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aves en el punto de mira

E l E.coli tuvo en el polémico caso alemán su vertiente más mediática. Pero su incidencia es común y es objeto de investigación constante. Syva desarrolla una vacuna para su control en granjas avícolas, en colaboración con la mayor autoridad europea, el catedrático Jorge Blanco.

La investigación de la nueva vacuna va dirigida a las explotaciones avícolas.

León

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La práctica totalidad de las bacterias, virus y demás agentes que pueblan los laboratorios de investigación farmacéutica mantienen sus (para el común de los ciudadanos) impronunciables nombres en el anonimato. Pero algunas de ellas dan el salto a la fama hasta formar parte del lenguaje común de tertulias y comentarios. ¿Quién no ha oído hablar de Escherichia coli, o más bien del E.coli?

El caso alemán y el desafortunado episodio de los pepinos españoles colocó en esta bacteria todos los focos de la atención pública, pero es uno de los organismos más investigados en los laboratorios. Una de las principales autoridades a nivel mundial sobre la materia es el catedrático de Microbiología Jorge Blanco, de la Facultad de Veterinaria de Lugo.

Blanco y su equipo investigador (formado por veterinarios, biólogos, médicos, farmacéuticos e ingenieros) desarrollan varios proyectos sobre la caracterización de cepas de E.coli enterohemorrágicas, tanto de las clínicas humanas como de alimentos y animales portadores. Estudian además cepas de E.coli causantes de infecciones extraintestinales (sepsis y cistitis) en seres humanos y aves, con genes de virulencia y resistencia a antibióticos.

Uno de estos desarrollos para vacunas lo lleva a cabo a través de su colaboración con Syva, el histórico laboratorio leonés, en un proyecto que prevé poner en el mercado en poco más de cuatro años una vacuna para las explotaciones avícolas. Lo explica Ángel Llanos, director de I+D del laboratorio leonés.

«Es un proyecto que se está iniciando, y que estamos seguros de que será importante porque va a prevenir procesos infecciosos que dan problemas en las aves. Problemas que causan pérdidas económicas importantes a los productores, pero también tienen derivadas destacables para la salud pública».

Las aves pueden ser una fuente de contaminación en este sentido para las personas, y al controlar la enfermedad en los animales se reduce sensiblemente el riesgo para la salud humana. En la que suele manifestarse en casos de colibacilosis (problemas en el tracto digestivo). «La colibacilosis no tiene síntomas tan espectaculares como la salmonelosis, por ejemplo, pero se producen muchos casos al año. Y algunos con síndromes urémicos muy importantes, que pueden ser provocados por algunas de estas cepas y que producen patologías renales muy graves».

Llanos recuerda que generalmente la fuente de contaminación de E.coli son las heces, y que el paso a la cadena de alimentación puede realizarse a través de los animales, los suelos, las aguas,… «También las canales de animales, aunque ahora en los mataderos las cosas se hacen muy bien, todo está muy controlado y no suele haber problemas».

La vacuna que Syva desarrolla ahora con el equipo del profesor Blanco «tiene como objetivo proteger a los animales de las granjas, fundamentalmente para evitar que enfermen y el productor tenga pérdidas, pero indirectamente para mejorar las condiciones de producción y evitar el paso a los humanos».

El desarrollo de esta vacuna colocará a Syva de nuevo entre los laboratorios punteros en el desarrollo de productos de sanidad animal, un universo investigador en el que ha sido referente durante más de 70 años, y que le permite vender sus productos en más de 50 países de todos los continentes.

El laboratorio leonés, referente también en la fructífera historia de farmacia y biología veterinaria leonesa, nació en 1941 y ha marcado algunos de los hitos de la investigación dedicada al mundo animal. Especialmente la salida al mercado de un medicamento que hoy sigue combatiendo el síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS) en 1996, y las vacunas contra la lengua azul en el 2006.

Desde el 2008 Syva desarrolla buena parte de su investigación, así como su producción, en la planta ubicada en el Parque Tecnológico de León, que tiene previsto ampliar a corto plazo.

Hoy Syva cuenta con un equipo que ronda las 70 personas, más de la mitad de ellas licenciados y doctores en veterinaria, biología, química, ingenierías o farmacia, sostiene el entramado investigador e innovador de esta empresa que tiene de nuevo la vista puesta en la expansión, no sólo de la producción sino de nuevos mercados.

Tradicionalmente el laboratorio ha sido referente en productos destinados al ganado porcino, y también del ovino; con menos presencia en los tratamientos para rumiantes y poca actividad relacionada con las aves.

Sin embargo, la fuerte reducción de la cabaña porcina registrada en los últimos años ha llevado a Syva a lanzarse a otros mercados con mejores perspectivas de futuro, como el avícola. Todo ello sin dejar de lado la investigación en las enfermedades porcinas. ««Hemos etado investigando en los últimos años la enfermedad de Aujestky, que después de muchas campañas de vacunación prácticamente se está erradicando; y seguimos desarrollando nuevas vacunas para el PRRS, que es un virus extremadamente variable, con muchas cepas distintas y sobre el que se sigue investigando en varios países», explica Llanos.

También señala que Syva está a punto de sacar una vacuna para porcino que se encuentra en fase muy avanzada de ensayos clínicos, y que prevé presentar a finales de año para que pase a registro. La vacuna trata complicaciones en los procesos respiratorios del cerdo, y está realizada a base de una «proteína purificada que exige una tecnología y un desarrollo importante».

El laboratorio leonés mantiene también su posicionamiento puntero en los tratamientos contra la lengua azul, del que han vendido diez millones de dosis en España. otros tantos en Francia y todo lo que se ha inyectado en Portugal. «Ahora el problema parece controlado pero creo que en el futuro se necesitarán más vacunas. Salvo una situación grave no volverá a necesitarse un volumen de producción como el exigido a partir del 2006, pero habrá que seguir ahí».