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la masa de la tecnología

talleres luma inventa una máquina que convierte en masa los excedentes de pan y da un valor añadido a este desecho. Una petición de un cliente con el fin de aprovechar el pan que no se vende dio la pista. Así nació la máquina que da un valor añadido a los kilos de pan que cada día sobran en los hornos de los panaderos y que, en muchas ocasiones, se desechan. Talleres Luma ha inventado la primera máquina que convierte en masa el pan duro. Es la única en España que fabrica maquinaria para heladería.

Uno de los trabajadores de Talleres Luma manipula los paneles de acero inoxidable que se convertirán en el vaso de las máquinas destinadas al sector alimentario.

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nuria gonzález | león
León

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Una máquina para fabricar masa a partir de excedentes de pan procedente de las panaderías que da un valor añadido a estos remanentes tradicionalmente infravalorados. Es la última invención de Manuel Crespo, gerente de Talleres Luma, una fábrica leonesa con 42 años de historia que se dedica a la fabricación a la carta de maquinaria para heladería, repostería, panadería y precocinados y que ha registrado varias invenciones a lo largo de su historia.

Es la única existente de estas características en España y de sus naves del Polígono Industrial de Villacedré salen las máquinas con las que Nestlé, Donuts, Kraft Foods o El Corte Inglés, entre otros muchos, elaboran sus productos de consumo cotidiano.

A lo largo de su trayectoria, Talleres Luma ha diseñado a medida más de 4.000 máquinas que están repartidas por diferentes industrias alimenticias de España y del extranjero. Prestigiosas marcas del sector de Rusia, Marruecos, Egipto, Cuba o, paradójicamente, Italia utilizan la maquinaria de Talleres Luma para elaborar sus helados, sorbetes, granizados o cremas.

A esta fábrica llegan las láminas de acero inoxidable procedentes de Valladolid o Asturias que se convertirán en maquinaria para este sector gracias a los diseños a medida del departamento de Innovación, cuya labor ya ha sido reconocida en más de una ocasión en el ámbito empresarial.

El último invento de Talleres Luma se llama Crema Pan. Esta máquina permite procesar pan cocido, pan precocido o recortes de masa. Admite todo tipo de pan, ya sea duro o fresco, incluso hogazas de hasta dos kilos. La crema obtenida se dosifica en las masas en porcentajes del 10% al 20%, dotando al pan de una corteza más crujiente y aumentando su durabilidad. La máquina se encarga de triturar los excedentes de pan y dosificar de forma automática una cantidad precisa de agua que permite homogeneizar la mezcla y obtener una fina crema de pan reutilizable en posteriores amasadas.

La crema elaborada se enfría y conserva de forma indefinida hasta su utilización. El mando y control de la máquina se realiza a través de una pantalla táctil resistente al agua donde se visualizan y controlan de forma continua los valores del peso total y los distintos pesos parciales del producto durante la carga y descarga, así como su temperatura.

Manuel Crespo es el gerente de Talleres Luma. Describe como complicada la situación actual pero, al mismo tiempo, es consciente de que la innovación es una de las claves para mantenerse y por eso ha dotado a la factoría de la última tecnología para satisfacer las demandas del mercado. Tienen infinidad de modelos porque fabrican a medida de lo que pide el cliente, en función de su finalidad. Destaca algunas de ellas. Así, por ejemplo, esta empresa ha creado el fermentador de masa madre. «Estos equipos —resalta— son el resultado de un desarrollo tecnológico creado para recuperar la elaboración tradicional del pan, con todas las ventajas que ello conlleva y toda la comodidad que nos ofrece la técnica». Explica que el fermentador es un habitáculo higiénico donde se produce la fermentación controlada de los componentes naturales (agua y harina) y su posterior conservación. El resultado obtenido de la fermentación natural es único de cada panadero, que puede personalizar los aromas, mejorando la elaboración y conservación de panes y bollería. Además, limita el consumo y dependencia de levaduras industriales.

En el caso de los helados, Manuel Crespo puede presumir de ser el único en España que fabrica todas las máquinas necesarias para una planta de producción de helados. Así, por ejemplo, fabrica los pasteurizadores desde hace más de 35 años dirigidos al heladero artesano pero siempre ofreciendo la mayor seguridad y calidad productiva.

Fruto de la innovación constante son las plantas de pasteurización, que incluye lo necesario para la producción de mix de helado y horchata reunido en un plataforma móvil que sólo precisa de un toma de corriente y agua. Siempre tomando como base el acero inoxidable También fabrican lo último en sorbeteras, granizadores y horchateras.

En lo que se refiere a pastelería, destaca la gama de pastrocremas, concebidas para la elaboración de productos pasteurizados de elevada consistencia y viscosidad entre los que cabe destacar la crema pastelera, yema, bechamel, chocolate, leche condensada, cuajada, gelatinas, mermeladas, mayonesa, etc.

«Las máquinas pastocremas no solo ofrecen gran capacidad de producción sin apenas mano de obra, también garantizan la calidad sanitaria que los consumidores y las autoridades en la materia exigen cada vez con más firmeza», recalca el gerente de Talleres Luma. Los modelos PCS permiten adaptaciones para satisfacer los requerimientos particulares de los usuarios, como la integración de termógrafos, emulsionadores, trituradores o programación a la carta de procesos exclusivos.

«Formamos un equipo humano responsable y totalmente integrado cuyos objetivos estan encaminados a la realización, investigación y desarrollo tecnológico puntero en todos los productos que bajo patentes propias elaboramos y exportamos a diferentes paises», explica Manuel Crespo. El responsable de esta fábrica de maquinaria para alimentación asegura que la gran calidad de sus fabricados ha hecho que su utilización o uso sean valorados positivamente por las más prestigiosas firmas de alimentación.

«Manteniendo la trayectoria que nos ha identificado en todos estos años, continuamos en la misma línea de superación, adaptándonos a las diferentes normativas de seguridad españolas y europeas, con el fin de ofrecer a nuestros clientes y colaboradores productos de la mayor calidad y avanzada tecnología», argumenta Manuel Crespo que considera que el valor real de sus máquinas se evalúa en el tiempo: «Nuestros productos son sólidos y fiables». Hace hincapié en que están construidos para durar «toda una vida». Añade que su personal cualificado forma parte de la red de asistencia técnica que presta a sus clientes.

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