lista para ver nacer

Habla bajito y muy deprisa. No es para menos, está a punto de entrar en la sala de partos. No es para ella, es para otra mujer. «Disculpa, creo que ahora no puedo hablar. Está a punto de llegar. Y se va corriendo al paritorio.

Es la vida que ha elegido María San Miguel García: ver nacer otras vidas. Se ha preparado a fondo para ello. Ha sido la mejor alumna-alumno de Enfermería de la Universidad de León. Su 9 de nota media le ha valido el Premio Extraordinario Fin de Carrera. Para ella, nada extraordinario. Está acostumbrada al esfuerzo. Cuidar de los demás es su vocación. Lo toma todo en su justa medida, tal vez porque a diario ve el milagro de la vida.

«En casa me enseñaron el repeto a los demás, la constancia, el esfuerzo, la justicia y la humildad». Y con esos mimbres ha construido su vida profesional. Y se intuye también que la personal.

María es inquieta, vivaz, emprendedora y simpática. Enseguida te ‘vende’ al auténtico cerebro de la familia: su hermana Raquel.

Quizá sea la genética, quizá lo aprendido, pero Raquel San Miguel es también un número uno, en programación y gestión de web. La otra nueva vida.

Ambas están ahora en Madrid. Es transitorio. María está en el Gregorio Marañón ampliando conocimientos aunque ella trabaja en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, donde cursa su especialidad: Enfermería Obstétrico Ginecológica. Quiere además hacer el doctorado. Participar en proyectos de investigación. Formarse para dedicarse a la docencia. Hacer una rotación en el extranjero, que está pendiente de concesión. Para que luego hablen tanto de los jóvenes ni-ni. María San Miguel no tiene ni tiempo ni ganas de no hacer nada.

Pero por encima de todo, de sus proyectos, de sus ambiciones, está su firme determinación a «ayudar en el cuidado integral de la persona enferma» y «promocionar y educar en la salud» a pacientes y sanos. Es lo que ha aprendido en la carrera y lo que le han exigido en casa, por delante de sus excepcionales notas.

«Por encima de cualquier éxito profesional está el ser persona», le recetaron sus padres. Y ella se ha tomado esa medicina.

Le gustaría quedarse en España pero viendo lo que les ha pasado a sus amigas enfermeras, no lo tiene claro del todo. La mayor parte están en el paro y las dos que han encontrado trabajo ha sido en Francia. Con contratos precarios.

Le gusta irse a casa con la sensación de habera ayudado a una persona que lo necesitaba. Es, dice, lo más gratificante de su trabajo. Justo lo que ha hecho antes de esta entrevista. A media voz, a toda prisa, al encuentro de una vida que venía en camino. Y quizá nadie recuerde quién era ni su nombre.