Diario de León

Una hora como moneda de cambio

El Banco del Tiempo de Burgos permite trueques sin necesidad de dinero. U na hora basta para recibir una clase de baile, permitir que le cocinen a uno unas lentejas o arreglar el grifo del baño que llevaba años goteando. No hay dinero, sólo buenas intenciones y 60 minutos.

En el Banco del Tiempo se puede hacer trueque para cambiar objetos o actividades.

En el Banco del Tiempo se puede hacer trueque para cambiar objetos o actividades.

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l. sierra| burgos
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¿Se imaginan vivir sin dinero? En el Banco del Tiempo de Burgos es posible. Esta asociación sin ánimo de lucro permite que cada uno de sus usuarios pueda recibir el servicio que desee al mismo precio: el coste temporal de una hora.

El Banco del Tiempo de Burgos nació hace unos meses con el objetivo de promover el intercambio de servicios, actividades, de objetos e ideas entre sus usuarios, en base al tiempo que duran dichos trueques.

«No hay dinero, la única moneda de cambio es el tiempo, con su unidad la hora», explica su precursora, María Pilar Barrios, quien decidió poner en marcha esta singular asociación tras quedarse en el paro.

«Tenía constancia de que existían otros bancos del tiempo en España y de que estaban funcionando muy bien».

Fue así como en plena crisis económica, decidió poner en marcha la asociación con la poca ayuda que recibió, en un primer momento, de las administraciones.

La desconfianza es la barrera principal que se ha encontrado María Pilar en todo este tiempo. «Mucha gente desconfía de que por dar una hora de tu vida vayan a leerte un cuento o vayan a ayudar a tus hijos a superar un examen de inglés y eso es lo que tiene que saber la gente, que esto no es una secta ni nada raro, que bancos del tiempo hay por todo el mundo y que ahora, con la que está cayendo, pueden ser más útiles que nunca».

En plena recesión económica y a sabiendas de que muchas familias no pueden costearse unas clases extras para sus hijos o alguien que les haga la comida o les arregle una chapucilla en casa, su precursora entiende que «el Banco del Tiempo puede ayudar a muchas familias que lo están pasando realmente mal». Razones no le faltan, si tenemos en cuenta que en esta singular asociación todo se hace sin dinero y mediante trueques temporales que duran 60 minutos, nunca más de lo estipulado.

Anticrisis

La página web www.bancodeltiempoburgos.es es el primer contacto para aquellas personas dispuestas a cambiar una hora de su vida por un servicio. De momento, ya son cerca de 75 los usuarios inscritos y más de un millar los seguidores de Facebook de la asociación por lo que todo hace sospechar que en el 2013 aumentarán el número de servicios y trueques. Atención a mayores y personas con discapacidad, peluquería, bricolaje, fontanería, reparaciones, mudanza o ayuda en casa son algunos de los apartados más demandados hasta la fecha.

«Tenemos casi de todo pero faltan muchos perfiles profesionales o personas que sepan hacer cosas y estén dispuestas a asumir los trueques», destaca María Pilar, quien entiende que es «muy agradable» saber que si un día tienes una cena importante y no tienes quién te peine, busques una alternativa en el Banco del Tiempo porque «te puedes ahorrar mucho dinero».

Tu hora por mi hora

Lejos de entrar en un conflicto con servicios profesionales y actividades comerciales, la presidenta del Banco del Tiempo deja claro que «no se trata de competencia», ya que el servicio que se ofrece desde la asociación es «puntual y ocasional».

«No vendemos nada, ponemos a personas en contacto que necesitan un favor y se realizan trueques por valor de una hora, nada más», aclara.

Para participar en el Banco del Tiempo y realizar un intercambio hay que estar inscrito en el mismo y tener asignado un número de usuario. Para ello es necesario que la persona se registre en la página web y una vez completado el formulario de registro, tiene que pasarse por la sede con su DNI y una fotocopia del mismo.

«El control es importante y las personas pueden estar seguras porque todas las personas que están inscritas están perfectamente identificadas», advierte la presidenta.

Una vez que la persona se convierte en usuario del peculiar banco se le ofrece un talonario de diez horas de forma gratuita para que lo gaste en lo que él prefiera.

Desde hace siglos

«Una clase de inglés, arreglar un enchufe, cambiar un libro, hacer un bizcocho, pintar una pared, que te cosan un bajo del pantalón, desatascar un fregadero, que te acompañen a una consulta médica o te lean un cuento», enumera María Pilar. Todo vale y cuesta nada.

La idea de crear un sistema de intercambio de servicios por tiempo en el que la unidad de intercambio es la hora y no ninguna moneda no es del siglo XXI sino de comienzos del XIX, según argumentan algunos historiadores que indican su origen en España en los comienzos del anarquismo. A nivel internacional, diversas fuentes indican que uno de los pioneros en desarrollar experimentos en torno al banco del tiempo fue el anarquista norteamericano Josiah Warren, que puso en marcha el proyecto Cincinnati Time Store . Se trataba de comercio minorista en el que no existía la unidad monetaria y donde apareció por primera vez el intercambio del tiempo como unidad de cambio. Una de las personas que más ha escrito e investigado sobre la materia es Julio Gisbert, administrador del blog Vivir Sin Empleo , en el que asegura que en España ya existen más de 160 entidades de esta naturaleza e indica que en una coyuntura económica como la que atraviesa España, los bancos del tiempo son más necesarios que nunca.

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