Diario de León

el salva vidas en la carretera

carlos galán desarrolla un denunciador de infracciones y avisador de seguridad para erradicar los accidentes de tráfico. Avisa al conductor cuando comete una imprudencia. Si no le hace caso cursa automáticamente la denuncia a Tráfico. Además, alerta al conductor de la posibilidad de un accidente y contacta con los servicios de emergencia en caso de que ocurra. Es el dispositivo que ha inventado Carlos Galán que aúna GPS, wifi, telefonía móvil y DNI electrónico.

La caja se colocaría en todos los vehículos.

La caja se colocaría en todos los vehículos.

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nuria gonzález | león
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Un dispositivo que sirva para auxiliar en caso de accidente o que interpone la multa automáticamente ante una infracción y tras advertencias reiteradas al conductor. Es el Avisador de Seguridad y Denunciador de Infracciones (Asdi) que ha inventado Carlos Galán de la Torre. Extremeño de nacimiento y leonés de adopción no cesa de pensar como erradicar una de las lacras de la sociedad actual, los accidentes de tráfico, cuyas causas están, en la mayoría de los casos, en el exceso de velocidad.

Se trata de un equipo electrónico que integra las tecnologías GPS, telefonía móvil, wifi y DNI electrónico que pretende incrementar notablemente la seguridad vial, partiendo de la idea de que es en los propios vehículos donde únicamente se puede realizar una vigilancia y control realmente efectiva y a la vez económica de las infracciones de tráfico. Estaría instalado obligatoriamente en todos los vehículos.

Carlos Galán ha diseñado el Asdi mediante la combinación de un GPS particular, una unidad procesadora de datos y un módulo de comunicaciones integrados en una caja pequeña, robusta, hermética y sellada. En lo que concierne a su función limitadora de la velocidad, procesa los datos que recibe de su GPS para informar al conductor del vehículo sobre la limitación de velocidad del tramo de vía que recorre. En caso de que sobrepase dicha limitación y dependiendo de la flexibilidad programada para cada límite de velocidad, le advertirá de su obligación de reducir la velocidad por debajo del límite Establecido. De hacer caso omiso, el equipo está programado para formular directamente una denuncia, la registra en su memoria no volátil y la transmite seguidamente a tráfico.

Carlos Galán argumenta porqué no es un medio para multar más. «Todo lo contrario», dice. Así, argumenta que su equipo es flexible y avisa antes de denunciar, cosa que no sucede con los radares de tráfico, que cogen desprevenidos a los conductores. La pega del dispositivo, en opinión de su inventor, podría estar en que limitaría una pretendida libertad del conductor para acatar las normas de tráfico a su albedrío, y «sufriría» el marcaje de una máquina que le diría, cuando rebasa los límites o lo que no tiene que hacer.

Este inventor añade que, a la hora de decidir la emisión de una denuncia, el equipo Asdi puede actuar con toda la tolerancia o flexibilidad que las autoridades de tráfico consideren pertinentes. En este sentido, se puede dejar al libre albedrío del conductor, por ejemplo, la velocidad a la que adelante a otro vehículo que circule a una velocidad próxima a la máxima de la vía, o la disminución de velocidad a realizar cuando pase a un tramo de vía con límite de velocidad inferior, y también, controlar por tramos la velocidad en determinados sectores aunque no haya señal del GPS.

Carlos Galán ha pensado en todo. De hecho, el avisador estaría preparado para aquellos conductores que intentaran inutilizarlo. Incorpora un módulo, llamado auxiliar autónomo, dotado con un microprocesador y circuitos electrónicos, que es ayudado en su función supervisora por unos mini sensores electromecánicos, sensibles a determinados movimientos del vehículo, y por diversos componentes que detectarían la existencia de ondas electromagnéticas inhibidoras, de campos magnéticos inusuales, de temperaturas extremas o de cortes de corriente.

Dicho módulo, que está alimentado por una batería recargable interna, entra en estado de hibernación cuando se extrae la llave de contacto del vehículo, para no gastar inútilmente la carga de su batería, y sale únicamente de la hibernación cuando averigua, por sus sensores internos, que el vehículo está en marcha y circula por encima de cierta velocidad. Entonces comienza su labor investigadora y supervisora, aunque se haya desenchufado el equipo de su alimentación de corriente externa, para descubrir, registrar y notificar a Tráfico, tanto las manipulaciones fraudulentas exteriores como las averías o fallos internos, y también, la circulación del vehículo a velocidades superiores a una máxima prefijada.

Según el estudio económico que ha realizado sería una solución «eficaz y económica». Respecto a la segunda cuestión, señala que sería necesario año y medio para estar implantado en todos los vehículos del país. Colocar cada uno de ellos, algo que harían los talleres, costaría unos 35 euros lo que arrojaría un montante de 976,5 millones de euros, que irían a parar a un sector especialmente castigado por la crisis económica actual. Cifra a la que habría que sumar el coste del dispositivo, unos 50 euros por unidad, lo que da un montante total de 1.395 millones de euros para cubrir el parque automovilístico en España.

A este respecto, Galán recalca que casi todas las infraestructuras necesarias para su implantación están en funcionamiento actualmente, por lo que sólo sería necesario instalar una extranet de la DGT para la comunicación con los equipos Asdi y abrir unos centros técnicos para su revisión y reparación, que podrían ubicarse en los centros de ITV actuales.

Sumando al precio de los equipos (1.395 millones de euros), el coste de su instalación (976,5 millones de euros) y el coste total de los elementos estructurales necesarios, que podría ser de 300 millones de euros, tendríamos un monto de 2.671 millones de euros para invertir en dos años. A estas cifras hay que añadir el ahorro estimado debido al descenso en los accidentes de tráfico.

Eficaz, asevera, porque el limitador de velocidad sería el propio conductor. «El hilo conductor o la correa de transmisión de la acción del equipo avisador sobre éste y, por lo tanto, sobre el acelerador y el freno, sería el aviso de una infracción, apelando a la responsabilidad del mismo, y, en último caso, la coacción de una segura denuncia en caso de ignorar el aviso recibido más allá de lo previsto», indica Carlos Galán.

No duda en asegurar que este invento ««es un ángel con cara de demonio» porque, más que un denunciador de infracciones, es un avisador de seguridad. Apoya esta apreciación cuando argumenta que su equipo informaría al conductor sobre la limitación de velocidad del tramo que recorriera, sobre la distancia de seguridad a tener con el vehículo precedente de acuerdo con la velocidad de circulación, sobre la existencia de una eventual situación de peligro que hubiera en la calzada varios kilómetros más adelante, como tráfico lento o parado debido a un siniestro o a la caída de rocas o árboles.

Avisos que podrían evitar muchas colisiones por alcance, incluidas las que se producen sobre todo en autopistas y autovías en situaciones de baja visibilidad, en las que suelen verse involucrados muchos vehículos. Así mismo, pediría al conductor que dejara libre el carril de adelantamiento para permitir el paso de un vehículo de emergencias.

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