Diario de León

Aula 2.0. Sobresaliente en innovación

El salto a la educación con nuevas tecnologías no ha quedado excluido en el mundo rural. Las tablets son una herramienta básica que fomenta la motivación . El colegio Paula Montal Escolapias de Astorga ha desarrollado una interesante apuesta durante este curso, acercando al mundo rural nuevas herramientas educativas. Las tablets se han convertido en parte del día a día de 83 alumnos y 15 profesores. El papel pierde espacio y lo gana una pantalla a golpe de clic.

Los alumnos de 6.º de Primaria y 1.º de la ESO del Colegio Paula Montal Escolapias de Astorga han normalizado el uso de la tablet en clase, que ya se ha convertido en una herramienta educativa más.

Los alumnos de 6.º de Primaria y 1.º de la ESO del Colegio Paula Montal Escolapias de Astorga han normalizado el uso de la tablet en clase, que ya se ha convertido en una herramienta educativa más.

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A.V. | Astorga
León

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Aprender, jugar, leer, motivarse, formación. Todo a golpe de ‘click’. El colegio Paula Montal Escolapias de Astorga es de los primeros centros del mundo rural que ha llevado un nuevo proyecto educativo a las aulas. Los libros de papel han pasado a un segundo plano y en su lugar son las tablets las mejores herramientas educativas para los 83 niños, de 6º de Primaria y 1º de la ESO, y 15 profesores que forman parte de este proyecto que arrancó a principio de curso y que promete continuidad.

Resulta un proyecto de gran importancia, porque hasta ahora se habían hecho pruebas piloto de una semana, pero no se había implantado un nuevo modelo más innovador y moderno durante todo un curso. Así, fueron los profesores quienes primero se empaparon. «La educación reclama otro tipo de respuestas y buscamos ofrecer un modelo de aprendizaje que se asemeje a las necesidades de los alumnos», explican desde este centro pionero de Astorga. «No queremos quedarnos atrás», reconocen.

Esta apuesta ha traído consigo que tanto la dirección del centro, como las familias, alumnos y profesores arrimen el hombro. «Estar a la cola no va con nosotros», aseguran, y reconocen que los quince docentes que están en el proyecto se han comprado su tablet.

«Los alumnos de once y doce años que este curso han comenzado con el proyecto son nativos digitales», comenta el director, que asegura que en principio se piensa que van a ser capaces de manejarla. Lo cierto es que los estudiantes de esta edad son expertos en utilizar la tecnología como ocio, pero hasta ahora no conocían sus aplicaciones formativas. Es la cara B de una herramienta tan útil como necesaria en plena sociedad del siglo XXI.

«En clase las tablet son como un libro más, las redes sociales se quedan fuera del aula. Todos los alumnos cuentan con un correo para comunicarse», adelantan desde el colegio, donde recuerdan que contra todo pronóstico los primeros problemas que se registraron fueron de memorización. El uso de la tablet no supuso un freno para los chavales, aunque recordar las contraseñas sí costó algo más.

Sin embargo, solventados los lógicos escollos iniciales —los mismos con los que podría toparse un adulto— ahora han normalizado tanto este instrumento que hay ocasiones en las cuales hasta se les olvida en casa. «Ya se ha convertido en un instrumento habitual del día a día», dicen.

Los profesores han jugado en todo este proyecto innovador un papel muy importante. Ellos han ido por delante de los alumnos, en formación y aprendizaje, trabajando duro para que no existieran lagunas en este nuevo modelo, que combina la tecnología con el tradicional cuaderno y los bolis para los deberes.

Los estudiantes que durante este curso han formado parte del proyecto cuentan en sus tablets con cinco libros, si son de Primaria, y con siete si son de la ESO. Pero además tienen a un sólo click el diccionario de ingles, español y francés, la Biblia o la calculadora. «No sólo son las lecciones, este sistema permite tener en el mismo dispositivo otras herramientas educativas», explican. «El objetivo es que desde la tablet se puedan hacer muchas más cosas que de otra manera resultan imposibles», aseguran, y es que, por ejemplo, la pizarra ha dejado de estar lejos para llegar a la tablet con solo apretar un botón. Tan sencillo como guardar imagen y enviar. En segundos en la tablet del alumno.

Esta herramienta permite la corrección de controles que inmediatamente llegan a los estudiantes. Los errores no se quedan en una simple cruz roja, pues la autocorreción de la tablet te señala la respuesta correcta. Mucho más visual para los futuros adultos de la sociedad de la imagen.

«Esta inmediatez facilita que el alumno no se olvide de lo dado en clase», comentan, aunque los exámenes no han perdido la esencia del papel. Esos sí siguen siendo sobre folio y boli en mano. El hecho de que sólo sean dos cursos los que ya utilizan las tablets en clase no dificulta el desarrollo normal del centro. En el resto de aulas también se busca la diferencia y la innovación, con el propósito de que llegado el momento todos los alumnos tengan esta herramienta como algo fundamental en sus mochilas.

Carpetas

La típica carpeta azul o aquellas que se forraban con fotos ya han pasado a la historia. Ahora son virtuales y hay una para cada asignatura. Así organizan alumnos y profesores las materias en la tablet. Dentro de la carpeta de cada asignatura están sus temas, a los que se puede sumar documentación añadida, como videos de Youtube, fotos, esquemas o material audiovisual. Todo se puede compartir en una gran nube y al instante. «Es esa la inmediatez. Se busca aprovechar todos los recursos para enseñar de una forma diferente y más actual». En los buzones virtuales se dejan los deberes y se permite la posibilidad de compartir y resolver dudas. Lo de escaquearse resulta cada vez más complicado.

«Esta forma de trabajar resulta muy positiva», señalan los promotores del proyecto. «Todos los profesores vemos las carpetas del resto para poder colaborar y aportar ideas». Y es que en esta empresa se han embarcado quince docentes con muchas ganas de trabajar por una apuesta de futuro. Parece que esas ganas se han contagiado a todos los alumnos que ya estudian entre click y click.

Sobre este nuevo modelo educativo también existe una gran seguridad. Es muy claro el control de las aplicaciones desde el centro. Es el propio colegio el que instala todos los materiales. Hay páginas de Internet que no se pueden consultar, así como está bloqueado el servicio de grabación de video y audio que sólo se puede habilitar para algunos casos oportunos.

Ventajas

Los docentes del centro tienen claro que una de las mayores ventajas que aporta esta herramienta educativa es la motivación. «A los dos meses del inicio de curso, los chicos valoraban que tenían más ganas de aprender». También los profesores, pues se trata de un sistema que abre posibilidades infinitas. «La interacción con los alumnos es enorme», reconocen, incluso cuando éste no está el clase. Si algún niño cae enfermo tiene igualmente todos los contenidos en su dispositivo.

No obstante el ingenio va por delante y también han nacido «las excusas digitales», como las han bautizado desde el cole. La ausencia de wifi o la falta de conexión casi que ya ni valen como pretexto, pues se permite la opción de descargarse información para verla en lugares sin acceso a Internet. «Queremos ser referente en el mundo rural y estar a la vanguardia del cambio metodológico nos motiva».

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