Diario de León

salud. una nave para niños

Un hospital argentino combate con la ciencia la angustia de los más pequeños. E n Buenos Aires, un hospital acaba de convertir el interés por el espacio en una forma de que los más pequeños eliminen el miedo a las pruebas diagnósticas. Su sala de resonancias es ahora una nave espacial en una ciudad perdida.

Imagen de la sala de resonancias magnéticas del hospital Garrahan de Buenos Aires.

Imagen de la sala de resonancias magnéticas del hospital Garrahan de Buenos Aires.

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maría guillén | buenos aires
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La aventura llevará a los niños del Hospital Garrahan, de Buenos Aires, a una mina abandonada, una cascada y un templo, entre otros lugares de la «ciudad perdida», hasta completar el mapa con el que guiarán a un extraterrestre a llegar a su cohete.

La iniciativa se denomina «Una aventura espacial» y está destinada a que descienda la cantidad de anestesias que se aplican a los niños para realizarles pruebas de resonancia.

«Lo que nos preocupaba era la ansiedad que genera en los pacientes ingresar al resonador», explica a Efe José Lipsich, coordinador del área de Diagnóstico por Imágenes del hospital. El especialista añade que los pacientes que entran sin anestesia a la prueba «a veces ingresan angustiados» y la resonancia «termina haciéndose con anestesia». El médico aseguró que decidieron «generar un ambiente distinto», pero no desde el aparato, sino «desde afuera», por lo que explicó que crearon este proyecto en el que se cuenta un «cuento» para que el paciente ingrese a la zona «entrando en una mina» y terminando «en un cohete espacial que es el resonador».

«Cada vez que se abre la puerta del resonador es ‘guau’, es la visión de los niños y de los padres», contó Lipsich, quien señaló que desde el hospital se atrevieron «a hacer algo diferente e innovador» que «va a dar muy buenos resultados».

Lipsich afirmó que así mejorará el confort del niño y de su familia, y que el objetivo final es «encontrar un ambiente» sin «paredes blancas» que ayude a disminuir el número de anestesias aplicadas a los pacientes.

Los niños entrarán a la «mina encantada» y se encontrarán con un enorme fósil de un dinosaurio que les dará la bienvenida a la «Sala de las gemas», en la que conseguirán unas piedras brillantes antes de cruzar el puente sobre la cascada que les llevará a la puerta.

Lo que los pacientes hallarán tras la puerta es el templo de la «ciudad perdida», en el que está estacionado el cohete espacial que transportará al alienígena a su planeta.

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