de Stanford, no porque no sea histórico y genial, sino porque de tanto oírlo, somos muchos los que no queremos pasar de admirarlo profundamente a aborrecerlo.

Muchos de los lectores del Diario quizás en este punto pensarán, de quién puedo hablar si no. Pues de otra figura que ha desaparecido en este mes, y que desde el punto de la tecnología, me atrevo a decir que por la magnitud de su legado, está a la altura de Steve Jobs. Estoy hablando de Dennis Ritchie. Probablemente, salvo los lectores más técnicos o algunos de aquellos que leen hasta la última línea de los diarios, no habrán oído hablar de su desaparición en octubre, unos días después de la de Steve Jobs. Sin embargo, es realmente difícil imaginar la actual sociedad de la información sin las innovaciones realizadas por Dennis. Sobre ellas está construida gran parte de la economía de la información, incluido el imperio gestionado por Steve Jobs, o la misma Internet.

Dennis cambió la tecnología moderna inventando un lenguaje de programación simple, elegante y sumamente potente, que permitiría a los desarrolladores una flexibilidad casi sin límites. Pronto fue ampliamente adaptado por programadores de todo el mundo, ya que el lenguaje inventado por Dennis les permitía desarrollar en unas semanas lo que antes les llevaba un año o más. Pero Dennis fue más allá, y el mismo utilizó el lenguaje C para desarrollar su otro gran invento, el sistema operativo Unix. Windows, Android e iOS, los sistemas operativos de Microsoft, Google y Apple, son descendientes de este desarrollo de Dennis. Dicho de otra forma, el corazón del iPhone o del iPad es un descendiente directo y cercano de la obra de Dennis.

Admiro enormemente a Steve Jobs, pero no nos equivoquemos, pese a todo lo que se ha dicho y escrito en este mes, Steve no es una figura histórica por su visión tecnológica, lo es como uno de los mejores hombres de negocio de la historia. Sin embargo, ha sido Dennis quien ha escrito algunos de los capítulos más importantes de la historia tecnológica.

Como escribió Martin Rinard, profesor del prestigioso MIT, «Jobs fue el rey de lo visible, y Ritchie fue el rey de lo prácticamente invisible». Jobs ha sido el mejor en concebir esos productos que la gente realmente desea usar, porque tenía esa especial visión para saber qué cosas resultan fascinantes a la gente. Por su lado, Ritchie era capaz de construir aquello que los tecnólogos usan para construir infraestructuras que la gente no necesariamente ve, pero que usan cada día.

Este caso Jobs – Ritchie no es único en la historia, que está plagada de ejemplos similares. Uno de los más representativos sucedió hace más de un siglo con Thomas A. Edison y Telsa. Nikola Telsa fue un ingeniero que hace más de 100 años trabajó como empleado para Edison. Su trabajo ha constituido las bases del nacimiento de la Segunda Revolución Industrial. Perfeccionó la corriente alterna que nos permite darle a un interruptor y tener luz en casa. Creó el motor de corriente alterna, la base de los motores industriales o de los electrodomésticos de nuestros hogares. También, contrariamente a lo que mucha gente cree, es suya la primera patente de la radio (no de Marconi). Edison, lo mismo que Jobs, no recibió una educación universitaria, pero tenía la visión empresarial para convertir la tecnología en productos necesarios por la sociedad. Edison murió rico y famoso. Tesla pobre y casi desconocido. En ambos casos, los negocios no hubieran sido nada sin la tecnología, pero la tecnología solo tiene su valor por los negocios.

Decía Issac Newton: «Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes». Kernighan, el gran socio de Dennis le parafraseaba diciendo que «Todos estamos sentados sobre los hombros de Dennis». Los hombres de negocios necesitan de los hombros de gente como Tesla y Dennis para poder visualizar la ruta del éxito.

El trabajo de la invención no cierra el círculo de los avances disruptivos que cambian el mundo. Para un inventor, no hay nada más frustrante que ver que su invento no llega a la sociedad. Necesita de alguien con visión de negocio que sepa trasladar lo que permite esa innovación tecnológica en algo realmente necesario para la sociedad. Si queremos que nuestro polo tecnológico leonés prospere, tenemos que aprender la lección y conjugar tecnología y negocio.

tracking