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De la cerveza al cáncer

Marisa Alonso investiga en Manchester. con levaduras que desvelan los mecanismos de división celular incontrolada. E s más barato y más rápido, pero los mecanismos son los mismos. El sistema de división celular, las interacciones con proteínas,... Las levaduras van mucho más allá de los procesos que conocemos a pie de calle. Hasta han dado un premio Nobel. Con alumnos suyos investiga la leonesa Marisa Alonso, cuyas inquietudes van mucho más allá del laboratorio.

León

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Una de las principales líneas de investigación en la lucha contra el cáncer se centra en la capacidad de división de las células dañadas. El proceso de división celular es uno de los mecanismos básicos de la vida. Tanto que se da en los humanos, los animales, pero también en los organismos vivos más elementales. Por ejemplo, en las levaduras. Investigar con ellas es más sencillo (y también mucho más barato) que tratar con organismos más complejos. Pero en ellas está también la respuesta. Tanto que hasta se han ganado un premio Nobel (Paul Nurse, 2001). Con uno de sus colaboradores ha investigado durante cinco años en Manchester la leonesa Marisa Alonso. «Las levaduras son más conocidas por hacer pan o cerveza, pero con ellas se investiga desde hace tiempo sobre el cáncer». Lo explica en su blog, porque esta investigadora, retornada a Astorga, cultiva junto a su gen de laboratorio el de la divulgación y las nuevas tecnologías. Es un espíritu inquieto de la ciencia cuyas miras van mucho más allá de sus microscopios y sus probetas. De hecho, prepara ya nuevos proyectos para su aventura maragata. Marisa Alonso sí es como la levadura. Crece, y se esfuerza porque los que están a su alrededor crezcan también.

Esta astorgana, farmacéutica por tradición familiar, estudió Farmacia en Salamanca casi por determinación genética. Pero la evolución en su caso le llevó a «enamorarse» de la microbiología y la genética. «Al terminar la carrera, me metí en el departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca». Allí desarrolló durante cinco años su tesis doctoral trabajando ya con levaduras, pero «en campos totalmente distintos a los que abarcaría posteriormente».

Tal fue su enamoramiento que mientras realizaba el doctorado estudió la licenciatura de Bioquímica, «para ahondar en los conocimientos sobre genética y biología molecular, que es lo que utilizaba en el día a día de mi tesis».

Doctorada en el 2007, dedicó cinco años de investigación en su estancia postdoctoral en el Paterson Instituto For Cancer Researchar de Manchester. De regreso a la farmacia familiar a Astorga, prepara nuevas facetas investigadoras, aunque eso forma ya parte de un capítulo que está por escribir.

Durante sus años de trabajo en el Instituto Paterson ha trabajado con levaduras. «Son células muy sencillas, con las que es más fácil trabajar porque no forman órganos complicados como en el caso de los humanos. Pero sus estructuras internas, sus proteínas y genes, son muy parecidas a las de las céculas humanas. De hecho, la levadura con la que yo he trabajado, schizosaccharomyces pombe o levadura de fisión, se divide de la misma forma que una célula humana».

La división celular está regida por una serie de estrictos controles que obligan a que se haga de forma ordenada. En el caso de las células cancerígenas, sin embargo, estos procesos están dañados y las células crecen sin control. Y siguen procesos que se dan de la misma manera en las células de todos los organismos a lo largo de la evolución.

Estos procesos de división están también determinados por las proteínas que los determinan, y que son muy parecidas en todos los organismos, desde levaduras o moscas a ratones o humanos. «Pero es mucho más fácil estudiar en las levaduras cómo se comportan estas proteínas. Nos da la oportunidad de probar muchas posibilidades diferentes, y una vez que se descubre cuál es la fórmula por la que se afecta el proceso de división de una célula, los resultados se publican y otros científicos que trabajan con células humanas o ratones utilizan esa información y comprueban si actúa de la misma manera en estos organismos más complejos».

Y hay muchas posibilidades de que así sea, porque «las proteínas importantes son prácticamente iguales en los distintos organismos». De hecho, las investigaciones de Paul Nurse determinaron cuál era la «proteína jefe» en el proceso de control de la división celular, y también que actuaba de la misma manera en las levaduras que en los humanos. Y recibió un Nobel, ahí está la muestra de la importancia de estas investigaciones».

Las investigaciones del equipo de Alonso en el Instituto Paterson tienen aplicación en prácticamente todos los tipos de cánceres. «El cáncer no es una sola enfermedad, es un grupo de enfermedades. Incluso un mismo tipo, como el cáncer de mama, responde a distintos tipos de mutaciones que provocan distintos procesos. Pero una de las características generales en todo este tipo de dolencias es que se producen mayor cantidad de lo normal de proteínas que activan ese proceso de división celular. Las células cancerígenas se dividen entonces más rápido y con menos control. Es algo que ocurre en diferentes tipos de dolencias, aunque no es el único factor que determina la aparición del cáncer, que suele responder a diferentes mutaciones».

Sin embargo, en aquellos tipos en los que una de las características es que se posee una mayor cantidad de proteínas que activan la división celular es entre los que se pueden utilizar en mayor medida los medicamentos desarrollados a raíz de estas investigaciones.

La investigación del equipo va más allá. «La principal proteína con la que trabajamos es la Quinasa Polo, una de las claves en la división celular. Nuestros estudios se centran en su interacción con otras proteínas: dependiendo de dónde se unan a ella, tienen un efecto u otro». De hecho, según Alonso, la importancia de estas investigaciones es que «permiten desarrollar medicamentos no que bloqueen la Quinasa Polo, sino que interrumpan sólo su unión o su interacción con otras proteínas concretas. Esto tiene una relevancia importante a la hora de desarrollar tratamientos con menores efectos secundarios, ya que son mucho más específicos».

La científica leonesa concluye que todas estas investigaciones sobre levaduras son «la base para el desarrollo de todo el proceso que puede llevar un medicamento para que realmente funcione en los humanos».

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