Diario de León

NÚMEROS 1

El conocedor de las cuentas de las Carbajalas

Rafael Ceballos Roa es Premio Extraordinario de la ULE por su investigación del archivo del monasterio de las benedictinas de la Plaza del Grano de León

Rafel Ceballos Roa. DL

Rafel Ceballos Roa. DL

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Destila humor este premio extraordinario de la Universidad de León al que siempre le interesó el mundo de los libros y los documentos antiguos, que trabaja en una fundación, tiene una «vida laboral muy colorida», es un experto en el archivo de las Carbajalas, «ha ido mejorando con los años como estudiante» y aspira a «una buena Primitiva».

«El resto son bobadas», apostilla Rafael Ceballos Roa. Cuando se le pregunta por las dificultades que encuentra cada día, asegura con la misma retranca que «acertar seis números entre 49», y si la cuestión hace referencia a su planes de futuro, responde: «seguir echando primitivas». Hay que reírse, no queda más remedio.

Ceballos ha investigado los libros de cuentas del archivo del monasterio de las Carbajalas, en León.

«No fue una investigación de carácter historiográfico, sino archivístico. Tras el estudio de la documentación y análisis de las series documentales, se desgranó cómo era la administración del monasterio y cómo quedó plasmada en los documentos. La finalidad es el estudio del archivo monástico como institución dentro de la comunidad benedictina de las Carbajalas. No obstante, aunque el estudio histórico no es el objetivo principal, al examinar la documentación acabas aprendiendo mucho sobre el productor de los documentos, el monasterio», explica Rafael Ceballos, que además de premio extraordinario de la ULE, es diplomado en Biblioteconomía y Documentación, graduado en Información y Documentación y especialista universitario en Archivística, máster universitario en Cultura y Pensamiento Europeo. Ahora, prepara el doctorado y una investigación del archivo completo de las Carbajalas.

«Siempre me interesó el mundo de los libros y los documentos antiguos. Me parecía interesante poder acceder a la fuente de la historia, no sólo al manual. Tenía una visión idealizada, un poco de película, sobre la imagen del bibliotecario o del archivero. La pena es que cuando estás en el instituto desconoces lo que es la universidad. Yo tuve suerte porque un amigo me habló de la carrera de Biblioteconomía y Documentación. Una vez que descubrí las posibilidades que te ofrece esta disciplina, me fui centrando y especializando en lo que más me gusta: los archivos», cuenta.

La institución en la que trabaja, dice Ceballos, «es muy peculiar y gestionamos un patrimonio con unas características muy especiales. Con frecuencia tengo que recurrir a investigar en archivos de diferente índole, pero para uso doméstico».

Asegura que tiene «demasiadas» críticas que hacer el actual sistema, y ahí se queda. Ni una palabra más. Que ha tenido buenos maestros en todas las etapas educativas de su formación, «lo más reciente, en la ULE. Desgraciadamente alguno ha tenido que irse fuera de León, lo que considero una gran pérdida, por cierto», y que «fuera de lo académico muchas personas me han ayudado a crecer, pero de manera especial mi mujer y mi hija».

Recomienda «paciencia» a los estudiantes que entran ahora en la Universidad.

«Con veintipocos años todos tenemos ganas de empezar a trabajar, tener algo de dinero y sobretodo de independencia, de salir de casa. Pero luego la vida laboral es muy muy larga, quién sabe a que edad se podrán jubilar los que hoy tienen veinte años. Creo que lo correcto es dedicar esfuerzos a mejorar la formación, si se puede». Asegura que «la situación actual en España es muy complicada, especialmente para los que estudiamos Humanidades y Ciencias Sociales. Y si el panorama nacional no es demasiado halagüeño, el local o provincial, el leonés, lo encuentro desolador».

Tiene, dice, muchas aficiones. «Lo que más me gusta… mejor no lo cuento». Y sueña con esa Primitiva.

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