Diario de León

cluster. construcción sostenible

Aeice, a través de AIRO, desarrolla el primer modelo de casa eficiente energéticamente de Castilla y León. A lgunas personas y empresas creen firmemente en que el futuro del sector de la construcción, entre otros aspectos, pasa por la innovación y dar valor añadido al cliente y a la sociedad en general

Enrique Cobreros y Mario Pirez, arquitectos y socios del Clúster Empresarial Aeiceo.

Enrique Cobreros y Mario Pirez, arquitectos y socios del Clúster Empresarial Aeiceo.

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benito iglesias | valladolid
León

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«Ofrecer productos innovadores es una de las patas claves, aunque hay más, para salir de una agudizada crisis». Así lo pone de manifiesto Enrique Cobreros, director del clúster Agrupación Empresarial Innovadora de Construcción Eficiente (Aeice), que nació en 2013 y ha puesto en marcha en Valladolid el primer modelo de casa industrializada de Castilla y León, utilizando materiales que logran un consumo energético mínimo.

El diseño y ejecución del proyecto, a través de una de las empresas asociadas al clúster, AIRO Edificios, permite que una vivienda de este tipo se monte en la propia obra mediante módulos y elementos fabricados antes en talleres, con unos niveles de calidad que superan a la construcción tradicional. El colectivo promotor agrupa a constructoras, proyectistas, arquitectos, ingenieros, empresas consultoras y relacionadas con la energía renovable, restauración del patrimonio y fabricantes del sector.

Lograr una eficiencia energética y, con ello, emisiones menos contaminantes a la atmósfera no es un capricho del sector. Emana de una directiva europea que marca esta obligatoriedad a partir de 2018 en los edificios públicos y en 2020 para las construcciones privadas. Cobreros reconoce que en sostenibilidad Castilla y León «está claramente un poco atrasada, pero la velocidad de crucero aquí y en el resto de España ya es alta y esta cultura se va implantado en la industria de la construcción para lograr viviendas pasivas, es decir, con un bajo consumo energético».

En su opinión, en cuanto se pongan en el mercado viviendas con valor añadido «el cliente valorará el confort que se le ofrece con el menor coste de mantenimiento posterior, más que el lujo de los materiales empleados». No obstante agrega que se precisa una buena carpintería, vidrios y muros con una gran capacidad de aislamiento y hormigonados en una proporción mucho menor de la actual «para que no existan puentes térmicos o filtraciones».

La primera casa industrializada de la Comunidad, que goza de unas destacadas vistas sobre el horizonte vallisoletano, está situada en la urbanización ‘La Galera’ a las afueras de la capital junto a un campo de golf, y estará concluida en pocas semanas. Su propietario, el arquitecto y socio del clúster Aeice a través de la empresa AIRO Edificios, Mario Pirez, muestra encantado «su obra» en cada una de las dependencias, que suman en total 120 metros cuadrados útiles repartidos entre la planta baja y las dos superiores sobre una parcela de 360 metros que irá ajardinada.

Escasos ejemplos en España

«La industrialización de una vivienda apenas se ve en España y este el primer ejemplo castellano y leonés, aunque la gente se va concienciando de que la reducción emisiones de C0 2 es ya ineludible en muy pocos años, dadas las nuevas directrices europeas. Este modelo de casa consume seis o siete veces menos de energía que una convencional. Si antes se gastaban 100 watios por metro cuadrado ahora no serán más de 18», apunta orgulloso.

En la eficiencia energética, tal y como reconoce el arquitecto y promotor de la vivienda, «influye todo» y cita la orientación, el tipo de materiales elegidos y sobre todo el concepto de estancia hermética donde los niveles de aislamiento son muchos más altos. «El muro tiene más potencia por los aislantes que lleva que por el elemento sustentante. La estanqueidad es otro factor destacado a la hora de evitar la permeabilidad al aire que permite en el interior mantener un ambiente estanque muy fácilmente controlable. Los agentes externos no inciden casi nada y con la entrada de una persona ya se calienta la casa, ya que los mayores radiadores somos las personas. Con un secador de pelo se podría calentar una vivienda de este tipo», explica.

La entrega llave en mano de estas viviendas se realiza en un plazo medio de unos tres-cuatro meses, con un precio competitivo y cerrado, y además se pueden personalizar ya que se ajustan a los gustos y necesidades del cliente, que puede elegir los distintos acabados de las mismas. «El precio es el mismo que el de una vivienda convencional o un poco más, pero los tiempos de ejecución son cerrados y sin sobre costes imprevistos que es lo habitual en una obra».

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