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¿a quién le dejo mi diario?

sin tiza ni papel. GLORIA SARMIENTO Profesora de EOI-León

Publicado por
León

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Tengo un problema. Bueno, tengo varios, pero tengo uno nuevo. Lo que me faltaba ya. Me vas a tener que ayudar. Sí, tú. Tú que me estás leyendo. Es lo que tiene. Unos días te he entretenido con mis historias, pero ahora te voy a pedir un favor. Necesito saber si te puedo legar mi diario. No conozco a nadie a quien le pueda interesar y pensaba que si me lees cada semana quizás te gustaría heredarlo.

La verdad es que me viene fatal morirme. Pero mal, mal. Tengo un millón de cosas por hacer y algunos lugares en el mapa que... de haberlo sabido antes me hubiera organizado mejor.

Todo empezó el pasado octubre. Allí estoy, el primer día de clase presentando el libro. Un libro que es más viejo que Matusalén. Fíjate si se nos ha pasado de moda que todavía cuando reservas una mesa en un restaurante te pregunta el camarero fumadores o no fumadores. Y me dice un alumno que qué tipo de cuaderno prefiero. Estuve a punto de contestar que el que quisiera pero en un alarde de yo no sé qué me dió dije Penzu, quiero penzu.com. Te registras y el cuaderno es virtual. Allí escribirás, en clase lo abriremos delante de todos y delante de todos lo corregiremos. Les hice la demo y para los que no se enteraron les dejé una explicación hecha con el programa Hypercam, que es de gran ayuda hoy en día para grabar con tu voz unas instrucciones de este tipo.

Hemos pasado el curso más o menos felizmente. Y ahora, justo ahora, me llega la señal del cielo de que debo legar mi diario digital a alguien. Ha llegado como una estrategia comercial de Penzu. En su afán de superar a sus competidores como Moleskine, Papyrus, o Writer. Se puede legar. Tienes que decidir a quién.

Pero es que además de lo mal que me viene morirme, qué pasaría si mueres y luego vuelves, con las tonterias que escribo yo en mi diario...

Cuando iba a sexto de EGB —aquella feliz generación que se libró de la reválida y a cambio estudió el conjunto vacío— decidió mi madre arreglar nuestra cocina. Necesitaba deshacerse de nosotras y nos mandó a Luarca a un campamento de la Sección Femenina a aprender elcaralsolconlacamisanueva.

Había que cumplir con varios requisitos como vacunarse del tifus y de la viruela. Y me vacunaron. En el mismo día y en el mismo brazo. Me caí redonda a la puerta de los ultramarinos de Lita y Dioni y se pegó todo el mundo un susto de muerte.

Caí por el túnel de la muerte. Conozco el camino. Se viaja a toda velocidad. En espiral. Sabes que mueres. Abandonas tu cuerpo dentro de tu cuerpo. Es un agujero. Yo gritaba y mi silencio no lo oía nadie. Pero gritaba con una determinación firme de no morirme. ¡¡¡Prefiero ir a un campamento de la Sección Femenina mil veces antes que morirme!!! El túnel en espiral y a máxima velocidad giraba y giraba. Vi la luz. No me hizo ninguna gracia. Vi la muerte frente a frente, viajaba sólo mi mente y justo cuando iba a aceptar mi propia muerte hubo un parón muy brusco. No pasé ese umbral. No sentí amor. De repente, de la misma forma que moría hice el camino de vuelta a la misma velocidad hasta que encontré mi cuerpo tendido a la puerta de la tienda, en el paso de cebra, tendida muerta, y me levanté despavorida.

Así que a mí que no me cuenten que no hay nada tras la muerte, porque lo hay. Yo lo ví. Viene sin mensaje, sin recados, sin desempeños, pero vine cambiada, con todo mucho más claro. Sabía que al otro lado no se me esperaba a mí precisamente pero soy sensible a las señales, estoy alerta. Sé que tengo pánico a los médicos, a las vacunas, a las anestesias, odio el caralsol y su letra incomprensible, los puños en alto, y tengo miedo a los pasos de cebra, pero creo en mi ángel de la guarda, ese que me dice espera y yo espero y me libro de la siguiente muerte, y el que me dice no entres y me libra de ese desgraciado que me esperaba en el portal para nada bueno, el que me dice hoy no vueles, hoy no salgas, hoy te quedas, escucha a tu perro tu hija muere ahogada, o tu marido se ha salido de la carretera avisa a su madre, tu maleta no ha subido al avión, la recuperarás a la vuelta, y así un sinfin de alertas.

Sé que aquel póster que pinté en séptimo de EGB con ceras era ese túnel, no sé si lo recuerdas , el dibujo inquietaba a las monjas porque quizá comprendían lo que yo expresaba, quizá debería dejarles a ellas mi diario. ¿Tú qué opinas? Regístrate en penzu. Redacta la respuesta. Haz click en el sobre. Envíame lo que piensas.

Debo escribir a Penzu, mi ángel me apremia, y notificar a quién dejo mi diario, ¿te lo dejo a tí o a ellas?

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