Cerrar

CARTELERA DE CINES

Un nuevo ‘Club de los poetas muertos’

Aleksander Maksik, autor de la novela ‘No te mereces nada’.

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Crónica | josé oliva

El escritor estadounidense Alexander Maksik sigue la estela del filme El club de los poetas muertos en su primera novela, No te mereces nada , un ejercicio metaliterario que describe la relación entre un profesor y una alumna desde diferentes puntos de vista.

El punto de partida de No te mereces nada (Miscelánea) es la experiencia del autor con sus padres, que también eran profesores: «siempre me interesó la diferencia entre quiénes eran mis padres en casa y en el colegio», dice Maksik, quien prefería ver a los maestros «en su dimensión humana más que como objetos o máquinas». Aunque no molesta a Maksik que se compare su ópera prima con El club de los poetas muertos , considera que su novela es «algo más complejo» y en su interés siempre estuvo en escribir una novela y no un ensayo o un libro de memorias, pues «las ideas que quería explorar sólo eran accesibles desde la ficción».

El centro de la novela es William Silver, un profesor carismático y con talento a quien sus estudiantes adoran, que lleva a su aula ideas que afectarán profundamente a cómo los alumnos se conducen en la vida, y de este modo sus debates sobre Camus, Faulkner, Sartre o Keats despiertan la justicia social de los estudiantes y sus capacidades para el pensamiento filosófico y ético. La historia trágica de la novela tiene un escenario luminoso, el París de las manifestaciones contra la guerra de Irak, «una ciudad que es para mí un ideal, igual que lo es William para sus alumnos», confiesa Maksik.

Argumenta el autor, que pasa largas temporadas en la capital francesa, que «situar la novela en ese París cargado de manifestaciones y tumultos era la réplica perfecta para mostrar los tumultos internos del protagonista». Uno de los grandes aciertos de No te mereces nada es narrar la misma historia desde tres puntos de vista diferentes, que además de mostrar las diversas percepciones de la misma realidad, «tiene relación con la forma poliédrica y deconstructiva de enseñar del propio William». Admite Maksik que tiene «cierta compasión» hacia el personaje de William, aunque aún es más compasivo con los estudiantes: «El profesor es un desastre fuera del aula, lo veo como un cobarde y el único sitio en el que tiene fuerza es en la clase». La novela hace aflorar las contradicciones de los docentes en sus vidas privadas en relación con los ideales que intentan transmitir en sus clases.