León en diez años. El cambio en la calle
El nuevo patrón de movilidad responde al triple cero: cero contaminación, cero siniestralidad y cero embotellamientos. L as calles recuperarán la doble dirección, las aceras para los peatones se ensancharán, pero sin bordillos, y los vehículos estarán en aparcamientos en vertical en las afueras de la ciudad. Se podrá llegar a hasta ellos en transporte colectivo. Es la electromovilidad
A la Nertra le corresponde un patrón de movilidad propio. Son acciones encadenadas. Le corresponde, exactamente, el Nuevo Patrón de Movilidad Tiple Cero Más. Cero contaminación, cero siniestralidad, cero embotellamiento y más renta disponible por habitante. Éste es un apartado al que, de continuo, se le presta muy poca atención. El aumento constante de los costes de movilidad exige por el foco en la necesidad imperiosa de reducirlos y rebajarlos drásticamente para mejorar la renta disponible.
El hombre pasa cada vez más tiempo en el coche con un aumento de los costes de movilidad, invierte cada vez más en mejores coches emprobreciéndose y, consecuentemente, es un tiempo que sustrae de otras actividades, personales o sociales. La Nertra enriquece, devuelve tiempo personal y ofrece mucha calidad de vida. La rescata.
Esto implica cambios y provocará que León, en tan sólo diez años, no sea igual a la ciudad que es hoy en día. Arthur Charles Clark, autor de 2001. Una Odisea en el Espacio , definió la órbita geoestacionaria que hoy se conoce como la órbita Clark y lo hizo diez años antes del lanzamiento del primer cohete espacial Spunitk. No se equivocó. Tampoco lo hizo Julio Verne, al anunciar los submarinos. Imaginar como será León dentro de diez años, sin duda es algo más sencillo. El estado del arte de las tecnologías permite aventurar cómo será su perfil. Las características compartidas, para todos los supuestos, de la nueva ciudad serán la electromovilidad, la ausencia de ruido, vibraciones y embotellamientos.
Desde una perspectiva funcional, también visual, se procederá al doblado íntegro del tamaño de las aceras, en toda la ciudad y a la desaparición de los coches aparcados. Con el ensanchamiento generalizado de las aceras, se procederá a la eliminación de barreras (los bordillos) y la utilización de mobiliario, vallas amables y setos y zonas verdes para separar espacios. En el periodo de transición se crearan en las afueras de la ciudad aparcamiento en vertical para la guarda de los vehículos. Estarán situados junto a un intercambiador de transporte colectivo para desplazarse hasta dicho lugar.
Las calles recuperarán, en casi todos los casos, excepto las muy estrechas, la doble dirección. El transporte colectivo, buses para diez personas, veinte y treinta, no tripulados, con un operador a bordo para atender al pasaje, darán servicio a todas las calles y a todos los pueblos de la provincia, en las cantidades que se requieran. Los taxi, para dos y tres personas, abundarán por la ciudad. El operador atenderá al pasaje y su diseño en poco se parecerá al actual.
La desinversión en coches particulares, permitirá invertir en servicios colectivos, con mejores prestaciones, mucha más comodidad y menores cantidades. Los usuarios invertirán en sus propias necesidades de movilidad. No habrá un operador único en la ciudad. Habrá tantos como los vecinos quieran. Y servirá para la ciudad y las distintas poblaciones. Se crearán modelos estandarizados para evaluar las necesidades de transporte y las inversiones a realizar. Más concesionarios, locales e incluso la tenencia en propiedad por parte de los vecinos de sus propias flotas.
A los ayuntamientos les corresponderá tecnificar las calles y a la Diputación, Junta de Castilla y León y Estado tecnificar sus propios viales y a todos organizar el tráfico. Los ayuntamientos tendrán en sus manos el nuevo planeamiento de la ciudad y las administraciones serán propietarias de dichos recursos y podrán subcontratar su instalación, gestión y gestión del centro de control a empresas dedicadas a dichas tareas.
Otro ejemplo del León del futuro serán los vehículos de reparto, que se parecerán mucho a contenedores rodantes, con formas muy singulares, dependiendo de la misión. Serán muy interactivos y con múltiples utilidades, básicamente de comunicación y automatización de todos los procesos relacionados con las mercancías. Las compras serán trasladadas en tiempo real a las casas del cliente por nuevos servicios de reparto. Los intercambiadores serán un nuevo escenario, tanto para las mercancías como para los viajeros.