Diario de León

De minas al aeródromo de Pajares

Carlos González Vegue.. . ALumno de la ULE, premio extraordinario al mejor expediente en Minas. Nubeteca para leer La Fundación Germán Sánchez Ruipérez ha puesto en marcha en Salamanca la iniciativa Institutos Lectores, dentro del proyecto de la Biblioteca Extramuros con el objetivo de buscar caminos nuevos en la promoción de la lectura a través de la Nubeteca.

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S. Vergara Pedreira | LEÓN
León

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Así, de entrada, reconociendo que el país atraviesa una situación muy complicada, cree que se deberían destinar más medios a la investigación y la educación. Lo dice un premio extraordinario fin de carrera al mejor expediente académico de su promoción. Carlos González Vegue, ingeniero de minas especializado en recursos energéticos, combustibles y explosivos, ha participado en el diseño de la ubicación del aeródromo de Pajares de Los Oteros, el más grande del Noroeste español, trabajando en prácticas para la empresa e topografía Servitop Ingeniería gracias a las becas del Santander.

A González Vegue, alumnos brillante de la Universidad de León, le gustaría comenzar una gran investigación sobre almacenamiento de energía eléctrica a gran escala o sobra la mejora del rendimiento de las energías renovables pero, de momento, tiene que conformarse con esperar unas prácticas en la sección de Minas de la Junta de Castilla y León, seguir estudiando los dos másteres en los que está matriculado —ingeniería minera y calidad ambiental y riesgos laborales—, mejorar su inglés y plantearse hacer el doctorado. Pero no se desanima. Quién sabe si influye algo en ésto que sea un apasionado del Atlético de Madrid.

«De momento no he encontrado trabajo pero tengo muy buenas sensaciones», dice como buen aficionado al deporte que es.

«Creo que cuento con la formación adecuada y tengo muchas ganas de empezar», añade.

A su 24 años, tienen ya claro cuál es el futuro que le espera en España. «Seguir formándonos o desempeñar trabajos precarios», desgrana. «Espero que esta situación cambie pronto. Es una pena que casi no se nos brinde ninguna oportunidad a los jóvenes ingenieros españoles y que apuesten más por nosotros en el extranjero que en nuestro propio país», cuenta.

Vegue, amante de las matemáticas y las ciencias, se mira en el espejo de su tío Gustavo, que se dedica a la obra pública y es «una inspiración personal» para él. Forma parte de «una generación muy preparada y con ganas de implicarse en la sociedad», dice, pero reconoce que «no es fácil». Aún así, cree en el esfuerzo. «Si se cree y se trabaja, se puede». Él quiere.

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