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¡que me saquen de internet!

ciberágora. Susana de la Fuente Rodríguez Coordinadora de la Dirección de Operaciones - Inteco

Publicado por
León

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Este es el grito de guerra de los ciudadanos que encuentran, sorprendidos, cómo por obra y gracia de los buscadores son recuperados en el presente hechos pasados ya resueltos publicados en boletines oficiales, periódicos o páginas web.

El caso típico viene a ser el siguiente. Un ciudadano, que llamaremos Samuel García, cometió una infracción en el 2003; dicha infracción, en cumplimiento del principio de publicidad, apareció publicada en su día en boletines oficiales o publicaciones de cierta tirada. Asumimos que el responsable Samuel ha cumplido religiosamente con la multa o condena y, por tanto, a día de hoy está limpio.

En un mundo sin Internet, el rastro de esta infracción se encontraría en el soporte físico, periódico o boletín oficial, donde se ha dado publicidad a la misma, susceptible de ser consultado en hemerotecas o archivos y, de facto, de difícil acceso generalizado. En el mundo digital en el que vivimos, la digitalización de las publicaciones (ya sea boletín, periódico, o de otro tipo), unida al efecto rastreador de los motores de búsqueda, hace que al introducir en un buscador ‘Samuel García’ aparezca, entre otros resultados, el enlace a la noticia del 2003 donde se hacía eco de la infracción. En este caso, el buen señor García probablemente haría suyo el grito de ¡que me saquen de Internet! Dicho de otro modo, este ciudadano está reclamando el derecho al olvido, no contemplado como tal en el Derecho español, pero sí recogido en la Propuesta Europea de Reglamento General de Protección de Datos.

En el debate público aparecen dos posiciones enfrentadas: los que defienden un derecho al olvido para borrar de Internet determinada información personal, y los que defienden el derecho a la información, argumentando que todo lo que existe en Internet pertenece a la Historia y quecomo hechos históricosno pueden ser borrados ni desaparecer.

La ciudadanía parece decantarse por la primera postura. Así, en una encuesta realizada por la Comisión Europea en diciembre del 2010, el 75% de los ciudadanos europeos pedían ser capaces de eliminar información personal de un sitio web cuando así lo decidan.

El Estudio sobre la percepción de los usuarios acerca de su privacidad en Internet (www.inteco.es/Seguridad/Observatorio/Estudios/Estudio_Privacidad) publicado por Inteco en diciembre del 2012 apunta a la misma dirección: el 84,4% de los usuarios de Internet en España afirman que cada persona debe ser capaz de decidir sobre sus datos personales y tiene derecho a poder eliminar su rastro de Internet. Apenas el 6,7% piensa que ejercer este llamado derecho al olvido es una forma de censurar información y creen que el derecho a la información prima sobre el derecho a la protección de datos.

Cuestiones técnicas aparte (¿es realmente posible borrar todo el rastro de una persona en Internet?), y en espera de una mayor concreción por parte de las instituciones europeas que aporte coherencia al debate, una solución conciliadora pasaría por garantizar un derecho a la información de lo relevante, respetando un derecho al olvido de lo secundario.

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