Diario de León

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NOEMÍ ÁLVAREZ DA SILVA. Premio Extraordinario e investigadora, da clases de idiomas y se prepara para hacer oposiciones.

Noemí Álvarez da Silva ante el Cristo de Carrizo expuesto  en Pallarés.

Noemí Álvarez da Silva ante el Cristo de Carrizo expuesto en Pallarés.

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SUSANA VERGARA PEDREIRA | LEÓN
León

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Le gusta quedar con los amigos y arreglar el mundo pero le gustaría áun más «no tener que hacerlo». Es tajante cuando se queja de que «los que dirigen el país» sean «tan incompetentes» y está esperando que en unos años se pueda hablar de verdad de recuperación «no sólo económica, también intelectual».

Noemí Álvarez Da Silva tiene un impresionate currículum pero se reconoce miembro de una «generación desesperada».

«Estamos muy preparados, con estudios, idiomas, viajes y experiencias pero no logramos encontrar trabajo, independizarse es tarea imposible y conseguir un trabajo más o menos estable es irrealizable. Nuestras vidas se caracterizan por la incertidumbre, pero debemos seguir luchando para encontrar nuestro sitio», dice.

Es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de León, Premio Extraordinario Fin de Carrera, matrícula de Honor en el trabajo de Fin de Máster sobre ‘La Arqueta de las Bienaventuranzas’ (un relicario del siglo XI), fue becada por el programa de Formación de Profesorado Universitario del Ministerio de Educación, es miembro del Instituto de Estudios Medievales de León, ha escrito una tesis sobre ‘El trabajo de marfil en la España del siglo XI’, es autora de varios artículos científicos, comunicante en congresos como, investigadora en el Warburg Institute de Londres y en la Hispanic Society of America en Nueva York, formó parte de los proyectos ‘El patronazgo artístico regio en el territorio castellano-leonés’ financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y dirigido por María Victoria Herráez y ‘La creación de obra artística en el marco de las relaciones monarquía-Iglesia en la Castilla de los Trastámara’ financiado por la Junta de Castilla y León y dirigido por María Dolores Teijeira Pablos. El año pasado obtuvo un contrato como Asistente de Investigación en la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich (Alemania), en el proyecto ‘Premodern Objects. An Archeology of Experience’ (International Junior Research Group in Art History and Cultural Sciences) dirigido por Philippe Cordez. Estudia inglés, francés e italiano y prepara un máster para acceder a la oposiciones de Secundaria. Reconoce con gracia que siempre fue «bastante empollona».

«Me gustaba lo que hacía y me sentía afortunada, así que estudié mucho», recuerda. De ahí su brillante expediente académico y alguna investigación puntera, como el análisis pormenorizados de las piezas, el estudio de la documentación y la bibliografía sobre la Edad Media con los que logró concretar algunas dataciones, establecer relaciones con personajes y elaborar una monografía actualizada y completa sobre los dos talleres de marfil hispanos de la undécima centuria.

Le apasiona el Cristo de Carrizo, expuesto en Pallarés, y le gustaría dedicarse a la investigación pero, dice, «desgraciadamente para ello se necesitan medios económicos de los que carezco». Así que se ha centrado en prepararse para enseñar.

Noemí Álvarez da Silva, a pesar de contar con una amplia formación, no puede presentarse a oposiciones. Por eso está haciendo el máster.

«Conseguir una plaza es también muy complicado, pero hay que intentarlo y no rendirse a pesar de la difícil situación que nos ha tocado vivir», resume.

Ha aprendido mucho de sus padres, que «no pudieron estudiar, pero lo han dado todo para que mi hermana y yo lo hagamos», mira Noemí de refilón a América, «donde las oportunidades académicas son mayores», y se siente afortunada, «de momento, he logrado encontrar trabajillos gracias a los idiomas. Y gracias a las notas en la carrera obtuve las becas con las que, durante los dos últimos años, he cotizado a la Seguridad Social». Todo un logro en un país con casi cuatro millones y medio de parados y la tasa de desempleo juvenil más alta de Occidente en el que el ministro de Economía esgrime como logro que se haya «perdido el miedo» a quedarse sin empleo. «Sí, he conseguido trabajar de lo mío en algún momento». No hay más que decir.

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