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Ingeniera de biosistemas

SARA MAYO.. PRIMERO FUE EL AJO Y AHORA INVESTIGA CÓMO HACER DE LA ALUBIA UN CULTIVO MÁS EFICIENTE.

La ingeniera Sara Mayo en el laboratorio de I+D+i en el que trabaja.

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nuria gonzález | león
León

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«Tengo la suerte de hacer lo que me gusta», dice Sara Mayo, que investiga en el área de Producción Vegetal. Una ingeniera agrónoma leonesa que realiza la tesis doctoral estudiando la selección de cepas autóctonas de un hongo denominado Trichoderma spp y su eficacia en el control biológico de hongos en alubia de calidad IGP La Bañeza-León. Esta investigación consiste en encontrar un hongo que está presente en nuestros suelos de cultivo y que sea capaz de controlar a otros hongos que son perjudiciales para la alubia. Para ello, primero se realizan unas pruebas en laboratorio en las cuales se enfrenta el hongo bueno (Trichoderma) con los malos (Fusarium, Botrytis, Rhizoctonia, Sclerotinia) y se evalúa su capacidad de control. Posteriormente con los resultados obtenidos, se va campo y se comprueba que ese hongo protege a la planta frente a las enfermedades fúngicas. El último paso sería la comercialización de ese hongo bueno. Una investigación que tendrá una importante repercusión para el sector.

En ello se esfuerza esta joven de 28 años que, tras concluir la carrera de Agrónomos, inició el Máster de Investigación en Ingeniería de Biosistemas con el que ha dado paso al doctorado. Asegura que trabajar en la producción vegetal es «gratificante» porque «cada día aprendes algo nuevo». Por eso define la investigación en este campo como «una aventura». La optimización de la producción, las enfermedades y plagas que afectan a los cultivos así como la búsqueda de una solución para resolverlos son los aspectos que han ligado a esta joven al microscopio. Tiene claro que el fin de toda investigación es la aplicación en la sociedad, a dónde trasciende gracias a congresos, reuniones científicas o publicaciones. «Aquí se explican los resultados de lo que conseguimos en el laboratorio», dice esta joven leonesa de Villamor de Órbigo. No duda en afirmar que siempre le ha atraído la investigación que, desde fuera, «se puede ver como algo fácil y emocionante». Sin embargo «es difícil pues conlleva muchas horas de trabajo, y quebraderos de cabeza, que al final se compensan con los resultados». Elogia el trabajo de sus tutores, Pedro Casquero y Santiago Gutiérrez, en este camino no exento de complicaciones. «Lo importante es rodearte de gente con la que poder trabajar bien sea en León o en cualquier otra parte», asevera. Desde que comenzó el máster hasta la actualidad es colaboradora honorífica en el departamento de Ingeniería y Ciencias Agrarias.En la actualidad cuenta con una beca de la ULE, financiada por la empresa Pago de Carraovejas. Con Pedro Casquero y Marcos Guerra, ha publicado un libro sobre el cultivo del ajo en Órbigo.

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