Diario de León

domótica social.una sinfonía de sensores

la tecnología está presente en los 2.100 m2 de sedes que impulsa autismo león con 2,5 millones de euros para talleres y residencia. T odo está pensado para una convivencia segura y accesible. La tecnología forma un tándem con el diseño para controlar el nuevo Centro de Día y la vivienda para seis inquilinos con autismo. La clave: una sinfonía de sensores de temperatura, apertura de ventanas y puertas o uso de colchones que se manejan con móvil

El Centro de Día identifica por colores, dentro y fuera, las zonas de agua, comer, trabajar y administrativas. Está dotado con un patio de respiro acristalado que deja entrar el aire con control domótico. Las ventanas también disponen de sensores que aler

El Centro de Día identifica por colores, dentro y fuera, las zonas de agua, comer, trabajar y administrativas. Está dotado con un patio de respiro acristalado que deja entrar el aire con control domótico. Las ventanas también disponen de sensores que aler

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pilar infiesta | redacción
León

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Dicen que si se ignora al hombre, la arquitectura es innecesaria. Y los dos edificios que impulsa la Asociación Autismo León en una parcela de 5.000 metros cuadrados de La Lastra están concebidos desde su primera piedra como espacios al servicio de las personas con cierta complejidad sensorial y motriz. Tanto el Centro de Día, como la primera vivienda para personas autistas que se abrirá en León, tras una inversión cercana a los 2,5 millones, son completamente accesibles, armónicos, minimalistas y tecnológicos. La mano que lo ha hecho posible es la de Rogelio Geijo, que ha recurrido a la domótica para controlar el consumo eléctrico, la temperatura de la calefacción, la apertura de las ventanas y puertas, o si se produce cualquier emergencia por fuego. Todas esas situaciones generan alertas que ‘saltan’ en el móvil o en una tablet de las personas encargadas del buen funcionamiento de ambas instalaciones. Así, las nuevas tecnologías dan un paso más y, esta vez, se ponen del lado de las personas con trastornos del espectro autista, conocido como TEA, para que puedan vivir con cierta autonomía. «No queríamos cámaras de vigilancia, porque nos parece que irrumpen en la intimidad, pero sabemos que a las personas con autismo les cuesta trabajar por su seguridad y lo deben hacer los adultos. Por eso, recurrimos a sensores que generan un sistema de alertas para saber si las ventanas se abren por la noche, puede haber algún problema con fuego, exceso de frío o calor. Y lo sabemos de una forma cómoda y segura gracias a la tecnología», indica la gerenta de Autismo León, Ana López. La nueva vivienda, ideada en una sola planta se divide a la derecha, en zona de día (orientada al Sur para gozar de más luz), y zona de noche, a la izquierda (orientada al Norte). En la primera se ha planteado la cocina, la despensa y un doble salón con salida a un espacio al aire libre. En la segunda, el habitáculo de lavadora y secadora que servirá para desarrollar un taller sobre su uso; el botiquín; seis habitaciones (cada una con su color identificativo); dos baños y un solárium al Oeste desde el que se vislumbran los 2.500 metros cuadrados ajardinados del exterior. Paz y armonía. «Pasillos, baños, habitaciones... todo es amplio para evitar la sensación de agobio que, a veces, sienten las personas con autismo. Se han mimado los detalles. Por ejemplo, las manillas carecen de aristas, son redondeadas; a las zonas que no nos interesa que se fijen en ellas, como el armario del termostato y luces, o la sala de calderas del Centro de Día, se pintan del mismo color que la pared del pasillo para que no resalten», explica Geijo.

Las personas con autismo son pensadores visuales. Precisamente los colores son auténticas ‘flechas’ para ellos que les hacen comprender rápidamente cómo ubicarse. En la vivienda, por su carácter residencial, han recurrido a carpintería marrón y paredes beige. Los cabeceros de la cama y los paneles del armario de la ropa de cada habitación poseen un color distinto para que cada usuario sepa cuál es su dormitorio, mientras el azul marca el entorno de agua. En el Centro de Día, el naranja indica las salas donde se desarrollan los talleres; el verde, el área de alimentación, y el gris, los despachos. Una gama que se reproduce dentro y fuera del edificio para servir de orientación a quienes acudan.

Ambos edificios ya están construidos después de dos años de trabajos. Falta dotarlos de equipamiento. La idea de Autismo León es abrir en verano la vivienda como respiro de fin de semana para las familias, y en un futuro para personas con TEA que puedan así ser autosuficientes un cierto grado. Las habitaciones estarán equipadas con diferentes sistemas informáticos «para darles cierta independencia, pero siempre con nuestro apoyo y supervisión», afirma Ana López.

Esta experiencia se ayudará de las tablets (agendas) como cimiento base. «Tienen una serie de tareas diarias secuenciadas en esta herramienta y son ellos mismos los que irán marcando lo que van haciendo. Algunos poseen la agenda en papel, pero la intención es implementar esas tareas en el mundo digital», explica. Al tiempo que ellos interactúan con la tablet, los monitores reciben un mensaje. El hogar está concebido para que los jóvenes puedan salir del domicilio familiar y vivir con otros amigos. Los inquilinos posen grado 3 de dependencia, de ahí que vayan a estar acompañados de cuidadores. La tecnología «favorece su autonomía porque no tienen a una persona todo el tiempo preguntando ¿has hecho ésto?», aclara. El monitor les acompaña durante el día en sus labores como el transporte o la compra. Además, dispondrán de sistemas más concretos y novedosos como los que determinan la dificultad del sueño. Estas personas pueden sufrir problemas en el descanso diario. Para combatirlo, se instalarán en lo colchones unos dispositivos que miden e informan del tiempo que la persona está acostada en la cama descansando adecuadamente. También, unos detectores de si sufren algún tipo de crisis epiléptica para intervenir con gran celeridad. La ventaja es la simplicidad de uso de los sistemas, ya que todo se mide a través de las tablets. El Centro de Día posee una planta y un sótano de 900 metros cuadrados cada una y la vivienda se extiende en 330 metros cuadrados. Para evitar interacción con los radiadores, la calefacción es de suelo radiante, alimentada con energías renovables. En este caso, con biomasa que se almacena en tres grandes depósitos en la planta baja. En esa zona se abre una gran sala de teatro con camerino, una piscina con dos entradas y un gimnasio «que pensamos abrir a la sociedad para la organización de eventos y cursos, ya que es totalmente accesible», remarca López. La primera planta gira en torno a un patio acristalado que servirá de zona de respiro y permite visualizar todos los pasillos. La sala donde se impartirá el taller de agricultura está abierta al exterior para conectar con el futuro invernadero. La zona de recogida y lavado de platos es amplia para utilizarse como taller de ayudante de cocina, mientras el área de preparado de la comida servirá para un taller gastronómico de elaboración de bizcochos, bocadillos y platos. «Todo está orientado a su empleabilidad», afirma. El Centro posee una entrada aislada del resto de instalaciones para las familias que acudan a solicitar un diagnóstico de sus hijos para preservar su intimidad. Toda la construcción se adapta como una segunda piel a las necesidades de las personas con autismo.

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