con precisión milimétrica
DANIEL GONZÁLEZ MADRUGA.. investiga el brazo articulado que mide las piezas en fabricación.
Daniel González Madruga investiga cómo lograr la máxima precisión a los brazos articulados para medir coordenadas que se utilizan en la fabricación de cualquier pieza, especialmente en los sectores de automoción y aeronáutica. Este ingeniero industrial de 26 años se ha decantado por el área de Fabricación, dónde se investigan los procesos que luego se aplican en el sector industrial. Explica que al producir una pieza se tiene que comprobar que se ha fabricado correctamente, ya que pueden existir errores. Para ello se miden los puntos de la pieza para compararlas con las dimensiones del diseño. Una tarea que realizan las máquinas de medir por coordenadas, que están fijas y son muy caras, o los brazos articulados, cada vez más implantados porque permiten llevarlo hasta la pieza y ahorrar tiempo y dinero, además de su portabilidad de uso y su facilidad de uso. En estas máquinas la precisión es menor a la micra (milésima parte del milímetro) y en los brazos, en el mejor de los casos, es de 15 micras. Lograr mejorar esa precisión es el objetivo de la tesis doctoral en la que está inmerso bajo la dirección del profesor Joaquín Barreiro. Su trabajo consiste en controlar cómo afectan los operarios que manejan el brazo a las mediciones.
Este leonés argumenta que el uso de brazos articulados reduce considerablemente el tiempo utilizado en las tareas de inspección de las piezas «que no aporta valor al producto, únicamente comprueba si la pieza está correctamente fabricada. Por esta razón el menor tiempo que se dedique a la inspección, mayor tiempo que se puede dedicar a mejorar el producto o la producción». Además, resalta que la flexibilidad y adaptabilidad de los brazos permite realizar la inspección en piezas que antes no se podía o resultaba muy difícil. Añade que los costes de inspección son reducidos al poder utilizar un brazo en lugar de una máquina de medir por coordenadas. «Además al mejorar el brazo no se mejora un proceso o un producto en concreto sino que se mejoran todas las empresas que hagan uso de estos aparatos», añade este ingeniero que reconoce que comenzar este proyecto le ha aclarado las ideas sobre la intención de dedicarse a la investigación. Es consciente de que el doctorado supone «estudiar algo no conocido», lo que requiere emplear tiempo en conocer cómo se encuentra la ciencia en ese campo, analizar las líneas de actuación, realizar ensayos, analizar resultados y sacar conclusiones. A lo que hay que sumar constancia y paciencia. «Avanzar en la tecnología requiere conocer en todo momento el estado actual para mejorarla», sostiene.