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infinitas posibilidades

Leasba destaca las utilizadades de pizarras interactivas de última generación . con un software intuitivo y sencillo. E l espectro de herramientas de que disponen las nuevas pizarras interactivas abre todo un mundo de posibilidades para la docencia. Aunque su software es sencillo, no suelen aprovecharse todas sus utilidades

Las pizarras interactivas permiten múltiples opciones de herramientas.

León

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«En temas de tecnologías estás atrasado todo el tiempo, continuamente salen cosas nuevas». Y más completas, con nuevas herramientas y casi infinitas posibilidades. Mucho mejores, pero que también despiertan recelos entre aquellos para los que las nuevas tecnologías no dejan de ser un mundo permanentemente por explorar y los que no quieren «perder tiempo» en reciclarse.

Por eso la empresa leonesa Leasba no sólo ofrece los productos y los servicios de mantenimiento, sino también la formación necesaria para adaptarse a las últimas propuestas tecnológicas, en el menor tiempo posible.

Lo hacen con las pantallas interactivas, una de las herramientas en las que más se ha avanzado, que más posibilidades novedosas ofrece, pero también con un nivel más alto de prestaciones desaprovechadas. Así lo explican Matías Rodríguez Baños, responsable TIC de la empresa, y Lucio Fuertes Soto, director general de Leasba.

«Estas herramientas se utilizan sobre todo en el campo de la formación, y entre sus ventajas está que ofrecen un número casi infinito de pizarras, que no es necesario borrar y que puedes mover, mejorar, interactuar,...» Ofrecen la posibilidad, por ejemplo, de tener la clase preparada en un power point, o un PDF, y hacer anotaciones sobre lo preparado, remarcar sobre el documento,...

A través de la nueva oferta de pizarras las clases preparadas pueden guardarse, grabarse en vídeo, recoger las últimas anotaciones, de forma que en la próxima clase se utilice lo mejorado en las anteriores,... «Un docente puede preparar una clase, y cuando llega al alumnado no tiene que perder tiempo escribiendo porque ya lo tiene todo. No sólo se ahorra mucho tiempo, sino que a los alumnos les resulta mucho más dinámico».

Y la utilización de estas pizarras de última generación tiene en sus aplicaciones en las aulas sólo una pequeña parte de sus prestaciones. «Directamente el profesor puede colgar la clase y los alumnos descargársela, pueden verla desde casa o desde cualquier sitio, pero también tienen la posibilidad de interactuar con ella».

En estas pantallas varias personas pueden escribir a la vez, o más de un alumno puede estar resolviendo el mismo problema al tiempo, y el profesor comprobar las evoluciones en tiempo real. Incluso desde puntos geográficamente distanciados.

Fuertes y Rodríguez coinciden en que la utilización de este tipo de dispositivos es mucho menor de lo que debería. «El programa de la Junta sí ha dotado a los colegios de pizarras electrónicas, aunque son mucho más sencillas; y también la Universidad utiliza estas tecnologías, pero menos de lo que debiera».

Uno de los principales problemas, señalan desde Leasba, es que al final el docente tiene que reciclarse «y enfrentarse a las nuevas tecnologías. En la mayor parte de los casos, aunque las opciones novedosas y disponibles sean muchas, al final la gente sigue prefiriendo una tiza o un power point».

Ello a pesar, aseguran, de que el software que utilizan este tipo de dispositivos es «muy sencillo e intuitivo. Pero tienes que dedicarle un tiempo a entenderlo, porque la cantidad de opciones que muestra es enorme». Las pizarras «tienen muchísimas herramientas, y eso en los docentes más jóvenes no es un problema, pero en los que llevan más tiempo trabajando de otra forma provoca recelos, son más reacios a adaptarse».

Las últimas tendencias en las que están avanzando los fabricantes se centran en la creación de proyectores interactivos, y en que pueda trabajarse sobre una pizarra o sobre una pared, por ejemplo. Las pizarras pueden tener varias capas, y eso abre enormes posibilidades de utilización. «Además puedes escribir con el dedo, hacer líneas que en la pantalla aparecen perfectamente rectas, escribir a mano y que quede recogido con letra de máquina,...»

En realidad la adaptación a este tipo de dispositivos es «cuestión de tiempo. Antes paso con los proyectores e las aulas, hubo que cambiar porque estaban acostumbrados a las transparencias; pero luego las utilizaron y ahora están en todas partes».

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