Cerrar

la edad digital

La guardería Telerín incorpora el aprendizaje de habilidades tecnológicas con Ipad y tablets a partir de los dos años. E stá en su entorno y en su manera de ver la vida y las nuevas tecnologías, y lo está desde antes de que se den cuenta. La nueva realidad utiliza los dedos y los bebés acceden a ella instintivamente de esta manera. Adaptar su aprendizaje desde el principio a las nuevas herramientas es dotarles de una habilidad más.

La utilización de tablets android e Ipad forma parte ya de la clase de informática en Guardería Telerín, como forma de desarrollar nuevas habilidades.

León

Creado:

Actualizado:

En su primer día de la clase de informática dos niños del grupo de dos a tres años de la Guardería Telerín se esforzaban en mover el ratón deslizando el dedo por la pantalla y quejándose de que la cosa no funcionaba. Esa fue la pista que puso a Ana Ortega Vega, directora del centro, a desarrollar un nuevo sistema de aprendizaje de habilidades tecnológicas más acorde con lo que es ya una realidad para todo el mundo, y también para los bebés. Una realidad en la que los ratones y los teclados están dejando paso a la utilización directa de las manos.

Desde este curso, las clases de informática de Telerín cuentan, de momento, con dos Ipad y una tablet android, «para que todos los niños aprendan a manejar los dos sistemas». Ortega destaca que es la primera guardería leonesa que utiliza tablets en sus clases, un proyecto que califica de «original» y que pretende «dar a los niños la oportunidad de conocer, a través del juego, las oportunidades que les brindan las nuevas tecnologías».

Porque considera que «descubrir esta nueva ventaja al mundo desde tan pequeños les va a facilitar mucho las cosas en el futuro. Ellos han nacido en un mundo tecnológicamente más avanzado, y que además no va a detenerse. Ahora es la generación de las pantallas táctiles, después vete tú a saber...»

Alternando con las clases de informática tradicionales, los niños aprenden con los dispositivos táctiles a encender y apagar, a buscar las aplicaciones que tienen descargadas, a entrar en ellas y a utilizarlas. La directora de la Guardería Telerín confiesa que las reacciones de estos pequeños, de dos y tres años, ante las tablets han sido tan dispares como sorprendentes. «En general es más fácil trabajar con niños que ya las han visto en casa, que las han tocado, pero el resto se adaptan enseguida. Cuando les pones delante una por primera vez están un poco cohibidos, pero aprenden rápido, y para ellos es también una apuesta de superación que les felicites cuando lo hacen bien».

Entre los pequeños, unos enseguida se ponen contentos cuando ven las tablets, pero otros no se atreven a tocarlas. «Seguramente porque en casa les han dicho que eso no se toca, y eso también lo respetamos en las clases; pero también porque hay niños más tímidos ante las novedades». De cualquier forma, unos y otros aprenden nuevas habilidades con aplicaciones adaptadas para ellos que les enseñan los colores, los números, las letras,... «Incluso aprenden concentración y relajación. Y lo que hemos observado es que es una buena manera de que aprendan a tener paciencia, porque esperan a que llegue su turno. Nos hemos dado cuenta de que incluso aquellos pequeños que tienen más problemas en su comportamiento a la hora de esperar o compartir con otras actividades sí lo hacen en esta, para no quedarse si su rato de tablet».

Ana Ortega destaca también que la utilización de estos dispositivos táctiles y sus aplicaciones «es una fuente de recursos muy amplia, porque trabajan desde la autonomía a la autoestima, el lenguaje, la concentración, la atención, el respeto, las relaciones sociales,... Y todo eso lo hacen a través de juegos, que aparecen en las distintas aplicaciones con las que ellos adquieren sin darse cuenta destrezas para manejar unas herramientas que van a estar muy presentes en sus vidas».

La directora de la Guardería Telerín se muestra muy satisfecha con los resultados de la innovadora actividad que acaba de integrar en las rutinas de su centro. «Los resultados están siendo estupendos. Todos los niños han asimilado las tablets y las herramientas como algo normal, y parra ellos es hoy una actividad conocida que forma parte de su rutina. Cada día les gusta más y les es más fácil utilizarla».

De hecho Ipads y tablets forman parte también de las actividades de los más pequeños, del grupo de 1 a 2 años. «Pretendemos que tengan sus primeras experiencias con las pantallas táctiles, que aprendan a deslizar el dedo por la pantalla y ver que ocurren cosas, que al tocarla surgen sonidos conocidos, o escuchen sus canciones favoritas. Eso hace que los dispositivos sean para ellos algo divertido, y sin darse cuenta comienzan una aventura más en sus vidas».

Las actividades para desarrollar habilidades con los dispositivos táctiles se realizan dos días a la semana, y las profesoras trabajan con grupos de tres niños, para «poder guiarles, enseñarles y controlarles mientras realizan el ejercicio». Mientras tanto el resto de los pequeños siguen la clase de informática habitual con los pc’s, «para que todos puedan aprovechar al máximo la clase».

«Creo que todas las actividades que vayan dirigidas a darles mayor autonomía tienen que ser impulsadas. En esta se entretienen y aprenden, así que hay que ponérsela al alcance de la mano», destaca Ortega.

Aunque en León se trata de una iniciativa pionera, «resulta curioso cómo en el poco tiempo que llevamos utilizando las tablets en las clases ya he oído noticias de otros países, y también en España, de aulas que comienzan a contar también con estas nuevas herramientas. Por qué entonces no hacerlo nosotros».

Si la tecnología avanza a pasos agigantados y la escuela, desde los primeros momentos, tiene encomendado el objetivo de preparar a los niños para el entorno que se van a encontrar, por muy cambiante que sea; la introducción en las aulas de las herramientas que permitirán desarrollar las habilidades que se requieran para hacer frente a esos retos es también una obligación de los docentes. En el caso de los niños, incluso de los más pequeños, no se trata de introducir elementos extraños porque forman parte del escenario habitual de prácticamente todos los hogares.

«El futuro es de los niños, y nuestra obligación es darles todas las facilidades que estén en nuestras manos para que se desarrollen intelectualmente. Qué mejor manera de hacerlo que jugando y divirtiéndose», concluye Ana Ortega.