Diario de León

cultivadora de microalgas

La investigadora leonesa Carla Escapa aplica tecnología emergente para capturar CO. 2. y obtener biocombustibles. E s la nueva línea de investigación contra el efecto invernadero y la producción de energía. Microalgas cultivadas para capturar CO 2 y obtener biocombustible. Un proyecto puntero de Carla Escapa, ingeniera técnica agrícola de la Universidad de León.

Carla Escapa Santos en el laboratorio de cultivo de microalgas.

Carla Escapa Santos en el laboratorio de cultivo de microalgas.

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Susana Vergara pedreira | León
León

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Cultiva microalgas. En el laboratorio. Las alimenta con el CO2 de los gases de combustión. Una tarea de infinita paciencia. Lo hace en la Universidad de León. Un proyecto puntero de Carla Escapa Santos que apunta a toda una revolución. Microalgas para contener el efecto invernadero y producir combustibles limpios.

«Con este proyecto se pretende la eliminación de nitrógeno y fósforo de diferentes tipo de aguas residuales mediante el cultivo de microalgas. Por otra parte, además de eliminar los nutrientes del agua, las microalgas son capaces de fijar CO2 atmosférico, con el beneficio medioambiental que ello conlleva», señala esta joven ingeniera técnica agrícola de la Universidad de León que es premio extraordinario fin de máster.

El principal reto es abaratar la producción porque aunque las algas son las grandes candidatas como materia prima para la obtención de biocombustibles, los costes deben ser reducidos entre 20 y 25 veces para asegurar su viabilidad económica.

«Además de la luz solar y el CO2, nitrógeno y fósforo son los dos nutrientes principales para el cultivo de microalgas. Sólo el nitrógeno y el fósforo contribuyen al 10-20 % del coste de la producción de la biomasa de microalgas, incrementándose estos porcentajes con la reciente subida de los precios de los fertilizantes», señala Carla Escapa.

«La gran cantidad de agua utilizada para fines agrícolas, municipales o industriales supone la generación de grandes volúmenes de aguas residuales, presentando una elevada concentración de nutrientes. Es necesario disminuirlos hasta un límite aceptable antes de su vertido para evitar problemas de eutrofización y sus consecuentes impactos ecológicos», apunta esta investigadora.

Se enfrenta a una encrucijada. Sacar adelante su proyecto exige medios en un momento en el que el Gobierno ha dejado de apostar y apoyar las energías renovables y los recortes afectan aún más a las tecnologías emergentes, entre ellas, claro está, la producción de microalgas.

Y eso pese a que «el cultivo de microalgas tiene múltiples aplicaciones, entre las que se encuentra la producción combinada de biocombustibles, eliminación de dióxido de carbono de gases de combustión, tratamiento de aguas residuales y fabricación de productos de alto valor añadido», señala Escapa.

«Es imprescindible la combinación de varios de estos procesos para asegurar la viabilidad económica, bien sea en el ahorro de los costes del proceso o bien por la obtención de productos que disminuyan el coste de éste», dice.

Es su reto. Ese y sortear un futuro incierto.

«Aunque contamos con formación académica muy completa, es difícil encontrar un mercado laboral que se ajuste a nuestras expectativas. Es una lástima que se invierta formación, aunque cada vez menos, y luego no haya cabida en el mercado laboral y tengamos que probar suerte en otros países. Lo que para España es un problema, es un ventaja para otros países».

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