La guardiana del Santo Grial

Ha estado tan cerca del Santo Grial que ni le sorprende la noticia. Siempre le atrajo el cáliz de Doña Urraca, una pieza con magnetismo, asegura. Elvira Guerra López, alumna brillante de la Universidad de León, se ha pasado los últimos veranos ‘acompañando’ la copa en la que, según los primeros cristianos, bebió Jesús en la Última Cena y así se transmitió por los cristianos antiguos desde el siglo IV según los investigadores Margarita Torres y José Miguel Ortega. Ha estado a pie mismo de la urna que contiene no sólo una bellísima joya, que mandó decorar con oro y piedras preciosas la reina Urraca sabedora de su valor, sino la pieza más buscada por la Civilización Occidental durante dos mil años y cuya búsqueda ha forjado algunos de los mitos de nuestra cultura, incluidas las del rey Arturo o las Santas Cruzadas.

Elvira Guerra ha tenido la oportunidad de contemplarla durante horas. Y si desde el Bachillerato se enamoró del Latín, la Historia Universal y la Historia del Arte y abandonó la idea de Medicina, ahora devora con pasión todas las páginas de prensa e Internet en las que se habla de este cáliz que es la Copa de Cristo.

Premio Extraordinario Fin de Carrera y Máster en Formación del Profesorado de la Universidad de León, esta jovencísima historiadora que se siente feliz hablando o leyendo sobre arte dedica la mitad del día a estudiar en el curso de Conservación Preventiva en Museos y Exposiciones y la otra mitad a echar currículum en busca de un empleo. El sino de estos tiempos.

«Los envío a todos los museos, pero no hay suerte», lamenta.

Aspira a eso, a encontrar un trabajo en lo que le gusta. «Un empleo con el que poder vivir e independizarse con mi novio». Pero, de momento, ni-ni. Ni una cosa ni la otra.

«Lo que nos encontramos la mayor parte de los jóvenes ahora mismo es que no nos llaman. No hay apenas oportunidades, solicitas becas, envías currículum pero la respuesta es siempre la misma o no hay respuesta. Te enteras de que en los museos en vez de ampliar plantilla reducen cada vez más el personal. Y lo mismo pasa en la universidades», relata.

No descarta preparar oposiciones e incluso emigrar más allá de Europa, «probar con Asia o quizá con América Latina» aunque busca en su equipaje el «valor para ir hasta allí».

Estudió en la Universidad Sapieza de Roma y no le importaría vivir en un lugar que fue ciudad y mundo a la vez, donde tanto aprendió.

Quiere seguir estudiando y formándose. Y aspira a trabajar en un museo, aunque no custodie el Santo Grial.