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el colchón que se mueve

el cre lidera un proyecto para mejorar la calidad de vida de los discapacitados mediante colchones de alta tecnología. E star apoyado sobre una parte del cuerpo durante un largo tiempo trae importantes consecuencias y daños, en ocasiones, irreversibles. En el CRE desarrollan un proyecto para determinar cómo se puede mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad mediante colchones de alta tecnología de presión alternante.

Las enfermeras con Jaime Vázquez, uno de los usuarios del CRE que participa en esta investigación.

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nuria gonzález | león
León

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El Centro de Referencia Estatal (CRE) para la atención a personas con grave discapacidad y para la promoción de la autonomía personal y atención a la dependencia desarrolla una investigación que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas con movilidad reducida que están obligados a permanecer durante mucho tiempo en una misma postura, lo que puede conllevar importantes daños.

El objetivo de este proyecto de I+D+i, que desarrolla junto a prestigiosas empresas, pasa por reducir el impacto de las úlceras por presión mediante la utilización de colchones de presión alternante, es decir, aquellos que se programan para mover al paciente y evitar que se apoye sobre un punto del cuerpo durante un tiempo prolongado.

Prevenir esta patología y reducir sus efectos forman parte del empeño del CRE desde que abriera sus puertas y con la implantación de protocolos de actuación que han reducido su incidencia de un 10,9% a un 5,3% en los usuarios del centro.

Ana González es la responsable del Área Residencial que coordina este proyecto, que involucra a buena parte del personal sanitario de este centro puntero en investigación para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad.

Lleva por título ‘Evaluación de la eficacia para la prevención de úlceras por presión de colchones de presión alternante en personas con grave discapacidad’ y consiste en utilizar durante un tiempo determinado colchones de presión alternante de diferentes tipos y marcas existentes en el mercado en algunos usuarios del centro afectados de una grave discapacidad, con un riesgo alto de desarrollar úlceras por presión, con el objetivo de evaluar su eficacia en la prevención.

Las enfermeras del centro realizan inspecciones dos veces al día de los puntos del cuerpo donde es posible la aparición de lesiones para detectar cualquier cambio en la piel.

Estos colchones de alta tecnología se caracterizan por disminuir la presión que se genera en las zonas de apoyo continuo del cuerpo para evitar los daños que se puedan producir en la piel. Pueden ser de aire, de agua o de espuma aunque los utilizados en el CRE son de aire.

Los colchones de presión alternante evitan tener que mover cada tres horas a las personas que están obligadas a permanecer en una cama.

Es el primer paso de un estudio pionero que se completará con otros como la evaluación de superficies especiales de manejo de presión, con el objetivo de evaluar la eficacia de estos dispositivos en la zona de los talones. También se investigará la eficacia de los cambios posturales en la prevención de las úlceras por presión, con el objetivo no tanto de confirmar la eficacia de los cambios posturales que ya esta demostrada, sino de aportar mas evidencia científica sobre como hacerlos, los tiempos de rotación, etc.

Varios usuarios del CRE forman parte de esta importante investigación. Entre ellos está Jaime Vázquez que lleva cuatro años en el centro y su discapacidad le lleva estar postrado en una cama durante muchas horas.

La investigación se completará con un proyecto sobre la influencia de los suplementos nutricionales en el desarrollo, evolución y creación de las úlceras por presión, ya que como se ha demostrado el estado nutricional de las personas constituye un factor importante tanto en la prevención como en el tratamiento de esta patología.

La úlceras por presión (UPP) son heridas en la piel que se producen al soportar ésta una presión extrema al estar mucho tiempo en una misma postura. Hasta ahora no son muchos los estudios realizados al respecto, algo que el CRE pretende mejorar. Así, el primer estudio nacional de prevalencia y tendencias de prevención de UPP en España indica que la prevalencia en el medio hospitalario es del 8,81% y en los pacientes que reciben atención domiciliaria es de 8,34%.

Aunque la tasa de mortalidad varía en cada comunidad autónoma oscila entre las 20 y las 31 muertes por cada 100.000 habitantes en hombres y en mujeres respectivamente. Además, el riesgo de muerte de un paciente aumenta hasta cuatro veces cuando desarrolla este tipo de patología.

Las úlceras por presión (UPP) son una lesión de origen isquémico localizada en la piel y tejido subyacentes, producida por la acción combinada de factores extrínsecos, entre los que se destacan las fuerzas de presión, tracción y fricción.

Entre las personas que pueden sufrir este tipo de úlceras se encuentran enfermos con escasa movilidad condenados a permanecer mucho tiempo en la misma posición, pacientes con trastornos del aparato locomotor, pacientes neurológicos o los lesionados medulares. Estos grupos de pacientes de riesgo tienen en común que carecen de los mecanismos fisiológicos de defensa, ya que presentan hipoestesia-anestesia, acompañada o no de trastornos tróficos en la piel, como piel delgada y pérdida de grasa subcutánea; además puede existir falta de tono muscular o espasticidad. Todas estas alteraciones contribuirán en mayor o menor medida a incrementar el efecto nocivo de la presión.

La coordinadora del proyecto resalta que las úlceras por presión han supuesto una preocupación constante para los profesionales de enfermería, experimentando una evolución inherente al desarrollo profesional, «concretado en el aumento del conocimiento y en la generación de información que se ha producido en los últimos veinte años». Asegura que en el CRE el equipo de enfermería tiene como objetivo la mejora de la calidad de los cuidados enfermeros y es muy consciente que las úlceras por presión son uno de los primeros indicadores de calidad del cuidado enfermero.

El primer paso de este proyecto ha sido la elaboración y difusión de un código de buenas practicas, que se ha elaborado e implementado. Se trata de la Guía de Práctica Clínica para la prevención y el tratamiento de las úlceras por presión.

Las Guías de Práctica Clínica (GPC) son un conjunto de recomendaciones desarrolladas de forma sistemática para ayudar a profesionales y a pacientes a tomar decisiones sobre la atención sanitaria más apropiada, y a seleccionar las opciones diagnósticas o terapéuticas más adecuadas a la hora de abordar un problema de salud o una condición clínica específica. Ana González también recuerda que el desarrollo de una úlcera por presión (UPP) supone la precipitación de otros numerosos problemas, por lo que su prevención es primordial, además de un indicador de la calidad asistencial.